Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Como en el juego de toma todo o pierdes todo, así anda la dirigencia del PRI en el Estado de México rumbo a las elecciones de junio próximo.
Presuntamente está acordada la coalición Va por Edomex, formada por el tricolor junto con el PAN y el PRD. Sin embargo, llama poderosamente la atención que el partido del sol azteca haya recibido el registro como precandidato al gobierno estatal del diputado local Omar Ortega Álvarez, quien escuchó al dirigente nacional, Jesús Zambrano decir: “No se ha concluido nada todavía, nosotros estamos desde luego en la mejor disposición de que vayamos como resultado de un proceso democrático, abierto y transparente. Si vamos en coalición con la mejor candidatura, nosotros estamos de antemano poniendo esta posibilidad del compañero Omar Ortega, más allá incluso de lo que formalmente el PRD decida a nivel nacional. El plazo para una posible coalición se cierra el próximo sábado 14 y estaremos caminando de la mano de ellos»,
En octubre pasado, el PAN destapó a su galló: Enrique Vargas, quien en aquel tiempo declaró “Tenemos la tarea de construir una nueva ruta para México desde el Estado de México. La alianza va más allá de definir el rumbo del estado, en ella se sientan las bases de 2024. Está el país y el Estado de México por encima de cualquier plan, deseo o interés personal. Confío en que los dirigentes conformarán una alianza que tomará la mejor decisión”.
Por aquellas fechas, Dante Delgado anunció que Movimiento Ciudadano llevará de candidato a Juan Zepeda, quien en la pasada elección estatal fue una revelación por el 17 por ciento que obtuvo de los votos, después intentó ganar en Nezahualcóyotl, donde había sido alcalde y perdió. Sin embargo, Delgado lo mantiene como su carta para ganar la gubernatura.
El PRI ya hizo oficial la precandidatura de Alejandra del Moral e incluso designó a su rival dentro del partido, Ana Lilia Herrera, delegada general para impulsar a la preferida del gobernador Alfredo del Mazo.
La postura del PAN es clara y correspondió a Santiago Creel Miranda señalar que el PRI tiene mano para la candidatura. El PRD no se ha sumado. Será ¿hasta el sábado?
Justamente este fin de semana inicia Delfina Gómez la precampaña. La coordina Horacio Duarte con el respaldo del jefe político en Texcoco y que quiso y no puso ser, Higinio Martínez.
El PRI ¿quiere tomar todo? No ha quedado clara la posición de quién serpa, finalmente, el o la abanderada de la coalición.
Si bien los tres dirigentes nacionales: Alejandro Moreno Cárdenas, Marko Cortés y Jesús Zambrano habrá de ser quienes tomen la decisión en la coalición, lo cierto es que en las estatales no se muestra acuerdo pleno.
Si quienes tienen la responsabilidad de tomar la decisión de quien enfrentará a Gómez no entienden que en solitario no lograrán el triunfo no porque Delfina sea una gran candidata, sino por el respaldo presidencial y las enormes sumas de dinero con que cuenta para la campaña.
El presidente de la República tiene puesta la mira en el estado con mayor padrón electoral, poco más de 13 millones de ciudadanos registrados, porque estima que sería la fuente electoral que le daría los sufragios suficientes para que, la corcholata que decida y piense que lo sucederá, obtenga la victoria.
De ahí la importancia de que los dirigentes, que no líderes, de los partidos que forman la coalición, se pongan de acuerdo y arrojen toda la leña al asador con la esperanza de impedir la victoria de Morena.
El PAN tiene buen número de votos en el corredor alguna vez conocido como “azul” y el PRD todavía conserva apoyos en cuando menos los municipios de Nezahualcóyotl y Ecatepec, que le disputa el PRI con Eruviel Ávila, quien gobernó hace 15 años.
El PRI tiene control en más del 50 por ciento de los 125 municipios, aunque muchos de ellos son pequeños y la votación reducida.
El escenario no es favorable para el tricolor. Tendría, sin embargo, la fuerza suficiente para conservar la entidad –que nunca ha perdido- si los otros partidos finalmente aceptan las condiciones que, se afirma, trata de imponer.
El juego de perinola es traicionero. Como puede otorgar la bolsa, puede hacer lo contrario y empobrecer al jugador.
Qué será mejor; ¿tomar lo posible o quedarse sin nada?
Sócrates y Pitágoras sin duda tendrían la respuesta.
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