El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, buscó restablecer los vínculos con Iberoamérica en su primer día de gobierno, con una extensa ronda de reuniones bilaterales con varios líderes de la región.
Menos de 24 horas después de asumir el gobierno, el dirigente progresista mantuvo sendos encuentros con el rey de España, Felipe VI; los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; Bolivia, Luis Arce; Ecuador, Guillermo Lasso; Colombia, Gustavo Petro; Chile, Gabriel Boric, y Portugal, Marcelo Rebelo, entre otros.
“El presidente Lula es un líder regional que le va a dar un impulso a América Latina muy importante”, afirmó Fernández, quien le esperará con los “brazos abiertos” cuando viaje a Argentina el 23 de enero ensu primer viaje internacional.
Lula mandó así una fuerte señal de que, como cuando gobernó entre 2003 y 2010, la política exterior será uno de los ejes de su tercer mandato, después de cuatro años de “aislamiento” internacional con Jair Bolsonaro.
Ya había anticipado que quiere devolver a Brasil “al lugar del mundo que se merece”, como “protagonista” de foros internacionales, relegados a un segundo plano por el líder ultraderechista. Lula empezó su maratoniana jornada recibiendo a Felipe VI en el Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería, y donde se celebraron todas las reuniones.
Ambiciosa fue también la cita con Petro, con quien conversó sobre “un gran pacto para salvar” la Amazonía, “un cambio de la política antidrogas, un Brasil garante de la paz en Colombia y el estudio de la interconexion eléctrica de las Américas con fuentes de energías limpias”. Lula también recibió a representantes de Venezuela, Cuba y Perú, a líderes africanos y al vicepresidente chino, WangQishan.
En tanto, el izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL), una de las formaciones que apoyó la elección de Lula como presidente, presentó un recurso para que la Corte Suprema ordene el arresto del ahora exmandatario Jair Bolsonaro. El recurso ante el Supremo TribunalFederal (STF) presentado por los parlamentarios del PSOL acusa al líder ultraderechista de haber incentivado a sus seguidores a protagonizar actos violentos, como bloqueos de carreteras y ataques a edificios públicos y vehículos, en rechazo a la victoria electoral de Lula.
La petición fue realizada cuatro días después de que Bolsonaro abandonara el país sin participar en la investidura de su sucesor y se refugiara en Miami. Según la prensa, el ultraderechista abandonó Brasil por su temor de que, ya sin el fuero como mandatario, cualquier juez de primera instancia ordene su arresto en alguno de los diferentes procesos que hay abiertos en su contra.