POR LUCILA BARRIOS
MONTEVIDEO (Sputnik) — El año que termina presenció el regreso de la izquierda a Brasil y Chile, y su llegada por primera vez a Colombia. Pero los líderes progresistas de América Latina exhiben hoy un perfil diferente a los de aquellos que protagonizaron la primera década del siglo XXI.
Los presidentes Néstor Kirchner (Argentina, 2003-2007), Cristina Fernández de Kirchner (Argentina, 2007-2015), Luiz Inácio Lula Da Silva (Brasil, 2003-2010), Rafael Correa (Ecuador, 2007-2017) y Evo Morales (Bolivia, 2006-2019) se caracterizaban por un gran carisma, pero los nuevos líderes izquierdistas de la región optan por adoptar más bien un enfoque de ‘gestores’.
Así lo explicó a Sputnik el analista Sergio Pascual, del Consejo Ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag).
«A Dilma [Rousseff, Brasil, 2011-2016] no le tocó la misma tarea que a Lula. A Luis Arce [presidente de Bolivia] no le tocó lo mismo que a Evo Morales. A Alberto Fernández [presidente de Argentina] no le tocó la tarea que hicieron los Kirchner. Son perfiles con rasgos más de gestión que los que protagonizaron esa primera fase, que eran perfiles claramente carismáticos para una tarea diferente, que era de reconstrucción nacional», afirmó Pascual, quien fue el primer secretario del partido español Podemos (izquierda) y diputado.
Un líder carismático es capaz de mover grandes cantidades de ciudadanos porque fascina su forma de ser, tiene una capacidad especial para comunicarse y expresar sus ideas, sabe escuchar y utiliza la información para llegar a la sociedad con creatividad, definió el famoso sociólogo Max Weber.
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Por el otro lado, un líder gestor pone el foco de su mirada en las tareas administrativas y busca cumplir con las acciones que fueron puestas como objetivo, ya sea reducir impuestos, bajar la corrupción, etcétera. Es decir, mientras el líder carismático tiene como fortaleza su relación con la ciudadanía y los movimientos sociales, el otro tipo de dirigente se enfoca en cumplir objetivos de administración.
En los países en los que ya existieron gobiernos progresistas, como son el caso de Argentina, Bolivia y Brasil, los dirigentes que emergieron en estos nuevos tiempos no tuvieron que impulsar procesos de «reconstrucción nacional» como sí lo hicieron los líderes de principios del siglo XXI, explicó Pascual.
«Hace falta un liderazgo carismático para crear una nueva gestión y contrato social, pero quizás es más adecuado un gestor para poner en marcha normas. Es lógico que nos encontremos con transiciones de liderazgo», agregó.
Un líder carismático sirve para crear una nueva forma de gestión, un nuevo contrato social e impulsar a los movimientos sociales mientras que un líder gestor busca hacer cumplir los planes de gobierno y las normas cuando ya se tiene el respaldo de esas estructuras partidarias y sociales, indicó.
Ejemplos
Los presidentes Arce, Fernández y Gabriel Boric, de Chile, son ejemplos de líderes gestores, indicó Pascual.
«Los gestores no se pueden desapegar de su origen y vinculación con quienes construyeron los movimientos sociales y políticos que los llevaron al poder y por eso surgen fricciones. Ciertos liderazgos se autonomizan de sus predecesores», agregó.
Estas fricciones han surgido en Bolivia, entre Arce y Morales, así como también entre la rama que sigue a la expresidenta Cristina Fernández y el sector de Alberto Fernández en Argentina, afirmó.
«Gabriel Boric es un líder gestor que está teniendo problemas en el tema de la reforma de la Constitución, porque no es un dirigente que haya abanderado el proceso constituyente. De hecho, se desapegó de ese proceso y creo que eso tuvo cierta influencia sobre el resultado final», consideró Pascual.
El analista opinó que, en este caso, «Chile necesitaba un dirigente que hiciera más política con mayúscula y a lo mejor menos gestión».
En el plebiscito del 4 de septiembre, realizado en Chile, más de 7,8 millones de ciudadanos, o 62% de los votantes, se inclinaron por rechazar la propuesta de nueva carta magna redactada por la Convención Constitucional y solo 4,8 millones (38%) prefirieron adoptarla.
La propuesta progresista, feminista y ecológica, la que iba a ser la primera en el mundo en ser escrita por hombres y mujeres en paridad numérica, fracasó.
Una única ola
Al contrario de lo que piensan algunos analistas y dirigentes, Pascual consideró que no existen dos etapas progresistas, sino que el ciclo de la izquierda, que comenzó a principios de este siglo y se vio interrumpido por golpes de estado y persecución judiciales, volvió a ser retomado en este último año.
«En general hay una oleada progresista que viene desde el inicio del siglo y al que se incorporaron países que no habían agarrado esa ola, como son Chile, México [con Andrés Manuel López Obrador] y Colombia [con Gustavo Petro]. De modo que no son tanto una ola distinta sino la continuidad de una y la incorporación de actores nuevos a aquella corriente con particularidades propias del lugar, como es la incorporación feminista y ecologista que se vive de forma muy nítida en Colombia», agregó.
En Argentina, Bolivia y Brasil se ve mismo proceso con actores que tienen continuidad, pero hay nuevos dirigentes, más jóvenes, con perfil más de gestores que se han añadido, indicó.
El experto consideró que López Obrador y Petro sí son «líderes carismáticos» ya que surgen en países que no vivieron antes un gobierno progresista.
«Ellos llegaron con ‘retraso’. Serían equivalentes al primer Lula o a Nestor Kirchner. Las agendas políticas que ellos tienen por delante son todavía de la primera ola, como la pacificación o la reforma tributaria. Hay reformas de orden electoral, de organización del sistema eléctrico en el caso de México que se parecen mucho a las que hizo Evo Morales cuando nacionalizó el gas en Bolivia», agregó.
Inserción internacional
En el progresismo actual hay un «menor nivel de integración regional» y se apostó a una relación bilateral de cada país con las potencias; eso se debe a que han existido liderazgos más de gestión que carismáticos, indicó Pascual.
«Cuando uno se dedica a la gestión de los problemas internos, mira menos a la integración latinoamericana como un horizonte estratégico algo que es más propio de un dirigente de corte carismático, que hace política con mayúscula», agregó.
Recordó que el progresismo en un comienzo fue influenciado por «el fenómeno del liderazgo del [presidente venezolano Hugo] Chávez (1999-2013) de comandar la unidad del progresismo latinoamericano».
«Esto no sucede en este momento. Los procesos son más autónomos y hay una menor coordinación latinoamericana, pero ha surgido algunas particularidades novedosas como es el peso que está ejerciendo México, López Obrador se tomó muy enserio su papel de dirigente latinoamericano y está velando para que no se repitan momentos golpistas», agregó.
En el último año, México se destacó a nivel internacional por brindar asilo a distintos líderes latinoamericanos, como por ejemplo cuando le dio refugio a Morales durante el el golpe de Estado en Bolivia. Además, México brindó asilo a la familia del expresidente peruano Pedro Castillo (2021-2022).
Retos
Pascual consideró que uno de los desafíos del progresismo es avanzar en la integración latinoamericana, ya que es un «momento único» para que todos los gobiernos puedan entenderse a partir de unos mismos «códigos de referencia ideológica».
«El otro gran reto lo tienen los procesos políticos que vienen como segunda etapa: inventar una nueva hoja de ruta. Una vez que tu hayas conseguido que no haya hambre, que existan derechos políticos para indígenas, para sectores excluidos, te toca dar otro horizonte de construcción que ilusione con el proceso de cambio. El que mejor lo está interpretando es un dirigente que no ha estado desde el inicio del siglo, como es Gustavo Petro, con el tema feminista y ecologista», agregó Pascual.
En el último tiempo, distintos líderes latinoamericanos insisten en la importancia de fomentar la integración en la región.
Alberto Fernández, presidente de Argentina – Sputnik Mundo, 1920, 23.12.2022
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En noviembre, el excandidato presidencial ecuatoriano Andrés Arauz comentó a Sputnik que la izquierda latinoamericana tiene que aprovechar la victoria electoral de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil para avanzar en la integración regional ya que tiene poco más de un año para conseguir un progreso en este sentido.
En la misma sintonía, el canciller boliviano Rogelio Mayta comunicó a Sputnik a inicios de diciembre que América Latina debe defender sus intereses e impulsar la integración de la región para evitar influencias extranjeras ante la lucha que se está produciendo entre potencias mundiales.
Información: @Sputnik
© AFP 2022 / ANTONIO SCORZA