CIUDAD DEL VATICANO El Papa Francisco dirige la Navidad en la Basílica de San Pedro, el 24 de diciembre de 2021 en la Ciudad del Vaticano. La misa nocturna se programó antes, como parte de las regulaciones de Covid-19 para frenar las infecciones. En la Misa de la Noche de la Solemnidad de la Natividad del Señor, el Papa Francisco reflexionó sobre cómo Dios viene al mundo en la pequeñez, como un pequeño infante, acercándose a nosotros para tocar nuestro corazón. El Papa celebró la Misa en la Basílica de San Pedro con una congregación más pequeña presente en respeto a las reglas de salud y seguridad.
Por ello fue un diácono quien destapó la imagen del Niño a los pies del baldaquino de Bernini y la incensó, mientras niños procedentes de varias partes del mundo depositaron a su lado unas flores y en la plaza de San Pedro sonaron las campanas para anunciar el nacimiento de Jesús.
Ante las 7,000 personas que abarrotaron la basílica, mientras otras 3,000 esperaron fuera en la plaza, en una ceremonia emitida en Mundovisión, criticó que “después de muchas Navidades celebradas entre adornos y regalos, después de tanto consumismo que ha envuelto el misterio que celebramos (…) se ha olvidado su significado”.
El Papa leyó sentado su homilía y explico las tres palabras que dijo puede inspirar el pesebre: “la cercanía, la pobreza y lo concreto”.
Respecto a la cercanía, el Papa afirmó “que el pesebre sirve para llevar la comida cerca de la boca y consumirla más rápido” y que “puede así simbolizar un aspecto de la humanidad: la voracidad en el consumir”.
”Porque, mientras los animales en el establo consumen la comida, los hombres en el mundo, hambrientos de poder y de dinero, devoran de igual modo a sus vecinos, a sus hermanos” dijo Francisco que añadió: “¡Cuántas guerras! Y en tantos lugares, todavía hoy, la dignidad y la libertad se pisotean. Y las principales víctimas de la voracidad humana siempre son los frágiles, los débiles.
”En esta Navidad, como le sucedió a Jesús , una humanidad insaciable de dinero, poder y placer tampoco le hace sitio a los más pequeños, a tantos niños por nacer, a los pobres, a los olvidados. Pienso sobre todo en los niños devorados por las guerras, la pobreza y la injusticia”, lamentó.
Sobre la pobreza, el Papa aprovechó para recordar su invitación “a ser una Iglesia que adora a Jesús pobre y sirve a Jesús en los pobres”.
Y citó entonces las palabras del asesinado y proclamado santo arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero: “la Iglesia apoya y bendice los esfuerzos por transformar estas estructuras de injusticia y sólo pone una condición: que las transformaciones sociales, económicas y políticas redunden en verdadero beneficio de los pobres”.
“Cierto, no es fácil dejar la tibia calidez de la mundanidad para abrazar la belleza agreste de la gruta de Belén, pero recordemos que no es verdaderamente Navidad sin los pobres. Sin ellos se festeja la Navidad, pero no la de Jesús. Hermanos, hermanas, en Navidad, Dios es pobre. ¡Que renazca la caridad!”, instó el Papa.
Por otro lado, el pontífice pidió “una fe concreta, hecha de adoración y de caridad, no de palabrería y exterioridad”.
“No dejemos pasar esta Navidad sin hacer algo de bueno. Ya que es su fiesta, su cumpleaños, hagámosle a Él regalos que le agraden. En Navidad Dios es concreto, en su nombre hagamos renacer un poco de esperanza a quien la ha perdido”, dijo el pontífice argentino.
El Papa volverá mañana a asomarse al balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro del Vaticano, igual que cuando fue elegido Papa en 2013, para leer su mensaje de Navidad e impartir la tradicional bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo).