Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Leer que algunos congresistas peruanos piden declarar non grato al presidente mexicano y sorprenderse con el Twitter publicado por Ernesto Bustamante, miembro de Fuerza Popular y expresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, quien pide a la presidenta romper relaciones con México y puntualizar: Qué espera (…) para romper relaciones diplomáticas con el Gobierno de México y mandar a rodar a ese imbécil senil AMLO» (sic), es para suponer que no forman parta del “pueblo bueno y sabio”.
Claro, allá se cuecen las habas de otra manera.
Y mientras en Lima buscan resolver la crisis política, desde el púlpito guinda en Palacio Nacional, emerge la declaración: “Me llamó mucho la atención el caso del Perú, el primer mensaje hablando de que se estaba alterando la legalidad en ese país fue de la Embajada de Estados Unidos en Perú. Eso ya no debe de aplicarse como política. Tiene que haber respeto a la soberanía de los países, a la independencia de cada país”.
Enseguida, omitiendo lo que se dice de él, habría añadido: hay que terminar con las prácticas como el bloqueo comercial a Cuba. “¿Qué peligro hay de que podamos tener una relación de respeto? ¿Qué peligro significa Cuba para Estados Unidos? ¿Qué peligro significa Venezuela para Estados Unidos? ¿Qué peligro significa Colombia para Estados Unidos? Nada, eso tiene que ver con otras épocas”.
Después de sus críticas por, se presume, el injerencismo estadounidense en la “vida interna de Perú”, confirmó que acabar con las viejas prácticas impuestas por el vecino del norte, planteará al presidente Biden como tercer punto de la reunión de la Cumbre de América del Norte, “… el respeto a la soberanía de los países, que ya no se mantenga la política de principios del siglo XIX de que se intervenga en las decisiones de los pueblos, de los países que son libres, que son independientes, que son soberanos…nos debemos de dar un trato de aliados”.
Desde el confort de su nuevo hábitat, el huésped temporal de Palacio Nacional cree que puede predicar con el mal ejemplo.
Si alguien se mete en los asuntos de otros países, es el mexicano. ¿Acaso no se negó a reconocer el triunfo de Joe Biden?… ¿no mantiene su estrecha admiración por Donald Trump?… ¿no es amigo personal de Miguel Díaz-Clavel? … ¿acaso no se pronunció cuando Lula obtuvo la victoria en la primera vuelta sin esperar el resultado de la segunda?… ¿no pausó la relación con Perú y declaró que Pedro Castillo sigue siendo el presidente?… ¿no se pronunció por el respeto a la democracia?
Si alguien interviene en asuntos internos de otros países es el que hoy habita en el virreinal inmueble en donde la pobreza no existe ni en las pinturas que se ubican en todos y cada uno de los salones.
¿Cómo se llamará su exposición ante Biden?
Es predecible. No le dirá nada y solamente será su versión que, por fortuna, podremos cotejarla con la versión que ofrezca el Departamento de Estado a través de la embajada en México.
No, le digo, sus palabras se ajustan a la perfección a las que dijo el comal a la olla.
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