Bob Dylan, Filosofía de la canción moderna, Ed. Anagrama, Barcelona, España, 2022. 352 páginas
Las historias son simples. Las conocemos todas. Chico conoce a chica. Chico pierde a chica. Chico roba un pedazo de pan. Chico es abatido en la plaza del pueblo. Chica mata a la esposa del chico. Chico se hace mayor buscando al asesino de su padre. Chica se casa con chico. Chico le pega fuego al pueblo.
Bob Dylan
Bob Dylan es un tipo extremadamente raro, capaz de dar un concierto en Estocolmo y no asistir a la ceremonia en que le entregarían el premio Nobel de Literatura. Se puede pensar que la concesión del Premio Nobel de Literatura, que se le otorgó en 2016, le ha espoleado a escribir, pero llevaba haciéndolo desde joven, en esa senda de heredero de Homero a la que le dedicó su discurso en la Academia sueca.
Filosofía de la canción moderna, se llama su nuevo libro. En realidad, en esta colección de 66 ensayos breves sobre otras tantas piezas musicales hay muy poca filosofía, pues es un intento de desentrañar el misterio de por qué hay canciones capaces de trascender el tiempo. Tampoco hay canciones modernas: de los 66 títulos elegidos, solo dos fueron compuestos en este siglo. Es un libro terriblemente norteamericano, sólo cuatro son foráneas: Pump it up, de Elvis Costello, London calling, de The Clash, My Generation de los Who y Volare, de Domenico Modugno. El libro está muy lejos de dar lo que promete su título, está claro. ¿Qué es lo sobresaliente, entonces, de este libro? Pues que nos permite adentrarnos en la mente de un genio, de alguien que conoce cómo diablos se arma una canción o se escribe un poema. Dylan intenta explicarlo todo, incluso desde un punto de vista compositivo. Entonces nos cuenta como una palabra mal puesta o una sílaba de menos puede estropear la letra de una canción. No le importa meter el dedo en la llaga de los pareados fáciles, todo ello contado de una forma que para quienes nos gusta la música lo hace interesante.
Dylan analiza lo que llama la trampa de las rimas fáciles y desglosa la forma en que una sola sílaba puede malograr una canción. Se aprenden muchas cosas que un simple aficionado desconoce, aparte de hacer curiosas asociaciones: el bluegrass como origen del heavy metal, por ejemplo. Casi nos atrevemos a decir que es más bien un libro de crítica musical, pero escrito con la ventaja de quien pisa el escenario. Una crítica libre que a veces dispara con bala y otras nos hace sonreír. Dylan en estado puro, pues. Estos ensayos, son misteriosos y volubles, agudos y profundos, y aunque claramente van sobre música, en realidad son meditaciones y reflexiones sobre la condición humana.
Dylan no se anda por las ramas. No trata de agitar banderas o arrojar bombas, le basta con mirar por encima del hombro al resto de la sociedad mientras se coloca la guitarra y la armónica. Tiene unas reflexiones agudas, bastantes observaciones irónicas, muchos apuntes históricos, símiles rocambolescos y epigramas eternos.
Filosofía de la canción moderna brinda una extraña pero fascinante inmersión en el mundo dylaniano, ese paisaje de oscuridad impenetrable, iluminado fugazmente por ráfagas de escritura de brillo cegador e inquietante. Que lo disfruten.
