La Falta de Goles y la Corrupción

SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS

Como otros estudiosos de la realidad nacional, el presidente López Obrador ha insistido de años atrás, que el fenómeno de la corrupción en todos los órdenes de la vida mexicana ha terminado por afectar en su esencia el buen desarrollo de problemáticas como el tema del trabajo asalariado, el aumento inmoderado de la alta burocracia en el país, la totalidad de los partidos políticos -incluido el suyo- y en objetos muy específicos como la cadena productiva del aguacate, la refinación de hidrocarburos y un nada despreciable etcétera.

En cuanto al tema del fútbol, después de la genuina victoria pírrica frente a Arabia Saudita y la consecuente eliminación de la Selección Mexicana del mundial de Qatar, el tema de la corrupción en el fútbol mexicano ha vuelto a aparecer. Al finalizar el partido, el estupor y enojo fueron las primeras reacciones, luego siguieron las críticas subidas de tono y más adelante, en las múltiples e innecesarias mesas de análisis futbolístico, comenzaron a aflorar los señalamientos puntuales acerca de las razones que llevaron a la derrota mexicana.

La primera causa es la falta de goles que caracterizó al juego de la selección mexicana, no solamente en el actual mundial sino en el proceso clasificatorio. ¿Por qué los jugadores mexicanos meten pocos goles? Porque al interior de toda la organización y clubes que componen el fútbol mexicano se ha privilegiado la importación de jugadores extranjeros, principalmente sudamericanos y en particular argentinos, quienes en la posición de delanteros son los que mayoritariamente meten los goles en nuestros chafas campeonatos semestrales. Sí han existido buenos jugadores mexicanos que meten goles, y solamente mencionaría a Hugo Sánchez, pero la realidad de las últimas dos décadas es que con las modificaciones que permiten cada vez más extranjeros en los equipos, no solamente se cierran las puertas a los nacionales, sino y hay que repetirlo, también se cierra la escuela para que jugadores mexicanos aprendan y se conviertan en genuinos metegoles, además de subrayar una verdad de perogrullo: los partidos se ganan metiendo goles. Así de sencillo y complejo para la realidad mexicana. Vamos a lo más complicado y a los oscuros intereses que permean en el fútbol mexicano.

En toma y daca con periodista de Fox Sports, Carmen Aristegui reprodujo un programa de televisión, de hace doce años, donde José Ramón Fernández le exigía a Emilio Azcárraga Jean se saliera del trabajo cotidiano en el fútbol mexicano y se dedicara a aumentar sus otros negocios. Lo anterior viene a colación porque en este día posterior a la eliminación mexicana, se ha declarado que los empresarios que manejan el fútbol y son dueños de los equipos mexicanos, son ellos mismos quienes de origen deben corregir los abusos que han convertido al fútbol mexicano en un deporte que tiene 7 de calificación. Son ellos, los dueños de los equipos, de las casas de apuestas, los que patrocinan “mesas de análisis”, los que imponen ciertos entrenadores sobre otros, los que manejan la división de selecciones nacionales, los que palomean unos jugadores por encima de otros, en fin, los que han impuesto la forma semestral de los torneos mexicanos, repetimos son ellos, quienes a partir de un accionar corruptor ha provocado que el fútbol mexicano vaya de mal a peor, lo que contrasta con las millonarias contrataciones de ciertos jugadores que se importan o se exportan a determinados clubes europeos, menos de los Estados Unidos.    

¿Todo lo anterior es desconocido para el público aficionado? Definitivamente no, porque el joven llanero, aunque bueno, sabe que sus posibilidades son muy pocas de entrar a los equipos de la primera división; porque los comentaristas de radio y televisión que tratan a diario con los intereses que manejan el fútbol mexicano no les sorprende el accionar de aquellos; porque los dueños de clubes y sus gerentes se cubren a sí mismos. Sí debe existir un compromiso con la afición mexicana, porque no solamente genera cantidades millonarias gracias a su loable apoyo futbolístico, sino porque dicho deporte es del gusto nacional.

Así como les pedimos seriedad y calidad a quien organiza un concierto de rock en el Auditorio Nacional o en el Foro Sol, las mismas características deben exigírsele a los que manejan el fútbol en México. Ojalá cambien sus procedimientos, pero tampoco es el fin del mundo; se puede vivir sin el fútbol profesional, el deporte de las patadas va más allá.   

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