*Agresiva Respuesta y Confrontación Enviada Desde Palacio Nacional
*Las Manifestaciones Traen Consigo Profundo Malestar Contra del Gobierno
*Contrarrestar una Marcha con Otra DE Ninguna Manera Empata el Marcador
*Pero sí se Profundizan las Heridas y se Ahonda la Crisis Política en Tiempos Difíciles
*Curioso que un Gobernante Mande Llamar a un Desfile en su Apoyo,
*También que le Ponga Cuotas de Asistencia a sus Incondicionales y Correligionarios
*Y Además, que Salga a la Calle Como el Gran Caudillo… la Figura Mítica
ALEJANDRO ZAPATA PEROGORDO
El desencanto en relación a la actual administración de la 4T, se vio reflejado ante la participación de una gran cantidad de personas en la marcha convocada, el pasado 13 de noviembre. Los primeros sorprendidos con la asistencia fueron los propios organizadores que no esperaban los numerosos ríos de gentes que se dieron cita en más de cincuenta ciudades del país.
Si bien, la causa consistió en la defensa del INE en contra de la embestida presidencial para socavarlo, podemos decir que esa jugada fue exitosa al desestimarse, por la presión social, la iniciativa de reforma, lo que orilló al titular del ejecutivo a reaccionar, cambiando sus intenciones, anunciando un plan B, pues ante la imposibilidad de cambiar la Constitución, va por la legislación electoral.
Lo cierto es que, en el fondo, esas manifestaciones también traen consigo un profundo malestar en contra del gobierno. Es evidente que el mensaje colectivo fue captado en toda su dimensión por el Presidente quien, como de costumbre, se afana en aferrarse a sus ideas, sin escuchar a nadie, con obcecada actitud responde de manera agresiva y se confronta.
Así se le vino a la cabeza el contrarrestar una marcha con otra, pues al percatarse de un evento ciudadano multitudinario, sintió la necesidad de hacer lo propio, demostrar fuerza y apoyo, optando por llamar a sus simpatizantes y, con ello, cree empatar el marcador.
En realidad, con esas acciones se profundizan las heridas, se ahonda la crisis política en tiempos difíciles, la polémica sube de tono, no está dispuesto a soltar la calle, tampoco la campaña y mucho menos los controles.
Un hecho notorio es la utilización de recursos públicos para mantener su movimiento, buena parte de sus estructuras se hacen descansar en el clientelismo, aspecto que aprovecha para inducir a las masas a una lucha de clases amedrentando a las clases medias.
Es curioso que un gobernante mande llamar a un desfile en su apoyo, a la par, que le ponga cuotas de asistencia a sus incondicionales y correligionarios, que salga a la calle como el gran caudillo; la figura mítica.
A la vez, resulta incomprensible que algunos de sus compañeros de lucha que se vestían de demócratas, lo sigan, dejando de lado sus convicciones. Solamente puede explicarse esa actitud, al considerar que han permutado sus ideales por conservar su cercanía con el poder, desplegando una conducta incongruente.
El objetivo del desfile oficial encabezado por el Presidente, aunque en la narrativa se dice que es para conmemorar el aniversario del movimiento, a nadie engañan, desde un inició fue claro y contundente: el propósito consiste en minimizar a la sociedad civil que se manifestó, acallar su voz y aplacar su ánimo democrático.
Sin embargo, con esas actitudes revanchistas únicamente se exhiben como intolerantes, temerosos, reaccionarios y preocupados de verse acorralados por el poder ciudadano.