A la Vuelta de la Esquina
IVÁN RUIZ FLORES
En México siempre habrá un Plutarco, listo para confrontarse con la Iglesia mayoritaria o para impulsar la fórmula de enfrentamiento entre integrantes de las distintas creencias.
Hoy, a imagen y semejanza de lo que se lanza desde el Zócalo (aseguran algunos), hay quienes pretenden encender los ánimos, amarrar navajas entre creyentes, feligresías, fieles, devotos, adeptos y seguidores de las diversas religiones. Juegan con fuego.
¿Quién pretende incendiar la pradera religiosa en México? Hay de todo, desde criminales hasta políticos y también buscapleitos. De ocurrir, sería algo similar a una “Guerra Cristera”, que tan sólo en tres años dejó más de 250,000 muertos. ¿O bien, buscan algo parecido a una “Guerra de Reforma”? Sí, con un Benito (presuntamente redivivo) de pacotilla, contra la Iglesia Católica.
Ello, porque existe la pretensión de acabar con las tradiciones de los mexicanos católicos: los nacimientos en sitios públicos, y los festejos en general, por ejemplo, las fiestas decembrinas cuando se celebra el arribo del Niño Jesús al mundo. ¿Adiós a las luces y los festejos de fin de año en el Zócalo d la Ciudad de México y en las entidades? Se pagan con dinero del erario.
El asunto surge como parte de un juicio interpuesto en Yucatán para acabar con los nacimientos en la vía pública, sobre lo cual el ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá señalaba la potestad del Ayuntamiento del municipio de Chocholá para instalar insignias que hacen alusión a ciertas concepciones religiosas en espacios públicos transgrede, en perjuicio del quejoso, el principio constitucional y antropocéntrico del Estado laico.
Ante ello la Conferencia del Episcopado Mexicano envió una carta a la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la cual en nueve puntos expone argumentos en contra de los mencionados señalamientos.
Y precisa: “Libertad religiosa, con su expresión individual y social, sí. No al laicismo, que busca la Ausencia o ‘Neutralidad’ religiosa en la vida pública de nuestros pueblos”.
Resalta la Declaración Universal de los Derechos Humanos, específicamente su artículo 18 que precisa:
“Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.
Ante ello el asunto se quedó archivado en la Corte.
Bien. No necesitamos más confrontaciones.
¿NO ENTENDIMOS
LAS LECCIONES?
Con todo este asunto pareciera que no entendimos las lecciones que nos dejaron los resultados de cada confrontación entre fieles y políticos. ¿Qué necesidad?
Porque en la República Mexicana hay de todo, aunque de acuerdo al censo de 2020 suman más de 126 millones de personas que practican alguna rama del catolicismo y alrededor de 97.8 millones de habitantes declararon ser específicamente católicos, cifra que lleva a nuestro país a considerarse como el segundo con mayor porcentaje de católicos en el mundo.
Entre las entidades de la nación con tal creencia, sobresale el Estado de México por su elevada cifra de personas que profesan la religión católica: más de13 millones. Le siguen Jalisco (con más de 7 millones), la Ciudad de México y Veracruz (más de 6 millones cada una); Guanajuato y Puebla (más de 5 millones cada una); Nuevo León y Michoacán (más de 4 millones cada una), Oaxaca (más de 3 millones), Chiapas, Guerrero, Chihuahua, Baja California, Hidalgo, San Luís Potosí, Tamaulipas, Sinaloa, Coahuila, Sonora y Guerrero (más de 2 millones cada una); Yucatán, Durango, Zacatecas, Tabasco, Morelos, Aguascalientes, Tlaxcala, Nayarit y Quintana Roo (más de un millón cada una); Colima (más de 600,000); y Baja California Sur y Campeche (más de 500 mil, cada una).
El total hasta hace dos años era de más de 90 millones de católicos, mientras que con religión distinta sumaban más de 16 millones y sin religión, más de 9 millones.
Sin embargo, su proporción ha ido en descenso, ya que para el mismo periodo ha registrado 99.1% y 88% respectivamente. Igual tendencia se advierte en todas las entidades del país con un variado descenso porcentual.
Los cambios más significativos se registran en las entidades de Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo.
LOS OTROS TAMBIEN
MERECEN RESPETO
Respeto para todos, es lo fundamental. No se pueden cambiar las costumbres de un pueblo, un estado, una nación por no pagar tres pesos del erario para dar felicidad a cientos, miles o millones. También se puede establecer una cuota para ello.
Aseguran los estudiosos del tema que la población diferente a la católica asciende (o ascendía) a 6,466,522 personas.
Asimismo, quienes profesan la religión protestante evangélica son 4.4 millones. Además, las religiones con mayor proporción son: los pentecostales que representan el 1.6 por ciento de este grupo y se ubican fundamentalmente en los municipios de Riva Palacio, en Chihuahua; Zongozotla, en Puebla; en Santiago Texcalcingo y San Juan Bautista Tlacoatzintepec y en total ocho municipios de Oaxaca y en Tumbalá, Chiapas.
Suma la población pentecostal 1.4 millones; en el municipio de San Juan Bautista Tlacoatzintepec, Oaxaca, mientras que en Tabasco los municipios con una mayor cifra son: Centro y Cárdenas, con 16 mil personas que la profesan.
Dicen, también, que la población perteneciente a la iglesia de la Luz del Mundo, tiene el mayor volumen de integrantes en Guadalajara, Tonalá y Zapopan en el Estado de Jalisco.
También aseguran que existe gran presencia de población indígena que practica las religiones pentecostales en el Noroeste del país. Ejemplifican con el pueblo Seri, porque de cada 100 hablantes de esta lengua, 64 profesan esa religión. También los cucapás, cuya cuarta parte de los que hablan esa lengua declararon ser pentecostales.
En fin, la confrontación entre iglesias y religiones nunca ha sido sana. Se ha traducido en guerras, en muertes, en sufrimiento.
¿Qué es lo que se pretende? ¿Parecernos a Irlanda del Norte? ¿Llevar a cabo una guerra como la de los Balcanes o los conflictos del Cáucaso, de Osetia, o de Nagorno?
En fin, no resulta nada sano, seguir el ejemplo, que nos envían diariamente desde la máxima tribuna de la nación una persona amarra navajas, un tipo beligerante, “cisañozo”, cretino y en síntesis: ¡majadero!
De ahí que en diciembre la reflexión cante villancicos; la sensatez pida posada; la prudencia extienda el pesebre y la alegría sea el aguinaldo.