ALFREDO MEJÍA MONTOYA
La indisciplina, el abuso al gasto sin objetivos y la falta de estrategias en materia de política fiscal, conducen a la economía nacional a una grave crisis presupuestal. Las necesidades intrínsecas de una política fiscal primordialmente debe ser recaudatoria y dicha recaudación deberá provenir esencialmente de las contribuciones que pagan periódicamente los contribuyentes, por ello la vigilancia y control sobre el universo de estos no es tarea fácil, sobre todo en épocas de gran inflación y una recesión a la vuelta de la esquina, donde los capitales mantienen un nivel sostenido el estancamiento, por lo que la tarea de gobierno federal será larga y sinuosa.
Sobre todo si consideramos a la inflación estructural, significando que est´s, ya no es una inflación importada sino interna, debido al despilfarro del presupuesto que impacta seriamente en la recuperación económica, principalmente por el gasto en la infraestructura del AIFA, RO y TM, que aún no son sustentables ni lo serán a corto ni mediano plazo, esto es, no hay recuperación de la inversión, al contrario se sigue gastando en su operación y mantenimiento, sustentabilidad que en el AIFA llegará en su caso, si continúa en servicio hasta el 2026-2028 siendo más complicado si no existe infraestructura para arribar al aeródromo; la RO ni siquiera está concluida pese a su inauguración y el TM tardará para su conclusión y más para el inicio de operaciones.
Otra causa de la inflación en México es el excesivo consumo derivado de los programas sociales del ejecutivo federal, donde el exceso de masa monetaria sin infraestructura ni inversión, generan consumo e incide en la inflación subyacente relativa a productos en alimentos del sector primario y más en los procesados. Dicho gasto social es un factor más para que la problemática derive en mayor perjuicio que beneficio, al no tener ese gasto soporte estructural no generando tampoco valor agregado de ninguna especie, esto es, empleo, sueldos y salarios, movimiento en las cadenas de valor de bienes y servicios, etc.
Dentro de los objetivos de una política fiscal sana, está direccionar las metas económicas y activar su proceso en los plazos cortos, medianos y largos en que se hayan proyectado, así como influir en la consecución de atraer inversiones o capitales a actividades prioritarias para alentar el desarrollo económico y eliminar o disminuir las que no beneficien directamente a la sociedad, por ende, una tarea trascendental es evitar la fuga de capitales, motivando su inversión dentro del país en sectores de mayor espectro que beneficie a la comunidad social por entero, a los followers del partido oficialista o a los otros.
En ese contexto, no podemos referirnos a política fiscal cuando un gasto público se pretende financiar con recursos provenientes del crédito nacional o internacional o préstamos, o bien, con anticipos de Tesorería, sino que debe ser financiable con recursos puramente tributarios, primordialmente provenientes de las contribuciones.
El objetivo primordial de una política fiscal es la obtención de ingresos tributarios y no tributarios, para satisfacer el gasto público, distribuir equitativamente la riqueza, combatir la inflación y por ende estabilizar la moneda.
El inquilino de palacio y su gabinete, parecen que no se les da esa política y estamos entrando en un laberinto del cual será difícil de salir en corto o mediano plazo, generalizando la problemática exógena de cualquier estrategia.
El presupuesto de egresos programado para el ejercicio fiscal 2023, está elaborado de tal forma que continúan los recortes a diversas Secretarías de Estado, a diversos órganos autónomos, motivo por el cual en los ejercicios anteriores era idéntico, con la famosa reducción del 75% del presupuesto a dichas entidades, reducciones que no generan valor agregado ni crean infraestructura, provocando un subejercicio inadecuado para una economía neoliberal que venía pujando hacia adelante, sin embargo, a raíz de la necesidad de López obrador de captar más electores a su favor, modifica medularmente la capacidad de crear infraestructura a diversos plazos, sobre todo al cortoplacismo, y mientras la economía se paraliza y deja de avanzar se estanca para efectos del PIB.
La recaudación en México ha sido gravemente dañada por el avance potencial ante la displicencia del gobierno federal de no controlar a la delincuencia organizada (DO), ya que las extorsiones, derechos de piso, derechos de paso, la violencia en contra de la iniciativa privada en sus construcciones, en sus transportes, provocan una mayor baja recaudación por concepto de las actividades propias empresariales de los particulares, y en cuanto a las construcciones, mercancías, productos o commodities que enajenan, así como, el transporte dañado o incendiado, los costos financieros y la deducción total de dichas pérdidas erosiona gravemente la base tributaria para efectos del pago de los impuestos.
Es por ello, que la versión de López Obrador de que se han roto récords en materia recaudatoria es falsa, como todo lo que se dice en las matinales, pretendiendo engañar y mintiendo a sus followers, que aún le tienen credibilidad, y ya no tanto, dicen los rumores en los pasillos de palacio, por ello el enojo y desesperación del inquilino.
Derivado de lo anterior, la Federación percibirá ingresos en cantidad estimada en millones de pesos por 8,299,647.8 según el capítulo I, De los Ingresos y el Endeudamiento Público de la Ley de Ingresos de la Federación para el ejercicio fiscal de 2023.
Asimismo, solicitó autorizar al ejecutivo federal por conducto de la SHCP un monto de endeudamiento interno neto hasta por 1 billón 170,000 millones de pesos mediante contratos y ejercer créditos empréstitos u otras formas del ejercicio del crédito público, incluso mediante la emisión de valores. En el mismo orden se solicitó contratar y ejercer en el exterior créditos, empréstitos y otras formas del ejercicio del crédito público, incluso mediante la emisión de valores, para el financiamiento, así como para canjear o refinanciar obligaciones del sector público federal, a efecto de obtener un monto de endeudamiento neto externo de hasta 5,500 millones de dólares ($ 110,000’000,000. X 20.).
La política de financiamiento para 2023, considera 1) privilegiar el endeudamiento interno, de largo plazo y a tasa fija; 2) utilizar estratégica y complementariamente el crédito externo cuando las condiciones en los mercados internacionales sean favorables …; 3) ejecutar estrategias de cobertura para reducir la exposición y volatilidad del portafolio de deuda; 4) realizar operaciones de manejo de pasivos que permitan mejorar el perfil de vencimiento de la deuda, … entre otras. Y serán utilizados al máximo en el ejercicio fiscal 2023 las estrategias 1) y 2).
Provocando un escaso margen de maniobra en el gasto presupuestado. Lo que, si será trascendente y grave en exceso, es que, si estos endeudamientos autorizados son utilizados en los programas sociales prioritarios de López obrador, será un ejercicio fiscal perdido y será un motivo adicional para el control de la inflación.
El exceso de gasto del presidente Andrés Manuel López Obrador ha orillado al país a una política fiscal expansiva, que significa un aumento en el gasto en bienes y servicios; aumento de transferencias; reducción de los impuestos, que deberá ser mediante la combinación de 3 mecanismos o por lo menos 2. Lo que significa estar dentro de la política neoliberal. El aumento de gasto deberá darse en una plena redistribución de la riqueza con infraestructura; las transferencias (subsidios) en materia de hidrocarburos es una de ellas y; la reducción de impuestos se proyecta en el no incremento en términos reales y la no modificación a leyes tributarias.
¡El panorama no es halagador, mucho menos para un gabinete que no tiene voz ni voto y la capacidad de quien decide no llena las expectativas para lograr una economía que beneficie al sector social en todo su contexto!
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