Los Privilegios del Poder
VERÓNICA V. GONZÁLEZ Y ARNOLDO PIÑÓN
La ratificación de Hugo Alfredo Alonso Ortiz como secretario general de la sección 1 “Limpia y transportes” del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México (SUTGCDMX), generó una movilización que mostró un liderazgo consolidado como hace años no surgía.
Las movilizaciones se llevaron a cabo en los campamentos de limpia y transportes de las 16 alcaldías de la Ciudad, por lo que no causó ninguna molestia a la ciudadanía, una forma novedosa, pues tampoco afectó la recolección de basura en la Ciudad.
Alonso Ortiz fue candidato único al liderazgo de casi 14 mil 500 trabajadores, luego que quien se perfilaba como su contendiente -al que ya ha derrotado en otras ocasiones-, Julio Miranda Valeriano, optó por no registrarse con el pretexto que le robaron las firmas de apoyo. Dejó ver que vio venir una apabullante derrota y decidió hacerse a un lado.
Las elecciones debían realizarse el viernes 28 de octubre. La convocatoria al proceso, establecía que en caso de sólo un candidato, se llevaría a cabo una asamblea extraordinaria, lo que así ocurrió.
Con esa ratificación para un periodo de cuatro años, Alonso Ortiz confirmó que el ejercicio en el liderazgo lo ha fortalecido. Las movilizaciones, por su número -sólo en la alcaldía Iztapalapa se estima que acudieron unos ocho mil trabajadores-, confirmaron que tiene prácticamente el apoyo unánime de los afiliados a su sección.
No es la primera ocasión que el líder de los trabajadores de limpia de la Ciudad de México muestra la cercanía que tiene con los trabajadores. En enero de 2020, durante las primeras elecciones democráticas por la dirigencia del SUTGCDMX -las que ganó por 4 votos a 1 frente Armando Bautista-, realizó concentraciones también masivas.
Esas elecciones no fueron reconocidas por el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje por cuestiones políticas, aun cuando con ello violentó la legalidad. Esas prácticas atentan contra la cacaraqueada democratización sindical impulsada por el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, han sido una constante en ese órgano jurisdiccional en la presidencia del magistrado Plácido Humberto Morales Vázquez.
Después que en septiembre del año pasado se realizaron nuevas elecciones en el SUTGCDMX y que encaramaron a Aarón Ortega en la presidencia, un juzgado de distrito negó los amparos promovidos por cuatro secretarios generales seccionales -identificados con el grupo de Juan Ayala Rivero, que formalmente encabeza César Piña Rodríguez-, que sirvieron de argumento al TFCyA del magistrado Morales Vázquez para no reconocer el triunfo de Alonso Ortiz.
El secretario general de la sección más numerosa del SUTGCDMX, encabeza el grupo de dirigentes seccionales que agremian al mayor número de trabajadores del sindicato del gobierno de la Ciudad.
Pese a haber escalado las posiciones más importantes del sindicalismo, Alonso Ortiz no ha olvidado su origen humilde -fue peón y barrendero en calles de la Alcaldía Coyoacán, donde está adscrita su plaza-. Todos los días se levanta a las cuatro de la mañana para una hora más tarde encabezar reuniones con sus compañeros en alguno de los campamentos.
En 1983 ingresó a trabajar al gobierno de la ciudad -durante un año fue voluntario-, después de la drástica disminución en la venta en un establecimiento de caldos de pollo -propiedad de su padrino- en La Merced, consecuencia de la apertura de la Central de Abastos, su papá lo ingresó al Gobierno del Distrito Federal, en donde ayudaba con los ingresos económicos de la familia.
La madre de Alonso Ortiz había sufrido una embolia. Debió dejar de lado para siempre su sueño de ser arquitecto: además de lavar y poner a cocer las gallinas, hacer sopes, picar cebolla y meserear, a las cuatro de la mañana, debía abrir el establecimiento. Era todavía un niño, de entre 14 y 15 años.
La venta de caldos -negocio que todavía ofrece servicio- era exitoso: se consumían unas 100 gallinas diariamente, y los sábados entre 120 y 130.
El padrino, se negó a comprar una bodega en la naciente Central de Abastos, porque creía firmemente que La Merced, nunca se acabaría. No previó una disminución en la venta tan drástica que el consumo se redujo a unas 10 gallinas al día. El sueldo del futuro dirigente de los trabajadores de limpia del país, era de 10 pesos por jornada.
En el área de limpia y transportes de la Alcaldía Coyoacán fue peón con Ángel Aguilar Romero “El monín” -en la concentración que este lunes realizaron en el campamento “Elencastre” en la Alcaldía Miguel Hidalgo, estuvo para brindarle su apoyo-. Cuando los choferes no lo escogían, salía con su carrito a barrer calles.
Como todos los barrenderos llevaban, recuerda cada vez que es necesario, llevaba un trapito amarrado al carrito con el que limpiaba la fruta en buenas condiciones que desechaban en los mercados.
Los peones fueron enviados a campamentos al ser implementado un programa de descentralización. Alonso Ortiz quedó en el Azteca.
El 16 de agosto de 1989, Alonso Ortiz fue basificado.
El secretario general de la sección era Pedro López Miranda. En la gestión de Raúl Quintana Bautista, dos años después, se incorporó en la actividad sindical. Su primera misión fue acarrear banderas y mantas para las concentraciones de los trabajadores.
Dos décadas después, fue postulado al liderazgo de la sección más numerosa del sindicato más importante de la ciudad. Enfrento al secretario general de la sección, Horacio Santiago, quien aspiraba a la reelección.
La planilla que lo postulaba era la amarilla. Sólo que sus adversarios se registraron con ese color, por lo que optó por el azul -el de su equipo de fútbol favorito, CruzAzul- de la planilla fue reclamado por sus contendientes: “nadie es perfecto”, justificó, en una reunión en una de las últimas concentraciones masivas que encabezo.
En su gestión como secretario general Alonso Ortiz, logró la estabilidad de 10 mil trabajadores de nómina 8, dos niveles escalafonarios a los trabajadores de más antigüedad, aumento a 10 mil pesos por 25 años de servicio y el pago de una canasta básica mensual.
El líder de los trabajadores de la basura de la vital del país, parece tener las cualidades para llenar el hueco generado en el debilitamiento de lo que en un tiempo fue el movimiento obrero del país. Sus antecedentes parecen confirmarlo.