Y Brilla la Frase Presidencial de Control  de Daños: “La Guacamaya se Volvió Zopilote”   

*Desde Palacio Nacional Redobla y Personaliza 

Ataques Contra Medios y Periodistas

*Lo Mismo Prensa Escrita Diaria que Semanal; Televisoras, Radiodifusoras y Redes Sociales

*Pero, Fundamentalmente a Reforma, El Universal, Proceso, El Financiero…

*Desmiente a Rivapalacio, Loret de Mola, López Dóriga, Casar, Dreser, Zuckerman, Krauze y Rocha 

*Ello, Aunque la Publicación sea con Sustento Documental y Declarantes de Carne y Hueso 

*Tampoco Importa que se Trate de Estudios Realizados por Organizaciones Internacionales

*Los Medios no Fabricaron los Archivos de la Sedena, Pero Pagan las Consecuencias del Ridículo

*AMLO no ha Logrado Acallar las Críticas, Frenar Informaciones y Censurar a la Prensa

JESÚS MICHEL NARVÁEZ

Asediados y descalificados, los medios de comunicación han sufrido el peor embate de un gobierno en las últimas décadas. Es tema cotidiano. El presidente siempre tiene a quien culpar de sus fracasos y errores. Nunca acepta la crítica y, por el contrario, asedia y acecha a cada medio que no le es afín a su proyecto político. Desde sus campañas, en las que fue derrotado dos de tres ocasiones, se quejó de la “poca cobertura” que se les daba a sus mensajes, discursos y declaraciones.

Hoy cobra venganza pretendiendo desmentir todas y cada una de las informaciones publicadas en los medios, lo mismo prensa escrita diaria que semanal; igual en las televisoras y radiodifusoras y hasta en las redes sociales.

El embate es feroz. De lo que la prensa escrita publica con sustento documental y declarantes de carne y hueso, de estudios realizados por organizaciones internacionales o de la sociedad civil y no le favorecen, arremete y personaliza sus ataques que, desde su óptica matinal, son temas armados por quienes quieren dañar a su gobierno.

A raíz del hackeo a los archivos cibernéticos de la Secretaría de la Defensa Nacional que desveló el grupo Guacamayas, han expuesto desde la precaria salud -no se le puede calificar de otra manera- de quien gobierna México hasta la asignación de contratos a empresas fantasma y que los medios, con trabajo de revisión, encuentran en cada documento situaciones que, han cimbrado las estructuras político-administrativas. 

Los medios no fabricaron los archivos de la Sedena. Son documentos elaborados por la inteligencia militar que cuenta con todos los recursos para espiar a los adversarios y a los que pueden poner en riesgo la estabilidad de la nación. Los comunicadores tampoco redactan las informaciones con el hígado. Lo hacen con el cerebro y con el análisis.

Para el presidente Andrés Manuel López los medios están vendidos a los conservadores y representan a los enemigos de la transformación porque, tiene pruebas, dice, de que así actúan.

Si una información se refiere a la riqueza de sus hijos, se irrita y la desmiente. Sale al paso con aquello de que al único hijo que protege es a Jesús “porque es menor de edad”. De los otros, afirma, no mete las manos. Sin embargo, dos de ellos tienen empleo gubernamental y cuentan con empresas cuyos costos de instalación son elevados. 

En su cotidiano trajín, muestra que todo le resbala “porque tengo la conciencia limpia” y el “apoyo del pueblo bueno y sabio”. En cuatro años de gobierno, ha dividido a los mexicanos como nunca en la historia de México. Ya superó a Juárez que, con su lucha anticlerical, enfrentó a quienes profesaban en aquel entonces el catolicismo. Ya dejó atrás a Luis Echeverría, quien rompió con los “fifís”, criticó a los medios por sus secciones de sociales y reclamó las productivas tierras de los latifundistas para convertirlas en páramos. Superó con creces el número de homicidios dolosos cometidos en los dos sexenios anteriores. Aunque la pandemia de Covid-19, desdeñada desde el principio fue responsable en gran parte de la crisis económica, la coadyuvancia presidencial terminó por avivarla y colocar al país en el peor de los escenarios posibles. Los expertos opinan que la recuperación económica no llegará en este sexenio y quizá, como afirma Luis Foncerrada Pascal a Misión Política, cierre el 2024 con un crecimiento del 1 por ciento ¡en los seis años!

DE GUACAMAYA

A ZOPILOTE

Centrada la información de todos los medios privados en los contenidos de los documentos hackeados, que cobró credibilidad 24 horas después de desvelarse el primero, por la aceptación pública de que el presidente está enfermo y la admisión, en su mañanera, detallando lo que padece, el trabajo de encontrar asuntos que tengan relación con el desempeño no solamente de las fuerzas armadas sino de todo el gobierno, se ha expuesto la mala política en seguridad, la pésima planeación de las obras llamadas insignia, la existencia de actividades ajenas a las fuerzas castrenses, corrupción entre mandos militares, mexos con el crimen organizado y el narcotráfico, entre otras.

Conocido el evento, el presidente anunció que se darían a conocer todos los detalles del hackeo.

Sin embargo, con el paso de las semanas la posición cambió. El pasado miércoles, el presidente impidió que el general secretario respondiera preguntas sobre el tema.

Con el control de daños a todo vapor, el presidente afirmó: “están utilizando cualquier información, ya la guacamaya se volvió zopilote. Si van a echar a andar un escándalo que tenga sustento”. (Hasta ahora ninguna de las publicaciones ha sido desmentida. Incluso, algunas de ellas han sido reconocidas).

Según el titular del Ejecutivo federal “las filtraciones son un rotundo fracaso”.

Se lanzó contra la prensa y recriminó la publicación de los documentos que buscan que su gobierno fracase y a costa de guerra sucia desacreditar cualquier acción en contra de la corrupción y eliminación de privilegios.

“Pues es que quisieran que les ayudáramos a hacer el caldo gordo tratando el tema, que fue un rotundo fracaso, en general. ¿Cómo lo anunció Loret de Mola? casi el derrumbe de nuestro gobierno.

“Imagínense cuántos estrategas, asesores , expertos, y salió ‘puje’, les dejo de tarea lo que significa, quisieran que siguiéramos hablando de eso, no, ya que le busquen otro, eso no funcionó. Porque la mañanera pues es un diálogo circular, de comunicación, hay muy buen nivel, no tiene que ver con la calumnia, no tiene que ver con la guerra sucia”, explicó.

Los zopilotes, aves carroñeras, huelen en donde la carne está podrida y desde las alturas pueden mirar lo que en el piso se encuentra. Si a eso se refirió el presidente, los Guacamayos son zopilotes.

Porque hallaron más de lo que se esperaba. Toda la información clasificada en la que aparecen nombres de militares de alto y medio rangos, involucrados en acciones presuntamente ilegales.

Y los medios todos, incluidos los afines, aunque con tamices notorios, han hurgado en los documentos y encontrado diversos temas que difícilmente se hubieran oxigenado de manera voluntaria por parte del gobierno.

MAÑANERAS CON LAS

DESCALIFICACIONES

“Denunciar” a los periodistas que “mienten” y sirven a los intereses de los conservadores, es tema cotidiano en las llamadas mañaneras que, dice el presidente, son un diálogo circular de muy buen nivel.

Sin embargo, Reforma, El Universal, Proceso, El Financiero, principalmente, son objeto de diatribas, acusaciones y desmentidos sin prueba alguna.

A Reforma lo califica de un pasquín amarillista. A El Universal le resta credibilidad y aprovecha cualquier momento para cuestionar lo que en sus páginas aparece. A Proceso lo coloca en el nivel de crítica superficial y a El Financiero le reclama que la “nota, la nota, la nota, es que el peso no se ha devaluado”.

Entre los periodistas, son motivo de desmentido Raymundo Rivapalacio, Carlos Loret de Mola, Joaquín López Dóriga, Amparo Casar, Dennise Dreser, Leo Zuckerman, Enrique Krauze y hasta Ricardo Rocha, su amigo personal.

Al inicio de su gestión, el vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas, exhibió una lista de “periodistas chayoteros” que alcanzo a medio sector, entre ellos el que esto escribe.

Acusó de haber recibido contratos de hasta sumar 250 millones de pesos en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Ignoró que los contratos fueron respaldados por la propaganda difundida y que para el otorgamiento se tuvieron que otorgar fianzas. Ninguna de las asignaciones fue ilegal.

Calumnió y mintió.

Desde entonces los medios y los periodistas han estado en la mira y cada miércoles existe un segmento en el show matinal que se denomina ¿Quién es quién en las mentiras de la semana?, que conduce la diputada plurinominal suplente de Morena en Puebla, Ana Elizabeth García Vilchis.

La irritación presidencial se acelera cuando la prensa -en general- publica informaciones basadas en documentos oficiales o en declaraciones de quienes los poseen. Le molestan las “filtraciones” y más no descubrir quien las lleva a cabo. Ese no es el problema de los medios ni de los periodistas. La obligación profesional es difundir lo que sí es noticia. Lo que le interesa a la gente. La que lee periódicos, revistas, portales. Es un auditorio no controlado por el “diálogo circular de las mañaneras”.

EL FUTURO DE LA

PRESA, EN RIESGO

Diarios, revistas y estaciones de radio están en riesgo. La sobrevivencia ha llevado a las empresas privadas a despedir personal. Quizá como nunca el mundo de los reporteros, editorialistas, columnistas, analistas y fotógrafos se ha reducido y amenaza con explotar.

La política de “ahorcar” a los medios a través de la reducción e incluso suspensión de propaganda pagada mientras los insumos y los salarios val al alza, ha orillado a diversas empresas a deshacerse de sus activos que son apetitosos para aquellos que tienen “buenas relaciones con el gobierno”.

Resisten los corporativos. Sus dimensiones en materia de televisión, de radio y de prensa escrita, les permiten superar en lo posible la falta de propaganda y en las más de las veces la sustituyen con publicidad comercial.

Aunque la presión ejercida rebasa todos los límites conocidos, el presidente López Obrador no ha logrado su propósito: acallar las críticas, detener las informaciones, censurar a la prensa.

Ahora, con los documentos, millones de ellos, hackeados, hay material para informar a la ciudadanía de la forma en que se gobierna.

Los medios privados, no los concesionados, ejercen su libertad sin cortapisa y le llevan a los lectores lo que quieren saber. Su apuesta es clara: resistir para defender la libertad de expresión y frenar la intentona de la censura y el cierre de medios como ocurre en Nicaragua, Venezuela, Cuba.

Después de septiembre 30 de 2024, el país, la conducta política, está obligado a cambiar.

 

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