Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Indigestarse y no ingerir el líquido blanco con aluminio para reducir el malestar, nada nuevo deja.
En las elecciones de 2021, la Ciudad de México se pinto de aliancista y los morenistas fueron echados a la calle.
Diríase que las clases alta y media de la capital reaccionó a los malos resultados que han ofrecido los gobiernos, federal y local. Y en muchos casos, también rechazó el actuar de gobernadores como en los casos de Puebla, Veracruz, Morelos, Chihuahua, entre otros.
Afirmar que quienes desde las oposiciones que gobiernan 9 de las 15 alcaldías no tienen proyecto, no tienen ideología y solamente se dedican a estar en contra del presidente de la República, es hablar sin sustento. “Esta es una ciudad de derechos no de derecha”, es politiquería, como sostiene, cuando no tiene respuestas, el huésped temporal del virreinal Palacio.
Si reflexionar el voto y evaluar las acciones del gobierno nos convierte en conservadores, ¡vaya cantidad que existe en el país de derechosos!
La mandataria capitalina se refirió al nuevo llamado del empresario Claudio X. González para crear el nuevo frente opositor en contra de la Cuarta Transformación y dijo que el grupo conservador cada vez se hace más conservador.
La contraparte sería que los de Morena son cada vez más arbitrarios, más maniqueístas, más
Incomprensivos con quienes no se suman a la “unidad de la cuatroté”.
Una nación democrática se sustenta en su pluralidad y libertades. La uniformidad no tiene cabida. Es en con los gobiernos autócratas y dictatoriales en donde hay unanimidad: todos deben alabar al “señor (o señora)”.
Si ahora que es corcholata -creación de su jefe- y a apenas medio gobierna la Ciudad de México y ya descalifica y agrede a los que nos pensamos como ella y su jefe, hay que imaginar qué no haría para “enderezarnos”, someternos y convertirnos en millones de zombis.
Creer a pie juntillas que solamente los que gobiernan tienen derecho a opinar, muestra la incongruencia con lo que dicen en los discursos y que se dirigen a mostrar el “poder de sus firmas” por el prurito de haber ganado en 2018.
Equivocarse es de humanos, ciertamente, pero los de ahora que no son igual a los de antes, no lo son en realidad. Forman parte de una secta.
Y en ella no se permite pensar. Se ordena qué hacer, cómo hacerlo y quien no está con ella está en su contra.
¡Acabáramos!
La jefa de gobierno no digiere aún que los ciudadanos le quitaron el poder en 9 alcaldías en la que quienes las gobernaron de 2018 a 2021 no supieron o no quisieron escuchar a los ciudadanos. Y se conjuntó la soberbia con las malas acciones que, por supuesto, no se reconocen.
Son tan malos los gobiernos de Morena, empezando por YSQ que son incapaces de crear nuevos espacios y viven echándole la culpa a los antes, porque no son iguales (son peores) ante sus fracasos generalizados.
Baste decir que en materias como salud -el pésimo manejo de la pandemia-, seguridad, creación de empleos, crecimiento económico ¡el peor en dos décadas!, educación con tres secretarios al frente sin que ninguno haya siquiera igualado a los mediocres que los antecedieron; las relaciones diplomáticas con un manejo errado por desconocimiento y la falta de apoyo al campo, son parte de la descomposición nacional y no por culpa de los conservadores.
Sin el T-MEC y las remesas, que ya comenzaron a reducirse, México estaría en la quiebra total.
¿De qué presume doña Claudia?
El T-MEC no es obra de este gobierno. Las remesas aumentaron por la falta de oportunidades.
Sí, los neoliberales, los conservadores, no saltaron la corrupción, chocaron con ella y aprendieron a disfrutarla. Y hoy vivimos un déjà vu.
Por eso cuando se ríen YSQ y la doctora siempre viene a la mente el poema de Mario Benedetti: De qué se ríe señor ministro.
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