Las Pensiones Frente al Envejecimiento de la Población

Los Privilegios del Poder

VERÓNICA V. GONZÁLEZ Y ARNOLDO PIÑÓN

El envejecimiento de la población ocurre rápidamente en todo el mundo. Este fenómeno demográfico será un fuerte desafío para todas las economías. Habrá más demanda de servicios de salud pública por enfermedades asociadas con la vejez, también aumentará la demanda de pensiones.

México no es la excepción. Estimaciones de la Organización de Naciones Unidas indican que nuestro país experimentará un crecimiento acelerado de la población mayor de 65 años.

En tres décadas, dicho sector, pasará de 8 a 19 por ciento de la población total y hacia el 2070 se alcanzará el mayor envejecimiento en nuestro país.

Actualmente en el mundo existen dos regímenes de pensiones: reparto y cuentas individuales.

El impacto que causarán, en los próximos años, las pensiones de reparto han llevado a los organismos internacionales a lanzar un SOS para alertar sobre esta situación, toda vez que ante el incremento del envejecimiento de la población existe la reducción en la tasa de natalidad.

El sistema de reparto es el que rige el sistema público de pensiones.  Los trabajadores en activo son los que sostienen las prestaciones de los pensionados, es decir los empleados en activo financian las pensiones y demás prestaciones de los que ya se han retirado laboralmente.

En varios países del mundo existe aún este sistema junto con el de cuentas individuales. En el caso de México subsisten más de mil sistemas, modelos o esquemas de pensiones diferentes que engloban pensiones a cargo de organismos públicos e instituciones federales, así como pensiones a cargo de los estados, de los municipios y de universidades e instituciones de educación superior, sobresaliendo en su gran mayoría aquellos constituidos en esquemas de reparto, e acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) en México

En los sistemas de pensiones de reparto las cotizaciones de los trabajadores activos se utilizan para pagar las pensiones de los jubilados actuales, por lo que su funcionamiento dependerá estrechamente de cuántas personas en edad de trabajar existen por cada persona en edad de jubilación, es decir, de la tasa de dependencia de la vejez.

El creciente envejecimiento de los mexicanos y la reducción en la tasa de nacimientos. generará una caída en el monto de las pensiones. El impacto de la demografía afectaría el sistema de reparto, pues habría menos recursos, por lo que será necesario asegurar la fuente de financiamiento, el gobierno no genera dinero propio, esto lo obtiene por recaudación de impuestos.

Esta situación no es exclusiva de México, la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP) ha alertado sobre los efectos que tendrán los cambios demográficos en el pago de las pensiones de reparto.

De acuerdo con el organismo, el envejecimiento creciente de la población y la disminución en el número de nacimientos presionara las finanzas de todos los gobiernos.

En 1950, los sistemas de reparto podían pagar pensiones sin mayores problemas con tasas de cotización cercanas al 15 por ciento, esto a los trabajadores en activo se les descontaba solo el 15 por ciento de sus salarios, mientras que en Latinoamérica dichas tasas eran cercanas al seis por ciento.

En 23 años la situación cambiará totalmente. Para 2050, en Europa se necesitarán en promedio una tasa de cotización de 42 por ciento, mientras que en Latinoamérica en promedio será 25 por ciento, en el caso concreto de Costa Rica, El Salvador, México, Chile y Uruguay se necesitarían descontar a los trabajadores en activo el 60 por ciento de su sueldo para pagar las pensiones de los jubilados.

Sin embargo, estas elevadas tasas de cotización no pueden ser alcanzadas en la realidad y si así lo fuera elevaría enormemente la evasión e informalidad exacerbando los problemas de financiamiento de los sistemas de pensiones.

Cabe recordar que actualmente en nuestro país el 58 por ciento de la economía se encuentra en el sector informal, mismo que no paga impuestos.

Ante esta situación, el organismo internacional considera que los países con sistema de reparto deben recurrir a otros mecanismos, como el aumento de la edad de jubilación o la disminución de los beneficios para hacer frente a esta situación.

De esta forma, es necesario sustituir los sistemas de reparto total o parcialmente por sistemas de ahorro individual o incorporar mecanismos de ahorro individual voluntario progresivamente para darles sostenibilidad.

La situación es especialmente preocupante para Latinoamérica, donde el envejecimiento será tan acelerado que ésta llegará a ser junto a Europa la región más longeva en el 2100. Además, los elevados niveles de informalidad profundizan los problemas financieros de los sistemas de reparto y/o de los sistemas de pensiones no contributivos.

Información de la Secretaría de Hacienda, Presupuesto de Egresos Federal, indica que el gasto público destinado al pago de pensiones ascendió a 12.5 por ciento. De este total 97 por ciento fue para las pensiones de los sistemas públicos de reparto.

Para el presente año el gobierno federal estimó  el gasto en pensiones por un monto 823 mil 179.5 millones de pesos, alrededor del 75 por ciento del presupuesto total, en 2017 dicho gasto representó el 12.5 por ciento del presupuesto.

Expertos en materia de pensiones estiman que el pasivo de las pensiones en México oscilará entre el 120% – 150% del PIB y que estaremos pagándolo por varias décadas

 

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