Feminismo e Islam

Waleed Saleh, Feminismo e Islam. Una Ecuación Imposible, Editorial El Paseo. Madrid, España. 168, páginas, 2022

DAVID MARKLIMO

No ha sido muy comentado en la prensa, pero hace unas semanas, en Irán, mataron a una joven por no llevar “correctamente” el hijab -esa especie de velo que debe cubrir la cabeza de toda mujer según la ley islámica-. A partir de ahí, las manifestaciones de grupos de mujeres han incendiado las calles del país. La violencia no ha parado de crecer: el presidente iraní comenzó a restringir Internet.

Dadas las revueltas, las acciones del gobierno iraní terminaron con otra joven muerta hace un par de días. Los derechos de la mujer están, pues, es el mero centro de las revueltas. 

Así que no hay un libro más exacto para entender lo que sucede que Feminismo e islam. Una ecuación imposible, de Waleed Saleh, autor de origen iraquí y consagrado al estudio del islam político. Ampliemos un poquito la mirada: la mujer en las tres religiones monoteístas es considerada inferior al hombre. El Antiguo Testamento así la vio, la Biblia siguió esta tradición y el islam heredó buena parte de esas consideraciones. La diferencia entre el cristianismo y el islam, en cuanto a la mujer se refiere, es que el cristianismo ha dejado en gran medida en la actualidad las enseñanzas bíblicas que limitan los derechos y las libertades de las mujeres. En cambio, en las sociedades musulmanas su discriminación se manifiesta en las costumbres sociales, en las leyes, en los códigos de la familia y en otros muchos ámbitos. Sucede lo mismo en los sectores ortodoxos de las sociedades de religión judía.

Sin embargo, hay una serie de planteamientos que sostienen que el feminismo es factible dentro del islam se basa en una fuerte mezcla de componentes —desde el relativismo cultural al anticolonialismo— y, sobre todo, en la idea de que no existe un único islam sino muchos. Pero este postulado no resiste mucho la evidencia: en lo referente a la mujer, esta dinámica ha dibujado una trayectoria repleta, al fin y al cabo, de radicales prejuicios frente a su categoría como ser humano igual al varón. Hay muchos ejemplos desde la siempre presente polémica del velo ( hoy, por ejemplo, un tema central en las elecciones francesas) hasta las mayores vejaciones y crímenes por razones de obediencia de género. En ese sentido, y por muchas y razonables críticas que pudieran hacerse a un pensamiento occidentalizado o de origen colonialista, el islam sigue siendo único: el del Corán, el del Profeta, el de las Escuelas Jurídicas, el de los ayatolas, el de los códigos de la familia y el de la historia que ciega a la mujer, la recluye, la reprime y la margina.

Por ello, resulta inviable hoy en día postular un verdadero feminismo desde una representación política mediada por el Corán y su exégesis. De ahí viene la imposibilidad de casar el islam y el pensamiento feminista. En este ensayo, se presenta un análisis histórico y actual de la situación de la mujer en el islam y concluye que este sintagma resulta una ecuación, no ya sin resultado, sino de imposible planteamiento. Se plantean una serie de preguntas importantes: ¿cómo librarse del yugo de una tradición establecida por el discurso religioso que asfixia a todos, hombres y mujeres por igual, aunque los primeros tuvieran el poder? ¿Cómo independizarse de un Dios al que se había privado de espíritu y se había convertido, con el paso de los siglos, en un meticuloso escribano de lamentables prohibiciones? La respuesta tiene que ver con el estudio del sistema político. Los sistemas políticos en la mayoría de los países árabes y de mayoría musulmana hacen que tanto hombre como mujeres sufran por la falta de libertades, de derechos y de igualdad en las oportunidades. Pero lo cierto es que la mujer sufre más por ser víctima de algunos valores religiosos y sociales que se traducen en forma de trato en el hogar o en la calle, en las leyes y los estatutos personales. El poder de la religión representada por sus guardianes tiene mil y una forma para controlar a la sociedad, explotarla emocional, económica, política y socialmente. Por lo tanto, para liberarse del yugo de todas estas fuerzas solo queda la lucha generalizada y prolongada para conseguir el cambio deseado.

Feminismo e islam. Una ecuación imposible supone una aportación valiosa para los estudios de género y también sobre las religiones. A fin de cuentas, resume magistralmente todas las injusticias que el islam depara a las mujeres e intenta explicar que el siglo XXI no parece moverse siempre a la misma velocidad en las distintas regiones del mundo. 

 

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