NIDIA MARIN
¿Quiere usted un bolillo relleno de chicharrón, aderezado con pico de gallo y limón? Disfrútelo, se acaba de comer una deliciosa guacamaya, tan sabrosa como la que paladeamos la semana pasada en México, tras la exposición y consecuente desnudo de las barbaridades que se pueden realizar sin pudor alguno desde la cúpula del poder.
Los documentos exhibidos, por lo pronto, pintan de cuerpo entero a un mandatario exento de salud y haciendo trisas a México en este el ocaso de su vida.
Y más allá del ridículo, el ejemplo de lo sucedido en México y en otras naciones exhibe que el top secret en América Latina y en el mundo ya valió, mientras las carcajadas guacamayosas retumban en todo el Continente.
Hay una lección: no te metas con las ligas mayores, porque te ponchan. Sí, los hackers se encargan de que quienes se sienten dioses hagan el ridículo.
Más…¿quieren conocer a las guacamayas? Depende de cuáles contestarán ustedes con toda razón. Sí, porque hay una variedad…pero, sobresale la roja escarlata con amarillo, patas oscuras, plumas de la cola azules, mandíbula inferior negra y… todo un dechado de virtudes entre las cuales está ¡desde luego! hackear gobiernos chafones.
Pero “Ara Macao Cyanoptera” y “Ara Macao Macao”, sus nombres científicos, para las dos especies, de nuestra América, la primera abarca… (palabra con minúscula no hay que confundir con el Abarca de Ayotzinapa) buena parte del Continente, ya que abunda desde el sur y sureste mexicanos hasta el Matto Grosso en Brasil, (a’i les hablan Lula y Bolssonaro) y la segunda, que se ubica específicamente en América del Sur.
Dice Eduardo Íñigo Elías, un científico, que estas aves ponen dos o tres huevos por temporada. Ciertamente, los pollos-muñequitos viven con sus papás varios meses y después, como adolescentes y jóvenes hacen de las suyas. Un ejemplo es lo ocurrido en los archivos electrónicos de la Sedena.
Y, por cierto, esta especie forma parte de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), debido a la reducción drástica de su distribución, la alta deforestación del bosque tropical perennifolio y el fuerte impacto de las actividades humanas de captura para el comercio. Bueno, eso dice el gobierno mexicano.
Lo que no informa, es de qué tamaño ha resultado el picotazo realizado por las guacamayas hackeadoras, aunque en Rolling Stone (la revista), los reporteros aseguran que exhibieron las confrontaciones entre la Marina y el Ejército, así como los contratos existentes para destruir, muy a gusto del mandamás, la selva, vía el Tren Maya.
Por cierto, la acción se denominó “Operación Fuerzas Represivas”.
Pasados unos días, aunque hay algunos que culpan del hackeo a la DEA y otras agencias, se afirma que lo ocurrido no es novedad alguna, porque en otras ocasiones los guacamayos también hicieron de las suyas en: Chile, Colombia, Perú y El Salvador.
(Allá en el país que gobierna Gabriel Boric, tras la exhibición realizada en los medios de comunicación, renunció el general Guillermo Paiva).
Y es que, por cierto, los de Rolling afirman que una organización (Distributed Denial of Secrets) ya publicó en su sitio web la información liberada. Ojo, periodistas e investigadores, deben realizar solicitud previa.
Mientras tanto, las guacamayas reales, esto es las aves de México ¡qué raro! suman 24 especies y subespecies de psitácidos de las cuales 7 son endémicas del país. Todas las especies, excepto dos, se encuentran en alguna categoría de riesgo, de acuerdo a la SEMARNAT de 2001. Son 13 especies en peligro de extinción, 5 amenazadas y 4 en protección especial.
Por cierto, a nivel internacional, 20 especies están amenazadas y en la lista roja. Además, por nuestras tierras aztecas, varios militares también están en el filo de la navaja, aunque sea culpa de quien no toma en cuenta que el mundo avanza… sin él.
Por acá ya dijeron que mejor no le mueven más al caldero y que desde Palacio Nacional no se demandará a los guacamayos hackeadores.
Y es que en la cúpula gubernamental se vive en el antepasado… del siglo XX, mientras los archivos y son electrónicos.
La archivística pues ha cambiado.
“Las necesidades informativas y el derecho al libre acceso han creado el campo del Derecho y ha dado lugar a un nuevo concepto sobre usuarios. El mundo archivístico desborda el ámbito nacional y trasciende a lo universal”.
Les guste o no, esa es la realidad con todo y guacamayos.
Mientras tanto, que tal una guanajuatense torta guacamaya.
¡Mmmm!