Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Miércoles 28 de octubre: si el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) falla en contra del gobernador electro de Tamaulipas, Américo Villarreal, no se quedará callado y se procederá penalmente contra los funcionarios que están permitiendo el fraude electoral.
Jueves 29 de octubre: “Primero decir que estoy satisfecho con la resolución del Tribunal, porque no convenía un conflicto poselectoral y creo que se tardaron los magistrados, pero al final siento que resolvieron bien y aguantaron presiones, porque evidentemente había muchos intereses de por medio”.
Primero la amenaza.
Después, la felicitación.
La incongruencia es su fuerte.
Sí, el primer párrafo corresponde a la mañanera en la que surgió la amenaza abierta, descarada, insólita, podría decirse, en un país que tiene constitucionalmente separación de Poderes.
Las palabras conllevaron no solamente la presión hacia los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sino la intimidación hacia sus familias, amigos, compañeros de trabajo.
Una forma de exigir se cumplan sus deseos, no los de la población. Eso sí, que se desechen todas y cada una de las acusaciones que provinieron de la DEA en contra del, ahora sí gobernador electo de Tamaulipas.
“Estoy aquí para hacer valer la democracia, para hacer valer la Constitución que establece que la democracia emana del pueblo y se constituye para beneficio del pueblo. Esa es la esencia”. No se burle. Así lo dijo. La hipocresía a toda capacidad. SI alguien pisotea la Constitución y la Democracia es el presidente López. Baste observar cómo hará una “consulta”, llamada “ejercicio participativo”, para corroborar que le importa un comino la Constitución.
El segundo párrafo surgió de la mañanera de ayer jueves. Ya se conocía la sentencia del TEPJF que avaló e hizo legal la elección de Tamaulipas.
Se “declaró satisfecho” y, oh ironía, reconoció que los magistrados resolvieron bien y aguantaron presiones, porque evidentemente había muchos intereses de por medio”.
Claro que hubo presiones. El problema es no admitir que provinieron de Palacio Nacional.
¿O cómo se llamaría la amenaza de proceder penalmente en su contra?
Y si el presidente afirma que está ahí, en el cargo para hacer valer la democracia y la Constitución, que nos explique a todos los mexicanos que no compartimos su proyecto, las razones que tiene para defenestrar a medio país, dividir a la población, aplicarnos calificativos sin causa justificada.
Son hechos, no palabras.
Un demócrata que presume de ser transparente, no ocultaría la forma en que transfiere fondos de las dependencias para destinarlos, por ejemplo, en el caso de la Secretaría de Turismo, al tren maya que está saliendo más costoso de lo imaginable. Todas las obras insignia de la 4t que, afirman sus adláteres, lo harán pasar a la historia, están “protegidas” con la manipulación de la Ley de Seguridad Nacional. La opacidad es su premisa.
Quizá su espejo no le dice la verdad y lo llama como debiera: ¡Hipócrita y convenenciero!
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