Sobre un Velero en Valsequillo Tuvo un Sueño y Recorrer el Mundo en Otro lo Hizo Realidad

*Alejandro y Bernadette con sus Hijos Alexa, Diego y Vital lo Lograron

*En Foro “Despierta tu yo del Futuro”, Alex y Berna Relataron su Historia

*En el “Aldivi” con la Bandera de México y un Banderín Bendecido por el Papa

*Y Desde 2019 Recorrieron Mares y Océanos del Mundo en Tiempos de Pandemia

*Surcaron el Mediterráneo, el Atlántico, el Pacífico, el Índico y el Caribe

SUSANA VEGA LÓPEZ,

Enviada

PUEBLA, Pue.- Cuando uno viaja, lo hace por diferentes motivos, por diversas razones: porque es un propósito hacerlo para cumplir una meta; por razones de salud; para asistir a un concierto, a un foro, a una justa deportiva; por una invitación; porque te mandan del trabajo o; por mero gusto.

Dónde ir, cuánto tiempo, con quién, qué llevar, en qué viajar, dónde comer y pernoctar, son preguntas que se deben tener en cuenta al momento de pensar el viaje donde se deben contemplar gastos para los imprevistos.

Hay quienes, de pronto, deciden realizar un paseo y sin pensarlo lo hacen de manera improvisada -y se vale- pero lo ideal sería organizarlo para que las vacaciones, las experiencias, lleguen a buen término.

Otras personas deciden planear su viaje con años de anticipación; visualizan su viaje, su sueño, y no quitan el dedo del renglón como lo hizo Alejandro Irigoyen con su familia: su esposa, Bernadette Sánchez, y sus hijos Alexa (la mayor), Diego y Vital (de apenas meses de nacido), quienes platican que recorrieron el mundo en un velero donde vivieron experiencias maravillosas y, juntos, conectaron con la naturaleza y el mar.

Se atrevieron a vivir algo diferente no sin antes “soltar amarras”, dejar sus miedos, sus dudas y sus temores, que atan a las personas y les impiden cumplir su deseo. Debieron liberarse de sus prejuicios. En cambio, decidieron asirse a su fe para que, con la voluntad, confianza y tenacidad, se aferraran a su sueño y emprendieran la aventura que lo haría realidad.

Así lo manifestaron Alex y Berna, como cariñosamente se dicen, durante el Foro “Despierta tu yo del futuro” realizado en el Auditorio Metropolitano de Puebla e inaugurado por el gobernador del Estado, Miguel Barbosa, y el presidente del Consejo de Creadores México, Luis Enrique Mena, entre otros.

“El éxito repentino llega después de 20 años de esfuerzo”, un dicho de la mamá de Alex que cita porque, recuerda, hace más de 20 años cuando se subió a un velero en Valsequillo, Puebla, se le reveló el deseo de navegar por el mundo. Al principio fue sólo un proyecto personal; cuando se casa se convierte en un proyecto de pareja y, luego, en un sueño familiar.

Lo tacharon de loco, de suicida, de irresponsable. Hubo muchos juicios, bombardeo de preguntas como: ¿y qué va a pasar con la escuela?, ¿cómo lo vas a lograr?, ¿y si se enferman?, ¿y los tiburones?, ¿y los monstruos marinos? … fueron muchos los cuestionamientos que de alguna manera hacen mella por lo que empezó a cuestionarse a sí mismo y a dudar.

“Aldivi”, un velero de aluminio que debe su nombre a las primeras letras de Alexa, Diego y Vital (los hijos), se dio a la mar con tan sólo cinco tripulantes: el capitán Alex, el soñador; Berna, la Primer Oficial, mamá, colega, amiga; Alexa, la intelectual (leyó 300 libros durante la travesía); Diego, el buzo, ayudante; y Vital, un bebé que demandaba en todo momento atención.

Es una embarcación resistente, confiable, afirman, donde se sintieron seguros y viajaron por mares y océanos con climas adversos. Se dieron a la tarea de llevar un mensaje de paz, con la bandera de México y un banderín que fue bendecido por el Papa a quien se le regaló enmarcado. Comentan que el hecho de ser mexicanos les abrió puertas que les permitieron asumir la responsabilidad de representar bien al país.

La razón y la intuición los acompañaron. En su trayecto conocieron muchos lugares e hicieron amigos; navegaron 30 mil millas náuticas equivalentes a 60 mil kilómetros.

Salieron de Acapulco, se dirigieron a Vallarta y de ahí, al mundo para conocer otras culturas, vivir experiencias múltiples, probar comidas y bebidas diferentes… para saber más, dice Alex y relata que en 2019 comenzó esa gran aventura sin saber que en unos meses el mundo entero padecería la epidemia del COVID.

Hace apenas unos meses viajaban de Puerto Rico a Cozumel a punto de llegar al fin de su travesía después de más de tres años y cuatro meses de estar en un velero para recorrer el mundo entero. Entre otros lugares visitaron Tailandia, Indonesia; navegaron por el Mar Rojo; cruzaron el Mediterráneo, el Océano Atlántico, el Pacífico, el Índico, El Caribe.

CONTROL DE 

LOS MIEDOS

“Los miedos permanentemente nos afectan e impide avanzar; el miedo es algo natural que tenemos los seres humanos; son herencias que convierten al hombre en vendedores y compradores de ese sentimiento que no deja continuar, que te paraliza, aunque lo bueno del miedo es que nos alerta de los peligros”, considera.

Explica que, de pronto, los humanos nos convertimos en un costal enorme de miedos; pero los hombres, en esa infinita capacidad de avanzar somos capaces de eliminarlos porque es uno quien pone los temores y es uno mismo quien los quita para que desaparezcan. Si tu convicción es más fuerte que tus miedos, todo avanza y te da confianza e impulsa para seguir adelante.

Algo que es muy cierto, indica, es que es más difícil saber lo que se quiere, que lograrlo. Cuando se tiene un objetivo en la vida, lo que sigue es avanzar. El problema es cuando no se sabe qué hacer.

Fue así como la familia Irigoyen Sánchez, luego de quitarse las amarras, decidió aventurarse a la mar. Su deseo fue más fuerte que sus miedos. “Tenía algo muy muy fuerte, una convicción, una meta: navegar por el mundo”, afirma Irigoyen Lazzeri y asegura que “lo mejor que puedo heredar a mis hijos es una experiencia de ese nivel”.

Leyendas y Anécdotas

Hay muchas historias de ataques de barcos pirata pero lo cierto es que al navegar se sigue un protocolo de seguridad; se tienen mapas, contacto vía radio, alertas de peligro, cartas de navegación, radares que advierten de los barcos que están a la redonda, afirma.

Recuerda que navegaban por mares de África cuando vieron un barco que venía en sentido opuesto al de ellos pero, a pocos kilómetros, viró 180 grados y los comenzó a seguir. Hubo nerviosismo. “Podíamos ver con el equipo de navegación -que tiene un alcance de a 20 a 30 millas de distancia-, observamos que nos comenzó a alcanzar. No obstante que había muy buenas condiciones de clima, el oleaje del mar era fuerte”.

“El barco continuó detrás nuestro. Venía con mayor velocidad por lo que definitivamente nos darían alcance”. Se iban acercando. Comenzó el temor. “A mis hijos les hablé de lo que debían hacer en caso de un ataque; del tema de protocolo si había una invasión; o de dónde debían esconderse en caso de que abrieran fuego; cuándo activar las bengalas”.

Finalmente, Alejandro pudo ver, a través de catalejos, a las personas de la otra embarcación. Eran siete. Pero en ese momento, lejos de arroparse de miedos, le comentó a Berna que sería muy complicado que los pudieran abordar por las condiciones del mar pues los barcos se movían con mucha fuerza y el que se acercaran para abordar era casi imposible. Los nervios bajaron.

Ya que estaba a menor distancia pudieron ver la cara de los tripulantes del otro barco quienes comenzaron a hacer señas. Pedían cigarros, “nos gritaban que querían cigarros y coca cola…

“Ya nos habían dicho que a los navegantes del mundo árabe les interesan mucho estos productos, que eso era una moneda de cambio. Nosotros íbamos preparados por si se requería”.

Les mostraron dos enormes peces y un racimo de cocos que les lanzaron con una cuerda. Entonces entendieron lo que querían. “Nosotros, a cambio, les dimos cigarros y refrescos”. Los siguieron por más de cinco horas para conseguir estos productos; “sentí que nosotros los habíamos asaltado”, refiere con risa. “No acabo de entender. Es el mundo al revés”.

Ahora están en casa, dicen, reinventados luego de darle la vuelta al mundo en un velero.

 

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