*Suman 67 Comunicadores Asesinaos en Cuatro Años de Gobierno; en 2022 van 17
*Tampoco han Recibido Protección los Defensores de Derechos Humanos
*En Palacio Nacional se Dice que Nunca Como Ahora ha Habido Libertad de Expresión
*Autoridades Aseguran que se Tienen Detenciones, la Realidad Dice que Sólo dos
ALBERTO ALMAZÁN
Considerado como uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer la profesión periodística, México carga con la Cruz de las Plumas, los Micrófonos, las Redes Sociales. Porque los criminales no distinguen ni excluyen medio alguno. Solamente en 2022, suman 17 comunicadores los que han sido asesinados.
En 1993 bastó la ejecución de un periodista para que el dictador cayera. Sí, fue en Nicaragua el 20 de junio de aquel lejano año, cuando William D. «Bill» Stewart, enviado de la cadena estadounidense ABC News, fue asesinado por un soldado de la Guardia Nacional de Anastacio “Tachito” Somoza y el crimen fue grabado por el camarógrafo, Jack Clark y difundido a nivel global.
El dictador, heredero, perdió la revolución iniciada por el sandinismo y huyó.
La muerte de un periodista lo venció.
Aquí se han registrado decenas de asesinatos de periodistas y nada quiebra los cimientos del Presidente de la República y su gobierno. Por el contrario, estimula los crímenes de odio al descalificar el trabajo periodístico y, además, instauró un segmento en sus “mañaneras” de los miércoles para, abiertamente, atacar a los medios, a los columnistas, a los articulistas y a los editorialistas.
Con sus constantes reproches y falsas acusaciones, porque no ha demostrado que sean corruptos o sirvan a intereses golpistas de la derecha de antes que hoy arremete en contra de su mandato, coloca en el pecho y espalada de decenas de comunicadores la diana para que disparen los fanáticos, obedeciendo el llamado presidencial.
De acuerdo con Reporteros sin Fronteras, la Organización Internacional del Trabajo e informes de periodistas que cubrieron guerras, las bajas de los profesionales de la comunicación no se comparan con las que se registran en México, un país en donde el “gobierno busca la paz” y presume la “baja de homicidios dolosos en 10 por ciento” en comparación con sus antecesores Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
La falsedad estriba en que toma la cifra sexenal y no la cuatrianual que se observa durante su mandato y que ya supera las registradas en el pasado.
Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública exponen que al cierre de julio se había cometido 132 mil 169 homicidios dolosos en 3 años y 7 meses.
Y la cifra de periodistas asesinados en el gobierno de la cuatroté, de acuerdo con Artículo 19 y otras fuentes, establecen que 67 comunicadores. Solamente en 2022 van 17.
SEGOB INFORMÓ
EN MARZO
De acuerdo con informes oficiales de la Secretaría de Gobernación, con corte al 9 de marzo de 2022, en lo que va del sexenio que encabeza López Obrador habían sido asesinados 55 periodistas.
De marzo a la fecha han ocurrido cuando menos otros 11, con lo cual la cifra se elevaría a 66. La dependencia informó tener identificado el perfil de quienes agreden a los periodistas en México: el 43% son servidores públicos y el 33%, miembros de la delincuencia organizada.
Aunque desde hace una década se aprobó la Ley Para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 25 de junio de 2012, el mecanismo no ha protegido ni a unos y a otros. En el sexenio actual, 99 defensores de derechos humanos han perdido la vida de manera violenta.
Para el gobierno federal que los periodistas y defensores de derechos humanos sean asesinados, no representa una acción concertada. Desde Palacio Nacional y hacia abajo, se presume que nunca “como ahora hay libertad de expresión”, lo que contradice el informe de Gobernación en el que coloca a los servidores públicos como los primeros en actuar en contra de la vida de los comunicadores.
Hasta ahora, el subsecretario de Seguridad Pública Ciudadana, Ricardo Mejía Berdeja, ha informado de la detención de “decenas” de implicados en los homicidios cometidos en contra de los periodistas. No se conoce que alguno de ellos haya sido sentenciado. Todo queda registrado en las conferencias matinales y, sin embargo, en los hechos no cede la violencia y cada día se vuelve más riesgoso ejercer la profesional periodística.
Enrique Irazoque Palazuelos, titular de la Unidad de Derechos Humanos y responsable del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, reconoció que hasta el momento las autoridades solo han logrado la detención de los presuntos agresores de Lourdes Maldonado y Heber López.
Por ello, afirmó, la impunidad, superior al 90% en los casos de agresiones contra la prensa, es el gran problema en la agenda nacional de derechos humanos.
Puntualizó que 57% de las agresiones contra periodistas se concentra en seis entidades:
Estado de México, Guerrero, Michoacán, Sonora, Oaxaca y Veracruz. Cuatro de las entidades están gobernadas por mandatarios emanados de Morena.
Y en contra de defensores de derechos humanos las entidades que registran el 61% de los ataques está encabezada por Chiapas seguida por Chihuahua, Guerrero, Oaxaca y Veracruz. Dos estados acaparan los agravios en ambos casos.
PRENSA AMARILLISTA,
ACUSACIÓN DE AMLO
Desde el inicio de su gobierno, Andrés Manuel López ha dedicado buena parte del tiempo en sus conferencias cotidianas y en sus discursos en actos oficiales en el interior del país, para descalificar a los medios de comunicación “tradicionales” y los llama “amarillistas”.
Durante los acontecimientos ocurridos en Zapopan y que culminaron en Irapuato pasando por una decena de municipios, en Ciudad Juárez y en Mexicali hasta Ensenada, en donde la violencia cobró víctimas inocentes, la prensa, la televisión y la radio informaron de los “infiernos” que vivieron quienes habitan en las diversas zonas en donde el enfrentamiento entre criminales ocasionó quema de comercios, de autos; secuestro de autobuses y camiones de carga para bloquear carreteras y emprender la huida.
El presidente calificó de “información amarillista” y desde Palacio Nacional minimizó los hechos y afirmó que en el país hay paz y gobernabilidad.
Los ataques principales contra los medios se enfocan a los diarios Reforma, El Universal, El Financiero y Milenio. También acusa a radiodifusoras y cadenas de televisión de no informar sobre los “avances en seguridad”.
En su segmento “¿Quién es quién en las noticias?”, la encargada de “desmentir” y afirmar “la noticia falsa”, la emprende contra todos los medios que difunden las acciones violentas, el bajo crecimiento económico, el número de muertes por la pandemia de Covid-19, las acusaciones contra elementos del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional.
Muchas de las informaciones en contra de las fuerzas castrenses provienen de recomendaciones formuladas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos a cuyo frente se encuentra la exactivista y amiga personal del presidente, Rosario Piedra Ibarra.
LA SALIDA FÁCIL: ESTABAN
CON EL CRIMEN ORGANIZADO
En la mayoría de los homicidios en contra de periodistas, la premisa de las autoridades locales y después apoyadas por las federales, es que estaban relacionados con actividades del crimen organizado y el narcotráfico.
A ninguno de los periodistas se le reconoce el trabajo de investigación realizado que, probablemente, haya sido el motivo de sus muertes.
La salida fácil: sus nexos con los criminales.
A ninguno, que se sepa formalmente, se le ha comprobado la complicidad.
Retomando los datos de la Secretaría de Gobernación los crímenes contra periodistas los cometen: 43% son servidores públicos y el 33%, miembros de la delincuencia organizada.
¿A cuántos servidores públicos se ha detenido y vinculado a proceso?
No hay información confiable al respeto, como tampoco los nombres o alias de los criminales que ejecutaron a los comunicadores.
Ello equivale a criminalizar a las víctimas y victimizar a los asesinos.
NI UNO MÁS, EL
GRITO PERDIDO
El gremio periodístico no se distingue por la unidad. Es una verdad irrefutable. Sin embargo, el número de profesionales de la pluma, el micrófono, la cámara, asesinados ha iniciado un proceso de unificación para demandar a grito abierto: NI UNO MÁS.
Sin embargo, el gobierno de la República, los mandatarios estatales y los presidentes municipales, prestan oídos sordos al reclamo.
Es el clamor expresado en el desierto y en el que solamente las dunas están presentes… pero tampoco escuchan.
En revoluciones, guerras y movimientos de reivindicación de derechos, los periodistas han jugado un papel fundamental al difundir cómo las autoridades afectadas, llámense presidentes, dictadores o autócratas, reprimen las expresiones populares.
Han sido testigos de la historia y han tenido que sobrevivir con ingenio. Crear los chalecos o camisetas con la frase: NO DISPARES, SOY PERIODISTA, permitió que centenares de ellos salvaran la vida cuando cumplían con su misión.
En México se vive el mundo al revés. Desde Palacio Nacional y atendiendo el llamado en otras instancias federales, estatales y municipales se coloca la diana para matar al mensajero y cuya leyenda es: DISPARA, ES PERIODISTA.