Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
“Comprobé los vicios del sistema penal mexicano que he venido señalando desde hace mucho tiempo. La necesidad de revisar la prisión preventiva oficiosa, de establecer criterios más claros para la prisión preventiva justificada. Tenemos que desterrar que haya tantos procesos tan largos y que las personas tengan que estar 10, 15 años presas sin haber sido sentenciadas”, con estas palabras el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación podría emular la frase de Neil Armstrong al posar sus botas que cubrían sus pies y formaban parte del traje espacial que le permitió hacerlo: “Es un pequeño paso para el hombre; un gran salto para la humanidad”.
Lo de Zaldívar no es un el paso para la humanidad, pero sí para cientos de reclusos y reclusas que fueron privadas de su libertad por la sentencia de un juez con la prisión preventiva oficiosa.
Hay quienes, incluso, atribuyen la libertad de Rosario Robles a aquella visita realizada el 11 de mayo pasado.
Es probable que haya hablado con su antecesor, Luis María Aguilar y le haya comentado la necesidad de modificar la regla y en su caso, eliminarla para que quienes se encuentran tras los muros de diversas cárceles en todo el país sin ser sentenciadas, obtengan su libertad. Hay mujeres, por el caso de la visita a Santa Martha Acatitla, que llevan 5 y 10 años sin que sus procesos hayan avanzado y por la prisión preventiva oficiosa siguen ahí.
Desde la semana pasada se conoció que el ministro Luis María Aguilar dejó en claro que presentaría un proyecto para eliminar la figura y con ello hacer justicia.
El pasado martes se habló que en la reunión del Pleno de la Corte del jueves -ayer- se abordaría el tema.
Y eso prendió las alertas en Palacio Nacional y en el de Covián.
Primero, el miércoles, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López -una de las tres corcholatas rumbo al 2024-, envió una carta a la Suprema Corte de Justicia -supongo que dirigida al ministro Zaldívar- en la que “respetuosamente” solicita, a nombre del Gobierno de la República, mantener la medida para “asegurar que los presuntos criminales a quienes se les detiene por delincuencia organizada, delitos graves del orden común o delitos de cuello blanco, no se sustraigan de la acción de la justicia durante el proceso penal, tomando en consideración que, en muchas ocasiones, detenerlos implica un gran esfuerzo del Estado en recursos, inteligencia y despliegue de fuerzas”.
En parte tiene razón. Hay criminales peligrosos que no necesitan la prisión preventiva oficiosa porque “están en libertad”. Hasta ahora no se sabe, por lo menos en la presente administración, que algún narcotraficante de polendas o del crimen organizado, haya sido detenido y encarcelado mediante la prisión preventiva oficiosa y que el juez de control de la causa lo haya dejado en libertad en lugar de someterlo a proceso.
Sin embargo, el responsable de la política interio5r del país, acudió a la Corte. Tuvo reunión en Palacio Nacional y se cruzó la calle para llegar a la sede del Poder Judicial de la Federación. No se sabe con quién habló -por lo menos al cierre de esta entrega se desconocía versión oficial al respecto-, pero es evidente que fue a cabildear para frenar el proyecto del ministro Aguilar.
En el Pleno de la Corte celebrado ayer se anunció que el análisis del proyecto se pospuso al 5 de septiembre. Desconozco la razón para ello. Supongo que los ministros no quieren agriarle al presidente su 4º. Informe y darle armas para que ataque al Poder Judicial.
Más allá de la especulación, vale la pena revisar la actuación de Zaldívar que, sin duda, busca lavarse la cara después de su postura entreguista al Ejecutivo federal.
Y es importante saber de qué ha servido la “profunda reforma al Poder Judicial” apoyada por él y cabildeada con los coordinadores de todos los grupos parlamentarios del Poder Legislativo.
Porque aquellas palabras “Comprobé los vicios del sistema penal mexicano…” deben pasar a la acción y aplicar el criterio jurídico más allá de las presiones que ya ejerce el presidente López.
Veremos qué pasa el 5 de septiembre y si el cabildeo del tabasqueño dos, sirvió de algo o empoderó a los 7 ministros y las 4 ministras.
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