A la Vuelta de la Esquina
IVÁN RUIZ FLORES
Son polvos de aquellos lodos. Sí, de los producidos durante la Segunda Guerra Mundial y que hoy causan escozor en todas las naciones, ante las acciones de gobernantes como los de Estados Unidos y China, en medio de las tensiones producidas por Rusia en Europa debido a la guerra contra Ucrania.
Con el alma en vilo, las naciones pro tiempo de paz observan el caso de Taiwan como el punto de presiones de hoy y hacia el futuro debido a la problemática y acciones desarrolladas entre rivales.
La llegada a Taiwán de Nacy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, -tercera persona con poder en el actual gobierno- enviada a la isla debido recrudece la tensión existente entre los países del mundo, ya que existen europeos que continúan con sus representantes en Taiwán, mientras las pretensiones de China no cesan, para que siga como una parte más de su extenso país.
La disputa es ancestral. Tras ser colonia holandesa tan sólo 36 años (de 1624 a 1661) y ser administrada por la dinastía Qing de China por 12 años (1893- 1895), tiempo en el cual inició el arribo de chinos a la isla, mismo que perduró hasta que los gobernantes de la Dinastía Ching la cedieron a Japón, tras la derrota que les produjeron en una guerra.
Pero, cuando a su vez, Japón fue derrotado en la Segunda Guerra Mundial renunció a todos los territorios que había ocupado en China, por lo que China, como uno de los vencedores de entonces, nuevamente ocupó la isla, con el consentimiento de los principales ganadores: los países aliados.
Pero, en la siguiente guerra en China, Taiwán inició su democratización lo que a los chinos no les pareció. Por el contrario, estadounidenses, europeos y triunfadores en general lo apoyaron.
Como dicen los especialistas en el tema: “La migración china a la isla ha sido un aspecto que puede considerarse estructural en su desarrollo histórico: las diversas oleadas migratorias desde China hacia Taiwán han representado, cada una en su momento, procesos de cambio profundo en la vida de los habitantes de la isla durante un periodo que abarca del siglo XVII al XX. Dichas oleadas migratorias contribuyeron a conformar las características de la isla en los aspectos económico y político y en las relaciones que Taiwán ha mantenido con el exterior”.
Además, hace notar Manuel de Jesús Rocha Pino (en Scielo):
“El problema de la identidad no china por parte de un sector de la sociedad taiwanesa, y sus aspiraciones por constituir un Estado independiente, trasciende a la relación entre China y Taiwán y puede considerarse un problema de seguridad con repercusiones mundiales (por la presencia de Estados Unidos en dicho conflicto)”.
Hoy las tensiones están al máximo y han sido las autoridades de dicha isla las que han recibido las presiones de China. Entre la espada y la pared, hoy también deben lidiar con el apoyo estadounidense, en un mundo vulnerable debido a las condiciones de confrontación que persisten en Ucrania por parte de los invasores de Rusia, comandados por su mandatario Vladimir Putin.
Tras la llegada de Pelosi, el gobierno chino inició maniobras militares frente a la isla. Lo más grave es que, a su vez, la Armada de Estados Unidos, aseguran los medios de comunicación de aquella zona, tiene operando cerca de Taiwán al portaaviones USS Ronald Reagan y el barco anfibio USS Tripoli, con cazabombarderos F-35.
No es todo, porque también hay otra embarcación, USS America, en camino, pero que aún se encuentra en el puerto de Sasebo en Japón.
La publicación “Orbe” asegura: “Para Pekín, esto supone una actitud “extremadamente peligrosa”, ya que “Estados Unidos intenta utilizar a Taiwán para contener a China”.
Las consecuencias han sido que desde el lunes primero de agosto “China suspendió las importaciones de 35 exportadores taiwaneses de galletas y pasteles”, como advertencia a la visita, mientras la Agencia Central de Noticias de Taiwán (asegura Orbe) ha informado que “entre las 3.200 empresas taiwanesas registradas en las aduanas de China bajo la categoría de alimentos, 2.066 entradas habían sido catalogadas como ‘suspensión de importaciones’.
El mundo pues se convulsiona y sus habitantes se preguntan ante las severas tensiones, si estará en puerta una tercera guerra mundial.
Una lejana esperanza dice que hay que confiar en la sensatez.