En Alemania confirma los peores augurios un cuanto al suministro de gas ruso. Moscú ha reducido este miércoles a solo el 20% la distribución del gaseoducto Nord Stream, la mitad de lo que estaba enviando en los últimos meses.
Desde la primera reducción, a mediados de junio, como esta última, el Kremlin las atribuye a la necesidad de reparaciones aunque también a las restricciones por la invasión de Ucrania.
En Berlín las explicaciones son inverosímiles ya que se atribuye la decisión a una «estrategia de guerra». Christian Egenhoge es investigador asociado del Centro de Estudios de Política Europea y considera que «el presidente Putin está tratando de poner a prueba la determinación de la UE, de la unidad. Y jugará a darles un poco de gas a unos y no a los demás, y ver si se puede mantener la unidad. Hasta ahora los gobiernos se han mantenido muy firmes. Pero claro, el apoyo de la población y de la industria, etc., está un poco en riesgo, y con eso está jugando.»
La Unión Europea acordó reducir el consumo de gas un 15% para afrontar lo que va a ser un invierno difícil en el continente por los recortes de suministro ruso. España ha rebajado esa cifra a la mitad por su poca conexión energética con el continente y su infraestructura nacional de gas natural licuado.