La Goya es lo que se ecucha a lla llegada de un grande. Así fue el recibimiento a Dani Alves en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Un aficionado mostró un video donde el brasileño convivió con algunos afortunados dentro de la terminal aérea y la ilusión de ver al futbolista más ganador de la historia se terminó.
La gente comenzó a juntarse antes de las tres y media de la tarde. Algunos que arribaban preguntaban quién era el que llegaba. La respuesta variaba, algunos decían “el mejor refuerzo en la historia”, otros se limitaban a “Dani Alves, el refuerzo de los Pumas” y por últimos otros que se hacían los graciosos “es Luis Miguel”.
Muchos predecían que llegaba desde Brasil, otros más correctos sabían que desde España. La realidad es que los vuelos cayeron casi al mismo tiempo y la gente comenzó a ilusionarse.
“Ahí está, ahí está”, dijo un seguir que juró ver al brasileño. La gente se puso en primera fila, muchas playeras, cámaras de video y celulares, nadie se quiso perder el momento en el que saldría el lateral derecho.
El jefe de prensa de Universidad se plantó y se puso a hablar por teléfono, la posibilidad de verlo acrecentó mientras el tiempo pasaba.
El momento se acercaba y todos esperaron pacientes. De un momento a otro, los guaruras se movieron de lugar con dirección a la siguiente salida. El Aeropuerto se volvió una locura. Medios y seguidores corrieron de inmediato. El ídolo no se podía sin firmar las playeras y bufandas, la obligación de todos era buscar un segundo.
“Ya que salga, ya lo quiero ver”, decían los niños, mientras sus padres observaban al interior de las salidas internacionales. “No va a salir por aquí”, “ya vámonos de regreso”, nada complació a los aficionados y la corretiza comenzó de nuevo. Unos cuantos hicieron guardia, pero se convencieron de que todo sería por donde inicialmente estaba planeado esperarlo.
La seguridad estaba al tope intento tapar la ola auriazul que se dejó sentir sin mucha suerte. Todos se acomodaron e hicieron caso omiso a los policías que pidieron serenidad y paciencia. “Ya salió por otro lado”, dijo un guardia de seguridad, aunque nadie la creyó.
Desde dentro de la gente, un aficionado veía Instargram la publicación que le partió el corazón a los presentes.
“Banda, banda, ya se fue, aquí está el video, miren”, consignó mientras mostraba su celular y acababa con las ilusiones de todos los aficionados. “No manches, a ver”, pidió otro con una lágrima. “Sí es banda, ya se fue, ya se fue”, continuó el aficionado que lo vio en redes sociales. “No importa, lo que importa es que deje la piel en la cancha, Pumas la mueve”, cerró, mientras otros lo arengaron “una goya, una goya”. El cántico característico de los felinos retumbó en toda la terminal. “¡Goya, Goya, Cachún cachún, ra ra, Goya, Universidad!”.
El brasileño salió por la puerta de hangares presidenciales en una camioneta negra con rumbo al sur de la ciudad donde pasó su primera noche en su nueva aventura llamada, los Pumas de la UNAM.
