Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Engañar, ha dicho el presidente, no lo hace. Tampoco mentir. Y menos robar.
La verdad es distinta.
Existe un “comunicado conjunto” que revela lo discutido, hablado y propuesto durante la visita del presidente mexicano a la Casa Blanca.
En ninguna parte del comunicado se encuentra la “promesa” del habitante temporal de la Casa Blanca de regularizar a los “mexicanos y centroamericanos” que están en suelo estadounidense desde hace años.
Tampoco que habrá miles de visas de trabajo temporal. Nada que habló del “programa bracero” que se instituyó en la década de los 40 y prevaleció hasta los sesentas. Tampoco de “Sembrando Vida” y “Jóvenes Construyendo el Futuro”. Por lo menos en el comunicado no se abordan.
Las afirmaciones presidenciales son falta de respeto a los mexicanos.
Es verdad que el presidente Biden propuso regularizar a 11 millones de migrantes -80 por ciento mexicanos- y ya apoltronado en el Salón Oval, envió una iniciativa de Ley en la que trata de cumplir el anuncio y promesa de campaña.
Han transcurrido 18 meses de su toma de posesión y el Capitolio tiene frenada la iniciativa.
No puede, aunque quisiera, ordenarle al Congreso que apruebe su propuesta. Tampoco tiene facultades, en este caso específico, para firmar una orden ejecutiva y regularizar a 11 millones de migrantes que habitan en la Unión Americana, aunque lleven años residiendo mediante visas temporales.
No entender que el Poder Legislativo es independiente en las naciones que practican la democracia como doctrina política, es pretender que todos actúen de manera autocrática.
Sorprende que el mexicano no se haya enterado que su Ley de Reforma Eléctrica -añadido el tema energético- no fue aprobada por la Cámara de Diputados y fue desechada. Todo, a pesar de la campaña de promoción para sensibilizar a la población de que tendría luz más barata y a las amenazas en contra de los legisladores de oposición. Tampoco influyó la acusación en contra de las empres extranjeras “que están robando a México”.
No haber aprobado un capricho presidencial les ha costado a los 223 diputados que frenaron a la mayoría simple del partido oficialista y sus adláteres, el señalamiento de “TRAIDORES A LA PATRIA”.
En tiempos electorales allende la frontera norte, es prácticamente imposible que los representantes le den luz verde a la propuesta de Biden. Por ello no se oficializó la regularización anunciada por el mexicano, en el comunicado conjunto.
¿Por qué mentir, engañar a los millones de personas que tienen un familiar en Estados Unidos y aún carecen de la nacionalidad?
Los representantes y senadores demócratas no tienen los números suficientes para aprobar una legislación de este tipo que, por cierto, es su responsabilidad indivisible y nada puede hacer el titular del Ejecutivo federal para obligarlos a satisfacer sus caprichos o el cumplimiento de las promesas de campaña.
Por lo tanto, es falso que el señor Biden se haya comprometido a regularizar a los mexicanos y centroamericanos que llevan años residiendo en Estados Unidos.
La otra mentira, dos en el mismo día, es que los empresarios estadounidenses invertirán 40 mil millones de dólares para generar energías limpias durante los próximos dos años.
Los inversores manifestaron sus “dudas” respecto a la política energética del gobierno de México.
Y tienen razón. Al amparo de la reforma constitucional de 2014, lograda mediante el conocido Pacto por México, decidieron invertir miles de millones de dólares en sus parques eólicos y solares. Sin embargo, las reglas cambiaron desde el año pasado y prácticamente los sacaron de la generación de energías limpias.
Sin confianza, no hay inversiones. Sin inversiones, no hay más empleos. Sin energías limpias, el país viola los acuerdos internacionales, firmados por neoliberales que representaban a México. No signaron a título personal.
¿Hasta cuándo la mitomanía y la egolatría gobernarán México?
De hecho y legalmente, hasta el 30 de septiembre de 2024.
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