Con los Bueyes de su Compadre

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Como colmilludo político con 6 décadas de ejercicio público y aficionado a las corridas de toros, Porfirio Muñoz Ledo clavó en todo lo alto las banderillas. Sí, entre el cuello y los riñones del presidente López. Su declaración sobre la malsana cercanía para el país, con el crimen organizado, caló y cruzó fronteras.

Los senadores Ted Cruz y Marco Rubio lanzaron el dron nuclear que estalló en las vísceras presidenciales. Lo acusan de entregar “secciones” del país al crimen organizado y al narco e incluso pidieron al Departamento de Estado tomar cartas en el asunto y, con el coraje reflejado en el rostro y en el movimiento de brazos, manos y dedos flamígeros, los retó a “presentar pruebas”.

Durante sus tres años, 6 meses y 8 días, el huésped temporal de Palacio Nacional ha lanzado acusaciones diestra y siniestra. Lo mismo contra los “corruptos” empresarios, que los periodistas “vendidos”. De igual manera acusa a las oposiciones, a los profesores del CIDE, de la UNAM y a médicos y enfermeros. Todos tienen “cola” que les pisen y el presidente López trata de ser el que mata las cucarachas a pisotones, ensuciando sus finos y costosos zapatos, aunque sean de mal gusto.

Le queda claro que él tiene el poder de acusar sin mostrar siquiera una prueba. La prueba es su palabra porque, no miente, no engaña y no roba. Todo un dechado de virtudes que lo convierten en el iluminado que conducirá a “su pueblo”, el bueno y sabio, al Paraíso prometido…

Y no, no se trata del municipio de igual nombre ubicado en La Chontalpa, Tabasco.

A Muñoz Ledo le exigió “pruebas”. A los senadores se “las exige”.

A todos aquellos que lo critican y no necesariamente lo acusan, les demanda comprobar la información, ser “profesionales” y no dejarse engañar por los conservadores.

En su mandato, se ha decido a acuñar calificativos para defenestrar a los que no concordamos con su forma de gobernar. Hay quienes dicen que es un buen hombre, con excelentes sentimientos. Quizá lo sea. No se le juzga como persona. Se hace en el papel que los ciudadanos le otorgaron: la Presidencia de la República.

El bono que obtuvo en los comicios que lo llevaron a la Silla del Águila, con todo respeto, no alcanza para intentar lastimar, porque a tanto usar su fraseología pierde efecto, o provocar suicidios colectivos. 

En el reto que lazó a los congresistas de Estados Unidos dijo tener información del dinero que recibió el señor Cruz de la Asociación Nacional del Rifle y que alcanzó la suma de 120 mil dólares. Probablemente no está enterado de que allá la ley permite hacer recolectas y aceptar aportaciones que, como lo marca la norma, debe reportarse a la autoridad electoral.

En su cantaleta cotidiana, osa pedir a las autoridades judiciales de Estados Unidos “acelerar” el proceso de Genaro García Luna. Ignora intencionalmente que el juicio no se ha iniciado y tampoco se ha formado el jurado.

Repite hasta el cansancio que no es como Felipe Calderón, a quien no hay día en que el camarógrafo presidencial, sí, al que le prestan 150 millones de pesos a la palabra, no lo acuse de criminal.

Si tiene pruebas ¿por qué no lo someten a proceso?

Una acusación formal ante la Fiscalía General de la República, prosperaría en automático. ¿No tiene, señor presidente, las pruebas?

Seguramente cuenta con los “otros datos” que, como siempre, carecen de sustento. Y conste, no defiendo al señor Calderón. Es abogado y se puede blindar personalmente.

Y en una de esas, es pregunta, los senadores republicanos muestran las pruebas ¿qué pasaría?

Por lo pronto, el ciudadano presidente insiste en jalar la carreta con los bueyes de su compadre. Los de él, esos están reservados para el 2024.

E-mail: jesusmichel11@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: Jesús Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por el 760 de Amplitud Modulada.

 

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