Trump desestima exhortos a imponer restricciones a las armas de fuego

Uno por uno, subieron al escenario de la convención anual de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en español) en Houston y condenaron la masacre de 19 estudiantes y dos maestras en una escuela primaria del estado. Y uno por uno, insistieron en que cambiar las leyes federales sobre armas de fuego o restringir más el acceso a ellas no era la respuesta.

“No debemos reaccionar ante el mal y la tragedia abandonando la Constitución o infringiendo los derechos de nuestros ciudadanos que cumplen con la ley”, afirmó el viernes el senador por Texas Ted Cruz, que estaba entre los líderes republicanos que hablaron ante el grupo que defiende el derecho a tener armas, mientras cientos de manifestantes enojados por la violencia armada se manifestaban en el exterior.

En su intervención, el expresidente Donald Trump pidió cambiar “drásticamente” el enfoque de la nación sobre la salud mental y “una revisión completa de la seguridad en las escuelas de todo el país”, al tiempo que desestimó los exhortos a imponer más restricciones a las armas de fuego.

“La existencia del mal en nuestro mundo no es una razón para desarmar a los ciudadanos que respetan la ley”, dijo. “La existencia del mal es una de las mejores razones para armar a los ciudadanos respetuosos de la ley”.

El encuentro se produjo apenas tres días después del tiroteo en Uvalde y luego de que se revelara que los estudiantes atrapados dentro de un salón de clases con el tirador llamaron repetidamente al número de emergencias 911 durante el ataque mientras varios policías esperaron afuera en el pasillo durante más de 45 minutos antes de actuar.

La NRA había dicho que en el evento los asistentes de la convención “reflexionarían” sobre la matanza y “orarían por las víctimas, reconocerían a nuestros miembros patrióticos y se comprometerían a redoblar nuestro compromiso con hacer que nuestras escuelas sean seguras”.

Wayne LaPierre, director ejecutivo del grupo, inició su intervención lamentándose por “veintiún hermosas vidas extinguidas sin piedad e indiscriminadamente por un monstruo criminal”.

Sin embargo, dijo que “restringir los derechos humanos fundamentales de los estadounidenses que respetan la ley para defenderse no es la respuesta. Nunca lo ha sido”.

Más tarde, varios cientos de personas en el auditorio se pusieron de pie e inclinaron la cabeza para guardar un minuto de silencio por las víctimas del tiroteo en la escuela de Uvalde. Había muchos asientos vacíos.

Trump dijo al grupo que todos los edificios escolares deberían tener un único punto de entrada, un fuerte vallado exterior, detectores de metales y puertas reforzadas en las aulas, y que todas las escuelas deberían tener un agente de policía o un guardia armado en todo momento. También pidió, una vez más, que los profesores puedan llevar armas en las aulas.

Tanto él como otros oradores pasaron por alto las mejoras en seguridad que ya estaban implementadas en la escuela primaria y que no detuvieron al pistolero.

Según un plan de seguridad del distrito, las escuelas de Uvalde cuentan con una amplia gama de medidas de seguridad. El distrito tenía cuatro oficiales de policía y cuatro consejeros de apoyo, según el plan, que parece estar fechado en el año escolar 2019-2020. También contaba con un software para monitorear las redes sociales en busca de amenazas y un software para examinar a los visitantes de la escuela.

Los expertos en seguridad dicen que el caso de Uvalde ilustra cómo fortificar las escuelas puede ser contraproducente. Una cerradura en la puerta del aula —una de las medidas de seguridad escolar más básicas y ampliamente recomendadas— mantuvo a las víctimas dentro y a la policía afuera.

Información y foto: AP

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