Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Hace 16 meses, la secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales llamó a todas las y los mexicanos a reflexionar y tomar conciencia sobre la importancia de cuidar nuestro planeta, ya que es la casa común que debemos querer, respetar y aprender a convivir con todos los seres vivos que la habitan.
María Luisa Albores González, la tercera titular de la dependencia, parecer haber olvidado aquel 25 de enero al inaugurar la Semana de la Educación Ambiental, organizada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en el marco del Día Mundial de la Educación Ambiental, a, porque ahora no se advierte que cuide lo que forma parte del escudo natural para salvaguardar a nuestro país.
Su responsabilidad es el cuidado del medio ambiente los recursos naturales. No tiene otra responsabilidad.
Ha permitido, sin embargo, que en el tramo 5 del Tren Maya se devaste una importante zona de la selva quintanarroense y la construcción avanza pese a no tener el estudio de Impacto Ambiental y que dos jueces y un Tribunal Colegiado ha ordenado la suspensión.
Doña María Luis ha sorprendido en la última semana.
Y por sus actividades ha surgido la pregunta: ¿qué hace en las Jornadas de Autoabasto?
En sesiones realizada en tres estados del país y en la Ciudad de México, ha sido una de las funcionarias con mayor presencia en los actos, no en los medios, cuando su trabajo no es “orientar” a los productores de alimentos, los pequeños, ejidatarios y comuneros para “ampliar sus zonas de siembra” y producir lo que consumen: maíz y frijol, porque el chile serrano no se da fácilmente y el arroz, uf, es tan escasa la cosecha que se importa el 86 por ciento de lo que consumimos.
¿Qué hace doña María Luisa pregonando desde los símiles del púlpito presidencial?
Tendría que estar buscando respuestas para reducir e impedir la polución que le pega a las zonas conurbadas de cuando menos 5 zonas metropolitanas; frenar los desarrollos en áreas privilegiadas como Holbox, en donde se devastan las consideradas protegidas porque, quienes están edificando hoteles de súper gran turismo, tienen el respaldo del hijo nada incómodo del presidente de la República; permitió que 20 mil árboles fueran arrancados de la selva para abrir camino al trenecito y en otras zonas, por donde cruzará el Transísmico, también derriban viejos maderos que se mantenían de pie por tener la capacidad de vivir hasta 500 años.
Quizá ahora sea la etapa, la de la cuatroté, cuando mayormente se atenta contra el medio ambiente mexicano que, además, tiene zonas que se consideran parte de los pulmones del mundo para frenar la devastación que eleva la temperatura y terminará por quemar, literalmente, a los seres humanos sin necesidad de pasar a saludar al cornudo satán.
Este gobierno ha hecho caso omiso del Acuerdo de París, porque, como dice el presidente López, no tiene importancia y quienes critican y alertan de los daños ambientales que genera el trenecito, los califica de pseudo ambientalistas.
En este gobierno, las gasolinas no cuentan con los aditivos o el etanol suficientes para reducir las emisiones contaminantes. Con la idea de mantener de manera artificial los precios de los combustibles que, según los otros datos, ya se refinan en México, se está trabajando con menores porcentajes de elementos para bajar, cuando menos, los gases invernadero.
¿Eso no lo sabe doña María Luisa?
Pues a lo mejor no. Su título profesional dice que es ingeniera agrónoma egresada de la Universidad Autónoma Chapingo.
Quizá por eso anda en las Jornadas de Autoabasto. ¿Entonces que hace en Semarnat?
Es el mundo al revés.
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