Jesús Michel Narváez
Pretender que una ausencia represente “los hechos” y hagan valer la independencia y soberanía de las naciones, es algo más que presuntuoso.
Es, hay que decirlo, jugar con fuego cuando la pradera está seca.
Se tiene que poner en la mesa la reflexión. ¿Qué deudas hay con Cuba?… deudas políticas y económicas que orillan al huésped temporal de Palacio Nacional a lanzar la amenaza -¡que debe tener temblando a media humanidad!- con no asistir a la Cumbre de las Américas si no se invita a “Cuba”.
El mensaje que quiere mandar, lo escribió la mañana de ayer: “no quiero que continúe la misma política en América y quiero en los hechos hacer valer la independencia, la soberanía y manifestarme por la fraternidad universal. No estamos para confrontación, estamos para hermanarnos, para unirnos”.
¿No es confrontación obligara quien ofrece la fiesta que invite a una persona non grata?
Supone, sin base alguna, que hay tiempo para reconsiderar su decisión y dijo que espera que en los próximos días Washington revise su posición.
“Todavía falta para la cumbre y podemos llegar a un acuerdo”, dice.
Seguramente lo van a extrañar… y mucho. No habrá la oz discordante en una reunión en la que se quieren arreglar “cosas” dentro de las naciones DEMOCRÁTICAS.
El presidente mexicano omite la declaración del subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, quien anunció a inicios de mayo que no se invitaría a Cuba, Nicaragua y Venezuela por no respetar la democracia.
Curiosamente el mexicano tiene interés en que vayan sus “amigos y conocidos” aunque en sus naciones los derechos humanos, esenciales ni siquiera de fondo, son respetados. Pese a ello, argumenta: que no invitar a todos es violar los derechos humanos.
Aunque descartó que su posible inasistencia a la cumbre pueda crear fricciones con el gobierno de Joe Biden alegando que su homólogo estadounidense “siempre ha sido respetuoso” y recordó que México y Estados Unidos “son países independientes y tenemos una relación de amistad”.
Quien sabe si la presión de minoritarios de Estados Unidos a los que mantienen una “política facciosa”, no piensen igual.
Tienen las herramientas para colocar las trampas que impidan el comercio bilateral. Aranceles a productos y mercancías, es una de ellas. Olvidar aquel 8 de junio de 2019, no es recomendable.
Ignorar el PODER que tiene el Capitolio, es no saber con quien se pelea. Un tanto al estilo de El Canelo: subir de peso no es suficiente para ganar.
Hablar de más no hará que los congresistas, facciosos y no, se “doblen”, como afirma Donald Trump que lo hizo con el mexicano y su canciller.
Su amenaza tiene un colofón: si no se invita a todos “no iré”. No asistir demostrará de qué lado se ubica y no es el mejor lugar para el país y los mexicanos.
Habrá una representación del gobierno de México encabezada por Marcelo Ebrard.
Al titular de exteriores le “cae como anillo al dedo” ser el jefe de la misión mexicana. Un metro -no del que se cayó- más en su carrera por ser el sucesor.
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