Por GERARDO LAVALLE
Declarar públicamente que “le tengo confianza” al referirse a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, el presidente Andrés Manuel López defiende lo indefendible.
No se trata de un empleado más. Es la gobernadora de la capital del país a quien el mundo se le vino encima por ocultar la información contenida en el tercer informe: causa y raíz, que la empresa noruega DNV realizó sobre el accidente, no incidente, de la Línea 12 ocurrido el 3 de mayo de 2021 y en el que fallecieron 26 personas y otras 103 resultaron heridas, algunas de gravedad.
La posición del Jefe del Ejecutivo deja en estado de indefensión la confianza de los ciudadanos en la gobernadora que, más preocupada por ser la sucesora presidencial, se niega a reconocer su responsabilidad y la de su equipo de trabajo, en la tragedia que, aunque se busque el olvido, está presente y lo estará para las familias afectadas durante todas sus vidas.
La afirmación presidencial coloca a la mandataria local como víctima, lo que se advierte como una “falsedad y tendenciosa”.
Si le tiene confianza o no, es el problema del huésped temporal de Palacio Nacional. Lo que importa es la confianza de los gobernados que, en la pasada elección de alcaldes, demostró haberla perdido.
Atribuir los reclamos de la prensa, vocera de la sociedad, a los “tiempos de elecciones”, resulta un insulto a la inteligencia de los habitantes de esta ciudad. Ocultar el informe porque el contenido le pega en la línea de flotación, produce desconfianza generalizada.
