*Planea Morena y Socios Discutir la Reforma Electoral
*Oirán más no Escucharán las Voces de Reales Expertos
*El Derecho Electoral, una de las Materias más Difíciles
*La Reforma Eléctrica Mostró que a Nadie le Importaba
*Orden: en el Texto no se Cambia una Coma ni un Punto
GERARDO LAVALLE
Anunciar que se convocará a un Parlamento Abierto para que se discuta la reforma electoral enviada por el presidente de la República el 28 de abril, a unas horas de concluir el periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión, lo que llevará a la dictaminación y discusión hasta mediados de septiembre, después del Presupuesto de Egresos de la Federación, no deja de ser una nueva manipulación de los legisladores de Morena.
El coordinador del grupo legislativo del partido oficialista y sus adláteres PVEM y PT, encabezados por Carlos Puente Salas y Alberto Anaya Gutiérrez, parecen haber llegado al acuerdo, aunque no se les menciona como asociados de Morena, para que la reforma electoral presidencial sea discutida en un parlamento abierto.
Aunque el término de parlamento abierto se utiliza para referirse a las acciones desde el legislativo, orientadas a habilitar espacios para escuchar a la ciudadanía, respecto a las decisiones que deben ser tomadas en el congreso, los legisladores mexicanos, los que están en el poder, no muestran tener el conocimiento de lo que representa.
Recientemente vivimos el Parlamento Abierto para la Reforma Eléctrica-Energética y después de meses de discusiones, de escuchar a “expertos” diputados en las materias, de leer que el 80 por ciento de los participantes fueron empleados de la CFE, desde el director general hasta los ingenieros del ramo, y que en cada sesión acallaban las opiniones de académicos, conocedores de la materia, el resultado de la realización de los foros fue nulo.
No se cambió una sola coma o punto en el texto de la iniciativa presidencial. El presidente López ordenó, así con ese vocablo, no mover nada y los obedientes legisladores acataron sin chistar.
La reforma eléctrica, como la electoral, tiene el mismo problema: no les alcanzan los votos a los subyugados congresistas del bloque oficialista para hacerlas transitar.
Ahí está el rechazo, el freno, y no de mano, de las oposiciones que lograron conjuntar 223 votos ¡en contra” y la iniciativa recibió la frase letal: “se desecha”.
Ahora se anuncia un Parlamento Abierto para “analizar” no solamente la reforma presidencial sino otras 40, como informó la diputada mexiquense Graciela Sánchez Ortiz, presidenta de la Comisión de Reforma Política-Electoral de la Cámara de Diputados -temporal- y que ya se trabaja para encontrar los mecanismos que hagan realidad el ejercicio.
Nadie pondría en tela de juicio que para temas trascendentes se convoque al Parlamento Abierto.
El problema es que los del bloque oficialista no saben escuchar, no tienen interés en corregir la plana al jefe de la nueva mafia y menos aún en darle satisfactores a la sociedad.
Por supuesto, habría que correr la invitación, aunque sea por cortesía, a la sociedad civil representativa. Quizá, no seguro, sus representantes hablarán y nadie los escuchará.
Se hará la pantomima de apuntar las sugerencias y conforme al moderador del momento, dirá: excelente aportación… la incluiremos.
Los congresistas de Morena y socios, tomaron la línea directa, trazada en Palacio Nacional, de dar atole con el dedo. De hablar de la democracia. De llenarse la boca con afirmaciones con la que señala que el “pueblo manda” y “el poder lo tiene el pueblo”. Las falsedades de costumbre, porque el pode lo tiene una minoría.
¿A quiénes invitará la diputada y sus jefes al Parlamento Abierto?
¡A todos aquellos politólogos no orgánicos, que simpaticen con la “causa” y que estén dispuestos a “morirse en la raya” en defensa del proyecto de deformación electoral!
Será otro ejercicio inútil.
Las voces de los que no están de acuerdo con algo, deben escucharse y tomarse en cuenta para las decisiones que afectan o benefician no solo al Gobierno el proyecto que diseñó y puso en marcha, sino a todo el país y sus habitantes.
Es difícil que todo mundo quede satisfecho. Los 15 millones de votos duros del presidente y de su partido, han polarizado al país y divido de manera alarmante. Lo ha hecho fragmentando segmentos de la población colocándola en posición cuasi indefendible.
Si el Parlamento Abierto no se hace para escuchar a la ciudadanía y solamente se realizan los foros para “dar publicidad” suficiente al tema y después decir “nosotros abrimos, escuchamos y tomamos la decisión sin incorporar ningún cambio”, irán perdiendo la ya de por sí mediocre credibilidad de la que aún gozan.
Nadie debe hacerse ilusiones y que sus aportaciones serán tomadas en cuenta.
Bajo la circunstancia actual, organizar los foros justamente en el periodo de receso y cuando se realizarán las elecciones en 6 estados, tiene un solo significado: desviar la atención de los verdaderos problemas en que el gobierno ha sumido al país.
Como diría el legislador en el uso de la palabra: ¡Es cuanto, señor presidente! (de alguna de las Cámaras, aunque se puede aplicar al de la República Mexicana).