NIDIA MARIN
¡Hágame el favor! Y he aquí que los mapaches del siglo XXI pretendieron y pretenden dar lecciones a las “chuchas cuereras” de toda una vida, y ante sus ridículas actitudes, hoy, aterrados por el futuro cercano en las elecciones de 2022, no atan ni desatan.
Y como faltan tan sólo 40 días para el “parto”… de los montes, en Aguascalientes (gubernatura); Durango (gubernatura, 39 presidencias municipales, 39 sindicaturas y 327 regidurías); Hidalgo (gubernatura); Oaxaca (gubernatura); Quintana Roo, (gubernatura, 15 diputados por Mayoría Relativa, y10 diputados por Representación Proporcional); Durango y Tamaulipas, (gubernatura), esos animalitos que trasmiten la rabia, desde ahora, andan buscando quién se las pague no quién se las debe.
Por aquellos lares, en esa sexteta de estados, donde se juega el futuro, los “cuatro patas” corretean y trabajan desde ahora. Por lo pronto están en el periodo de limpiarse las chinguiñas, acicalando el antifaz, sacudiendo las rayas de la cola y afilando las uñas de los cinco dedos de las patas delanteras, semejantes a las manos humanas y por ello los mapaches son muy diestros.
Y como no tienen lugar aborrecido… andan por todas partes… Y como no tienen horario que no les guste, aunque son nocturnos, ocasionalmente pueden ser vistos durante las horas del día.
“Son unos animales solitarios y el único grupo social que forman es nomás la madre y sus hijos. Aunque los mapaches se mueven despacio caminando y arrastrando las patas pueden alcanzar velocidades de 15 millas por hora por el suelo. Los mapaches se suben a los árboles con una edilidad y se pueden resistir una caída de 35 pies de altura. Los mapaches son excelentes escaladores y fuertes nadadores”, asegura el NatureMapping Animal Facts.
Otros interesados en la vida de ese animalillo, dicen que lo mismo habitan en los bosques, las costas, los manglares… pueblos y ciudades y como son omnívoros comen lo que pueden desde huevos, hasta cangrejos, reptiles, frutos, basura…
En México hay de todo, hasta pigmeos, los cuales se consideran peligrosos porque son portadores de un bicho muy dañino para los seres humanos (en la Ciudad de México en la elección reciente fueron portadores de mañas… también en otras entidades ¡faltaba más!), aunque para ser exactos hay que decir que también navegan con la rabia a cuestas y hasta con el Virus del Nilo, aunque en México le llaman “virus del Lerma” y “virus del Coatzacoalcos”.
Los mapaches tienen muchos parientes, como el coatí (cubano muy diestro), el panda rojo (procedente de Rusia), el zorro rojo (nativo de Venezuela) y el cacomixtle (oriundo de Bolivia). Lo grave es cuando muerden. De inmediato se debe sanear la herida (es lo que están haciendo los mapaches morenos tras la tunda en la Cámara de Diputados por la “ley eléctrica”, que casi los electrocuta).
Y hay que aclarar que andan como catarrientos, porque los síntomas de rabia de los mapaches son parecidos a los de la gripe.
¿Cómo son estos animales? Unos mañosos, no más grandes ni más gordos que un gato, con cola larga (como los bejaranos y los martíes en la capital del país) que se sientan sobre sus pomponias como los osos.
Ellos, los mapaches, actualmente acuden a los cursos intensivos que les está dando Mario Delgado. Sí, porque como es en su especie, empezaron el trabajo de reproducción durante los primeros días de enero y los últimos de febrero. Y faltaba más, los machos de por acá tienen más de una compañera con quien recrían una después de otra. Las hembras, celosas y delicadas, recrean con solo un macho y sacan a arañazos a otros machos porque no los toleran después de la copulación.
Después las mapachas cantan: “Cuando me enamoro / Doy toda mi vida / A quién se enamora de mi / Y no existe nadie/ Que pueda alejarme / De lo que yo siento por ti”.
Pero eso no les quita lo transas. Ellas, como ellos son ágiles escaladores (verbi gratia alcanzan elevadas posiciones en los gobiernos) y como su “coco” son los lobos, coyotes, halcones y búhos, procuran agachar la cabeza y no ser tan notorios.
Ya viene pues la segunda temporada de 2022 de los mapaches. ¡Aguas ciudadanos!