Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
A partir del 28 de marzo la historia tomó otro rumbo. Una acusación plagada de irregularidades e incluso con delitos inexistentes en los Códigos Penales de la Ciudad de México y Federal, llevó a los 11 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a decidir la libertad de Laura Morán, cuñada del fiscal, y liberar inmediatamente a su hija, Alejandra Cuevas. Primer round perdido.
Días después se destapó el escándalo provocado por el choque entre el exconsejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra y el fiscal Alejandro Gertz Manero. Un affaire de dimensiones inimaginables. La Fiscalía General emprendió indagatorios en contra de abogados que, según las mismas, formaban un grupo de extorsión encabezado por el expoderoso empleado presidencial.
Antes el fiscal había demostrado su poder y a quién le rinde cuentas: las detenciones de Rosario Robles, primero, y después de Emilio Lozoya, intentaron pavimentar el camino que busca recorrer el presidente López sin ensuciarse los zapatos.
El caso Robles ha estado en el imaginario popular y político de oposición, que se trata de una venganza; el de Lozoya perseguía obtener nombres de superiores jerárquicos -como establece la ley para convertirse en testigo colaborador- para, desde Palacio Nacional, anunciar el triunfo contra la corrupción del pasado.
Hasta ahora fracasó la intentona y el exdirector de Pemex no ha dado pruebas, aunque sí nombres, en sus declaraciones ante el ministerio público y el juez de control durante las audiencias. Incluso la falta de comprobación en sus señalamientos llevó a Lozoya a ser encarcelado y sacado de su palacio en Las Lomas de Chapultepec. Hoy lo mantienen en el Reclusorio Norte y ya le agregaron otra acusación: evasión fiscal. Todo indica que habría reparación del daño causado por la compra de compra de la empresa Agronitrogenados, aunque el vendedor llegó a un acuerdo para devolver al erario público 200 millones de dólares y de los cuales ya cubrió más de 50 -que por cierto no aparecen y fueron depositados en una cuenta de Pemex ubicada en Houston, Texas- y ahora existe el compromiso de pagar 10.7 millones de pesos requeridos por el SAT.
De pagar lo que le cobran, el exdirector de la petrolera mexicana quedaría en libertad y no habría revelado nada que llevara al fiscal hacia un pez grande como Luis Videgaray o el mismísimo Enrique Peña Nieto.
Lo de Robles no tiene desperdicio. Encarcelada desde hace dos años y 5 meses, se le ha negado la oportunidad de seguir el proceso con reclusión domiciliaria.
Sin embargo, ayer se gestó el segundo gran revés para el fiscal.
El Noveno Tribunal Colegiado de Circuito en Materia Penal de la Ciudad de México, resolvió, por unanimidad, que Alejandro Gertz Manero, violó el debido proceso y la presunción de inocencia de Rosario Robles al emitir diversas opiniones sin fundamentos.
La prueba que está a punto de tirarle el caso. Una declaración que involucró a Robles y fue comparada con lo hacía Lozoya. Él está cooperado, dijo el fiscal. Ella no.
Con la sentencia del Tribunal federal. De validar por unanimidad de voto la sentencia dictada por el Juez Tercero de Distrito de Amparo en Materia penal en la Ciudad de México, que desde el año pasado concedió la protección de la justicia federal a favor de Rosario Robles, se acaban los argumentos para mantenerla en prisión.
Y en el caso de los abogados presuntos extorsionadores, hay retiro de acusaciones.
Todo el coctel ha dado origen al rumor, no confirmado y no desmentido, de que Gertz Manero entregó su renuncia al Presidente López que se hará efectiva antes de que el gallo cante tres veces.
Lo sorprendente será que se haga realidad lo que dice el rumor: el nuevo fiscal general será ¡Arturo Zaldívar Lelo de Larrea! Lo publicó el columnista Mario Maldonado.
¿Qué hizo Gertz Manero para caer de la gracia de su protector?
Solo ellos lo saben. Y, hay que decirlo: en la cuatroté no estar cobijado por el manto protector del inquilino temporal de Palacio produce frío, helado, amenazando congelar al abandonado.
Un relevo necesario ¿para quién?
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