Día D o Plan B

Por Jesús Michel Narváez

 

Mañana la atención -por lo menos política y empresarial- estará fijada en San Lázaro.

Sí, en el Palacio Legislativo, ubicado en una Ciudad en donde los Palacios relatados por Carlos Fuentes, dejaron de serlo para convertirse en museo privados o servir de cimentación para grandes edificios.

Porque los 500 legisladores -se espera acudan todos- se reunirán y no para felicitarse por las vacaciones sino para aplicar el día D, de dedo -alzado- y aprobar o rechazar la tan ida y traída iniciativa de reforma eléctrica-energética del presidente López.

Puede darse el caso de que sea el día B, bue… o de basta, me ganaron y ya.

Esperen -se escucha en el lejano recinto imperial al costado oriente de la Catedral- las consecuencias.

Los momios están 57 a 0. Sí, son los votos que le faltan a los partidos oficialistas –Morena-PT-PVEM- para satisfacer la instrucción no, la ORDEN, presidencial de aprobar la reforma “cueste lo que cueste”. (No sabemos si se trata de dinero, de posiciones, de aprehensiones).

Aunque ya se sabe que un juditas abandonó la última cena para sumarse a los “buenos”, todavía los otros que se dicen mejores confirman: somos opositores y votaremos en contra.

En el caso del petit jude se ignora si en lugar de 30 monedas recibió un cañonazo, como aquellos que Álvaro Obregón gustaba disparar para convencer a sus enemigos de rendirse o, en su caso, de sumarse a la causa. El repentido cambio del hijo obediente, no tiene todavía los elementos para colgarse o que lo cuelguen. Pero mañana podría ser el día en que públicamente se ahorque y lo rescaten, antes de romperse el cuello, los acólitos de su majestad imperial.

Si las apuestas, como las encuestas, están mal hechas, entonces el Día D será de gloria.

Por el contrario, si fueron realizadas por personas ajenas al crupier, entonces la casa pierde.

Considerando que el emperador no da paso sin pantufla de terciopelo, el haber anunciado a sus súbditos que firmó ya la ordenanza en la que propone el Plan B, tiene el tácito reconocimiento que la primera fue desobedecida por los fariseos, adversarios a los que no ha podido erradicar de la corte.

Admitir una derrota que tendrá costos en las batallas que libra su serenísima, no es común. Si alguien osara haberla logrado antes, los victoriosos habría caminado hacia el cadalso. Hoy ya no puede hacerlo. Tiene que aceptar perder para intentar ganar atacando otros flancos… el de la derecha y el del centro… al semiizquierdo lo deja a salvo porque ahí están sus fuerzas. Las que lo hacen sentir orgulloso. Las que no saben leer ni escribir, pero le son leales hasta morir …literalmente.

El comandante de la parada oficialista, el señor Mier Velasco, podría perder el cargo. El emperador no se reconoce derrotas. Solo victorias… aunque sean pírricas..

¿Día D o Plan B?

E-mail: jesusmichel11@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: Jesús Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por el 760 de Amplitud Modulada

 

 

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