Érase una vez un Tipo Llamado Benito

  1. El hijo del siglo, Antonio Scurati. Alfaguara (Madrid). 2020. 824 páginas

DAVID MARKLIMO

La historia humana está plagada de individuos cuyos nombres perdurarán por siempre; hay otros tan icónicos que se los conoce solo por su nombre de pila. Pero existe otra categoría, la de aquellos que ni siquiera pueden ser nombrados, como hacen los personajes en el mundo mágico de Harry Potter con Lord Voldemort. A esta categoría pertenece Benito Mussolini.

En M. El hijo del siglo, el profesor italiano Antonio Scurati ha afrontado la tarea de contar cómo surgió el fascismo mussoliniano a raíz de la primera guerra mundial, cómo se propagó y arraigó, cómo devoró voluntades políticas y cautivó a millones de italianos, cómo destruyó la democracia y la esperanza. Esta es la biografía novelada de un hombre y, a través de él, también la de una época entera. Pero es sobre todo una historia vibrante, hipnótica, con la profundidad de un ensayo y el ritmo narrativo de la mejor ficción contemporánea, sobre cómo una sociedad decidió entregarse a los delirios de grandeza de un solo hombre. No lo ha hecho con una investigación histórica —aunque esta sea visible en cada página del libro—, sino con las herramientas de la creación literaria, las que proporcionan hondura y complejidad, pero utilizándolas en los estrictos límites de los acontecimientos documentados. El resultado es una novela exenta de ficción que arrastra al lector a las entrañas del monstruo que va creciendo.

Scurati narra el ascenso de Mussolini desde que nacen los primeros fascios de combate entre los desencantados y los veteranos de la Primera Gran Guerra, hasta que el traidor (así le llama Scurati) llega al cargo de Primer Ministro del Reino. Entonces, en una primera instancia, estaríamos ante una novela histórica cuyo eje central es el Benito Mussolini que abandona el socialismo para erigirse, en 1919, en líder mesiánico de una Italia resentida tras la guerra debido a la supuesta humillación sufrida en la Conferencia de París. Desde ahí, el relato se entiende hasta 1925, cuando, tras conquistar el poder y aplastar las primeras disidencias, Mussolini consolida su dominio absoluto sobre el nuevo Estado fascista.

Pero hay que hacer un apunte, para evitar los despistes. Esta novela de no-ficción, dedicada a narrar el ascenso de Mussolini y sus secuaces, es la novela del héroe vencido. Giacomo Matteotti, el diputado socialista tuberculoso, solitario, mal esposo y peor político; el rico venido a menos cuya oratoria no es brillante sino basada en un listado de números y fechas. Como en La Iliada, que empieza con la cólera de Aquiles y vamos viendo como el relato se centra en Héctor, aquí veremos cómo Matteotti -su lucha y su honor- se va apoderando del relato. La Historia es de sobra conocida: después de las elecciones de 1924, que dan la mayoría absoluta al Partido Nacional Fascista (el infausto PNF, que evolucionan desde los Fascios de Combate, hasta un partido monárquico), Matteotti sostiene que las elecciones no han sido libres y desgrana, durante tres horas, los crímenes que han tenido lugar a lo ancho y largo de Italia en la jornada electoral: amenazas, incendios, palizas a pie de urna, secuestros y asesinatos. Amenazas y secuestros de periódicos y presidentes de mesas electorales, robo y falsificación de papeletas por todo el país. Casi 200.000 sicarios a sueldo (no son muchachos idealistas, el partido paga manutención, desplazamientos y honorarios a sus milicias), con la misión de falsificar una democracia. Matteotti promete, para la siguiente sesión del congreso, un informe sobre la financiación ilegal del PNF. Scurati, buen alumno suyo, enlaza dato tras dato en su texto, leemos los hechos probados de la Historia. Ya no sucedería, pues fue asesinado por “Los camisas negras”, en el verano de 1924.

Sin necesidad de cargar las tintas, Scurati nos introduce en un proceso histórico que, en su propósito de fundar un orden nuevo que se sustentó en la aniquilación de los ideales revolucionarios de libertad, igualdad y fraternidad, en el desprecio del liberalismo, la democracia y la justicia, y en el ejercicio del miedo a través de la violencia.

En M. El hijo del siglo, la reflexión está a la luz: basta la aparición de un líder carismático que identifique las frustraciones sociales para que la democracia desaparezca. La manipulación de la verdad y la subyugación de las masas mediante ideologías conlleva al pensamiento único, a que priven sobre todas las cosas ya no los derechos, sino las frustraciones individuales.

La obra recibió el Premio Strega, quizá el más importante de Italia, en 2019. Es, además, el inicio de una impresionante trilogía sobre el fascismo italiano.

 

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