Cuestión de Principios

Del Cine y Las Leyes

“Roman J. Israel, Esq”.

HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO

“Roman J. Israel”, Esq. película de drama legal dirigida por Dan Gilroy; protagonizada por Denzel Washington (Roman J. Israel), Colin Farrell (George Pierce) y Carmen Ejogo (Maya Alston); tuvo su estreno en el Festival de Cine Internacional de Toronto el 9 de septiembre de 2017.

Roman J. Israel es un abogado defensor idealista que siempre ha trabajado detrás del escritorio, a partir de la muerte de su socio se ve involucrado en una serie de acontecimientos tumultuosos llevándolo a una crisis personal y la necesidad de una acción extrema.

La cinta trata de cómo una crisis de conciencia puede acabar con la integridad de un abogado lleno de principios se ve quebrantada por las circunstancias hasta convertirlo en un hombre amoral.

UNA MENTE 

BRILLANTE

Roman J. Israel es el responsable de preparar los escritos legales en una pequeña firma de abogados enfocada en la defensa de derechos civiles, mientras que su socio William Jackson se encarga de presentarse ante la Corte de Los Ángeles.

En un despacho integrado por dos abogados y una secretaria, es difícil pensar que haya grandes ingresos, por eso es comprensible que el protagonista subsista con un sueldo semanal de 500 dólares, cuando los grandes bufetes cobran esa cantidad por una hora de trabajo.

Pero más allá de lo económico, Román es un apasionado del Derecho, que, a pesar de tener dificultades con sus habilidades sociales, está dotado de una memoria fenomenal y convicciones personales fuertes que ha perseguido a expensas de renunciar a una vida familiar.

Lo profesional nunca debe estar en discordia con lo familiar; hay quien sacrifica una vida personal y familiar en pro de una exitosa vida profesional; pero no es el caso de Román.

SUEÑOS GUAJIROS

Jackson padece un ataque de corazón fatal; la firma cierra y todo pasa a ser manejado por George Pierce, un estudiante graduado de Jackson, quién le admiró enormemente y ahora está impresionado por la mente legal de Israel, ofreciéndole un trabajo en su despacho, pero éste rehúsa esta oferta, pues ve a Pierce como un abogado codicioso.

Es obvio que Israel no ha planeado su futuro, ni nunca tuvo en mente que algún podía quedarse sin trabajo; él ha gastado años desarrollando una demanda para reformar el uso injusto de la colaboración que induce siempre a las personas procesadas aceptar penas injustas con la acusación por miedo a recibir condenas más altas si van a juicio.

El protagonista está plenamente convencido de los derechos civiles de las personas y de contar con un juicio justo, por ello ve como mercenarios a los abogados que aceptan las propuestas de la fiscalía para convenir penas más bajas por reducción de cargos, cuando muchos de éstos ni siquiera tienen sustento legal o fáctico.

Su idea es reformar al sistema de justicia para que los acuerdos con la fiscalía sean justos para ambas partes, aunque en la cinta nunca se menciona cómo lograr este equilibrio, sólo se revela la discrecionalidad y la apatía de los fiscales para obsequiar un proceso abreviado.

QUEBRANTANDO 

PRINCIPIOS

Israel conoce a Maya durante una entrevista en una red de activistas, pero ella le manifiesta que todos son voluntarios, que no hay paga; así que, al verse necesitado de dinero, acepta la oferta de trabajo de Pierce.

Aquí se da el primer quebrantamiento de principios, y el protagonista lo sabe, pues siempre ha renegado de la forma en que trabajan las grandes firmas, a las que ve como materialistas del derecho, sin escrúpulos con sus propios clientes.

Aprovechando su mente penalista, le piden que se avoque a la defensa de un cliente, Derrell Ellerbee, un joven acusado por asesinato, quién le dice a Israel que está dispuesto a divulgar el paradero del verdadero asesino, Carter «CJ» Johnson, y a atestiguar en su contra; Israel no sabe cómo negociar una colaboración eficaz con la Fiscal del distrito, quien rehúsa la oferta; Ellerbee es asesinado como soplón.

Román ha quebrantado un segundo principio, el negociar una pena injusta por reducción de cargos injustos.

Su necesidad económica hace que Roman utilice en forma ilegal la información que recibió de Ellerbee para anónimamente cobrar los 100.000 dólares de recompensa que se ofrecen para localizar a “CJ” Johnson.

Se quebranta un principio más: el secreto profesional, la información dada por el cliente no se puede utilizar en beneficio propio, pues el abogado trabaja para el cliente y no éste para aquél.

UN ARREPENTIMIENTO 

Y DOS CONVERSIONES

La dedicación de Israel a la justicia social ha conmovido a Pierce, quien reorganiza la firma para desarrollar un área pro bono dirigida por Román, mientras que Maya le agradece por inspirarla en sus luchas idealistas, pero el nuevo punto de vista materialista de Román hace que éste se muestre distante ante estas dos manifestaciones.

Es claro que se ha vuelto cínico y de cierta forma inescrupuloso, pero recibe un balde de agua fría cuando Pierce le informa de un nuevo cliente detenido por asesinato, quién resulta ser “CJ” Johnson.

Román sabe que ha traspasado la línea y debe asumir las consecuencias de sus actos, busca el auto perdón y redacta una notificación a la “Corte Suprema de la Ley Universal Absoluta” donde se demanda a sí mismo por “ser un hipócrita y dar la espalda a todo lo que alguna vez afirmó que realmente defendía”.

La película trata sobre un abogado que, sufriendo una crisis de conciencia, traiciona sus propios ideales y principios; trata sobre el idealismo y el choque generacional de la vieja escuela versus la nueva.

Su redención trastoca la vida de Maya, quien renueva sus esfuerzos en el activismo, mientras Pierce termina el escrito de demanda de Román, con sus nombres, intentando continuar sus esfuerzos para reformar el sistema jurídico penal.

Román es un letrado del derecho y un activista de los derechos civiles, cuya ética numantina se vio rota por una crisis de conciencia, el paso de su integridad a lo amoral fue efímero, pero suficiente para sentirse a sí mismo como un ser despreciable.

El añadido “Esquire”, abreviado “Esq.”, significa literalmente “escudero” y es un antiguo tratamiento de cortesía británico que hoy usan de manera convencional los abogados y diplomáticos estadounidenses.

Pero ¿una vez que se han roto los principios éticos se puede dar marcha atrás?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

 

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