Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Hay situaciones en las relaciones entre países, que deben ser cuidadosamente analizadas.
Como en la diplomacia, una coma de más o de menos puede hacer la diferencia en un texto cuyo contenido fuera considerado de vital importancia para una de las partes.
De ahí la cabeza de esta entrega.
Recapitulemos: el pasado jueves llegó a México John Kerry, enviado especial de la Casa Blanca para asuntos del clima y medioambientales. Su tercera visita al país. Desde su salida de Washington dejó claro que en la reunión con el presidente Andrés Manuel López se abordaría el tema de la reforma eléctrica no solamente porque afectará a los inversores estadounidenses sino porque coadyuvará a frenar la lucha contra el gas invernadero y los altos contaminantes que produce el uso de plantas de energía operadas con combustóleo. A eso vino.
Recibido en Palacio Nacional por el primer mandatario y quien invitó a Kerry y su comitiva, se dice que formada por 9 empresarios de energía y la industria automotriz asentada en el país, durante largas 4 horas hablaron de la reforma eléctrica y quizá otros temas que hasta ahora se ignoran.
A la salida de la reunión, el alto funcionario de la Casa Blanca dijo a los periodistas que se había acordado establecer una mesa de trabajo que sería coordinada por el embajador Ken Salazar, para llegar a conclusiones que reduzcan los riesgos medioambientales y se proteja a sus inversores.
Los diarios de circulación nacional dieron la noticia a 8 columnas.
La mañana de ayer, el presidente desmintió lo expresado por Kerry y utilizó un lenguaje severo.
“Si hubo un planteamiento de que se mantuviese la comunicación sobre el tema y que participara un grupo, pero ellos plantearon eso y yo me quede callado. No se aceptó, a lo mejor ellos pensaban que eso iba a ser aceptado y alguien se adelantó a decir que nosotros íbamos a aceptar que un grupo pues casi vigilara nuestra actuación”. Agregaría: “Hay una gran diferencia entre escuchar, informar, conversar, comunicarnos. ¿Qué es la comunicación?, son mensajes de ida y vuelta. Es mucha la diferencia a imponer, un grupo para vigilarnos, observarnos, eso pues no lo permite nadie. Al lo mejor sí, en otros tiempos, gobiernos, sumisos, entreguistas, pero ya no son los tiempos de antes”.
Es decir, su gobierno no es sumiso ni entreguista.
A decir verdad, no se entiende lo que quiso decir. Desmentir a un funcionario que habló con los periodistas y hay grabaciones de sus palabras, no es común entre países “amigos”.
¿A quién creerle?
Si Kerry mintió, cometió un grave error. Si lo hizo el presidente mexicano, es doblemente grave.
Hacer públicas las conversaciones, porque están grabadas -como se hace en el Salón Oval de la Casa Blanca- sería sumamente saludable para ambos personajes y, por supuesto, para los mexicanos en primera instancia.
La defensa de la soberanía no se hace con desmentidos. Es con hechos. Y los mismos deben ser consultados -el primer mandatario está acostumbrado a eso- y sin manipulación alguna, saber la verdad.
No la verdad a medias. La verdad completa.
Estos casos, sin embargo, se tratan por la vía diplomática, generalmente con notas de gobierno a gobierno. No se oxigenan en público.
De ahí la pregunta: ¿quién y por qué mintió?
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