Y en un Hermoso Lago, una Serie de Actividades Deportivas y de Diversión 

*¿Dónde? muy Cerca de la Ciudad de México: en Tequesquitengo, Morelos

*Esquíes, Wakeboard, Wakesorf, Moto y Otros Deportes Acuáticos

*También ver la Casa de la Película “El Inocente”, con Pedro Infante y Silvia Pinal

*Y el Recuerdo Bajo las Aguas del Pueblo Inundado Llamado San Juan Bautista

SUSANA VEGA LÓPEZ,

Enviada

TEQUESQUITENGO, Morelos.-  Aquí, la adrenalina comienza con la renta de una lancha para pasear o experimentar alguna de las actividades que se pueden realizar en el agua, como  montarte en el wakeboard, practicar wakesorf o ponerte el tradicional esquí doble.

También puedes sentir la adrenalina aferrado a un inflable redondo, nadar, bucear, alquilar una moto acuática o aventarte del boongie que da a la laguna de Tequesquitengo.

Los prestadores de servicios turísticos explican pacientemente en qué consisten cada una de las experiencias. Optamos, primero, por el wakeboard, que es una tabla tipo patineta con botas jalada por la lancha con una fuerte cuerda de nylon.

Entrevistado por Misión Política, el señor Miguel Rosas Arellano, avezado operador de una lancha de motor, comenta que los turistas lo buscan “para esquiar”, pero a diferencia de los esquíes tradicionales, ahora los visitantes optan por el wakeboard para sentir la emoción al máximo.

Ya en la lancha, comienzan las instrucciones teóricas junto con la práctica: te pones el chaleco salvavidas, te montas en las botas, las ajustas bien para que el pie no se salga y te arrojas al agua. Allí, te indica que debes acercar tus pies a las “pompas” lo más que se pueda, estirar las manos y no soltar la cuerda que, para comodidad de las personas, cuenta con un palo atado.

Cabe señalar que al meter los pies a este calzado que está pegado a la tabla, las extremidades quedan con una separación de aproximadamente 60 centímetros. Ya en el agua, boca arriba, con las rodillas encogidas y los brazos bien estirados, Don Miguel comienza la cuenta con el número uno y el practicante, en su mente, debe continuar con el dos y al seguir el tres, estirar las rodillas y hacer una posición como si fueras a sentarte en una silla.

La velocidad se siente cada vez más. El aire acaricia la piel y te acompaña mientras te mantienes a flote de pie, con los brazos estirados y las rodillas flexionadas para balancear el cuerpo y evitar una caída de inmediato porque es inminente al cabo de algunos minutos.

La fuerza que se ejerce y la tensión es basta- Los gritos afloran… ya en el agua, su tibieza te arropa, te sientes seguro, cierto de que de inmediato regresará la embarcación para realizar otro intento de esquiar.

La otra experiencia que hicimos fue subir a un inflable redondo de caucho que cuenta con unas agarraderas donde la persona se sujeta con fuerza para ser jalado por la lancha y sentir la velocidad. Las gotas de agua te salpican la cara, el cuerpo todo. No se escapa tragar un poco de agua dulce.

Puedes pedir que sea un paseo moderado en velocidad o uno más rápido donde la lancha da vueltas, y el inflable se derrapa al tiempo que sortea las olas que se van generando, lo que hace que el caucho brinque y se formen lo que conocemos como “patitos”. Algunos prefieren soltarse y caer al agua, otros más aferrados continúan a bordo, aunque la caída llegará tarde o temprano.

En cuanto al wakesorf, es una tabla rasposa para que los pies no resbalen. La posición es erguida y con un pie delante del otro. La persona se sujeta a una cuerda que también es jalada por la lancha. En lo referente al esquí doble, es el que todos conocemos.

Durante el recorrido por lancha, don Miguel nos mostró la casa donde se filmó la película El Inocente, protagonizada por Pedro Infante y Silvia Pinal, que casi siempre transmite la televisión los fines de año. Siempre pensé que se había rodado en Acapulco, pero aquí me sacaron del error.

También se puede alquilar una moto acuática para recorrer a capricho parte del lago de Tequesquitengo.

En estas fechas el clima es bastante cálido en Tequesquitengo. “Ahorita todavía es fresco para nosotros porque en abril y mayo está bien fuerte el calor. Tenemos un clima muy noble, cuando hace frío el agua es calientita y cuando hace calor, el agua se refresca; así es la naturaleza”, comenta.

Muchas veces el agua es turbia, color café porque fermenta la piedra volcánica y los peces mueren en diciembre, pero es en junio o julio cuando el agua está totalmente transparente, limpia, de color azul turquesa. Es un ciclo donde el agua es clara y, por tanto, el mejor momento para practicar el buceo porque se puede ver la iglesia que está en medio del lago.

Al llegar en auto a “Teques” te encuentras con la glorieta del Ave de la Fertilidad o de la Abundancia, mejor conocida como la glorieta Proa, o con la glorieta de Las Alas, según de donde vengas.

Los establecimientos de alimentos y bebidas salen no a flor de piel sino a pie de carretera. En alguno de los restaurantes a la orilla del lago, antes o después de comer, es donde puedes rentar una lancha para aventurarte en las actividades de nado, pesca, buceo o esquí.

Esta laguna localizada entre Puente de Ixtla y Jojutla de Juárez mide aproximadamente 28 kilómetros cuadrados; una fosa tectónica que llega a los 180 metros de profundidad. Debajo de Teques, como le dicen, hubo un pueblo llamado San Juan Bautista que, con el tiempo, se inundó y algunos buzos dan cuenta de la cúpula de la iglesia que se aprecia a unos cinco metros de profundidad.

Desde los ocho años don Miguel ya andaba en un barquito. Entonces eran de lámina, de aluminio, con el motor en la popa. Sus padres, oriundos de Guanajuato, “fueron traídos para trabajar en la finca de La Prieta Linda aquí arriba, en sus terrenos. La población era poca. Había muchas bajadas para entrar a la laguna. La gente se confiaba y se metía sin precaución alguna, sin conocer. Cada fin de semana se sabía de dos o tres ahogados. Aquí no es como el mar, donde flotas, aquí te hundes. Es agua dulce”, comenta.

Platica que debajo de la laguna había un pueblito. Los indígenas trabajaban para los hacendados, pero cuando descubrieron el tequesquite (de allí el nombre de Tequesquitengo), una piedra salitrosa que tiene diferentes usos, consideraron que era buen negocio. Lo comenzaron a vender a las rancherías por lo que los hacendados se enojaron y propiciaron la inundación del pueblo que comenzó en1845 y acabó en 1868, dicen.

Todas las casas tienen fosas sépticas y con periodicidad llegan pipas para vaciarlas porque está prohibido contaminar la laguna con aguas negras. Si alguien lo llega a hacer es acreedor de una multa muy significativa.

La mayor parte de la población -dicen que el 90 por ciento- se dedica al turismo es por eso que hay muchas casas que se ponen en renta. “De hecho, en época de pandemia se llenó de personas que prefirieron alquilar lugares aquí en Teques. Siempre hubo movimiento, aunque con todas las precauciones”, cuenta.

Proliferan restaurantes y puestos para comer y beber. Pocos son quienes viven del campo donde se siembra caña, maíz, cacahuate y angú, una verdura rica en calcio, hierro, magnesio, potasio y zinc, que además contiene vitaminas A, B, C, E y K lo que trae beneficios a la salud como mejorar la visión y fortalece los huesos, entre otros, señala, Benjamín Rebollar, mejor conocido como “Natalio de la Sierra”.

En la laguna se pesca langostino y mojarra- Antes había robalo, carpa, lobita, pero ya no, se terminó.

“No hay horario para realizar un paseo en lancha. A la hora que el turista requiera el servicio, se le hace”, afirma don Miguel quien platica que le llaman a cualquier hora, algunos prefieren salir a las seis de la mañana, otros a las 10; hay quienes les gusta pasear en la noche y hacer fiesta en lancha… a todo nos acoplamos”.

Por cierto, nos tocó convivir con gente amable con el turista que está cada vez más convencido del turismo de aventura.

 

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