Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Debe ser difícil, sumamente difícil, no avanzar. Quedarse estancado y mirando cómo se derrumba el sueño guajiro de transformar algo que, si bien necesita ajustes, marchaba a paso lento pero seguro.
Debe ser difícil, muy difícil, darse cuenta que en el mundo civilizado -aunque no le agrade y pretenda desconocerlo- que su gobierno ha sido un desastre para sus gobernados y que este país, oficialmente sin declaratoria de guerra ni guerra civil, hay más muertos que en las guerras entre naciones, como es el caso de la invasión Rusa a Ucrania.
Debe ser difícil, muy difícil, enterarse la concepción que se tiene de su mandato: autócrata y con una clara tendencia a imponer una dictadura que, justamente por existir, provocó el estallido de la revolución mexicana.
Debe ser difícil, muy difícil, tener como respuesta la mala información de los eurodiputados y decirles que se enteren y que es el segundo presidente en el mundo con mayor apoyo con 66 por ciento de respaldo popular. En México sabemos que esos números no son ciertos y que cuando mucho ronda en el 50 por ciento.
Debe ser difícil, muy difícil, no aceptar que en México hay una crisis de inseguridad y violencia fomentada por la inacción, lo que ha provocado ya, en su gobierno, más de 100 mil muertos, ejecutados, asesinados, decapitados, cercenados.
Debe ser difícil, muy difícil, saber que los eurodiputados están pendientes de cómo marcha el país en materia de seguridad y osen, como buenos conservadores y colonialistas ¿ahora serían neocolonialistas?, poner en su agenda la preocupación por lo que pasa en México.
Debe ser difícil, muy difícil, mostrarse como el adalid de la moralidad, de la anticorrupción, de la democracia y las libertades y que, más allá de las fronteras, observen lo que hay: todo lo contrario.
Debe ser difícil, muy difícil, que allá lleven la cuenta de número de fallecidos por la pandemia a causa de la mala atención, la pésima estrategia y el desdén por las alertas de la Organización Mundial de la Salud.
Debe ser difícil, muy difícil, argumentar que en México vamos requetebién, cuando la pobreza se extiende, la precariedad del empleo es manifiesta, la división nacional es comprobable y la “amistad” que les brinda a los criminales no la puede ocultar.
Debe ser difícil, muy difícil, entender que los legisladores, en el mundo libre, tienen la libertad de expresarse sin condición alguna y que tienen la protección constitucional para no ser reconvenidos en el cumplimiento de su labor.
Debe ser difícil, muy difícil, no entender que el mundo, más allá de las fronteras con Estados Unidos, Guatemala y Belice, hay otras opciones libertarias, se aplica la ley, no se trastocan como en México.
Y finalmente debe ser muy difícil no entender que México no es el mundo. Es una porción más y con menos peso entre la población global que Alemania, Francia, España, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, República Checa, República Eslovaca, Rumanía y Suecia.
De verdad ¡qué pena tener un presidente como Andrés Manuel López!
Y mirarlo sonriente por el texto que escribió. Como si cometiera una gracia.
Su popularidad no lo hace inteligente. Lo hace soberbio, rupestre y ególatra.
Confío en que tendrá palabra y se irán el 30 de septiembre de 2024. Y que lo acompañe la runfla de lambiscones que lo aplaude como focas.
El pueblo, aunque no lo crea, se lo agradecerá.
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P.D. El presidente dijo que no consultó con Marcelo Ebrard el “comunicado”. ¿Acaso lo está despidiendo? Si no es así, el secretario debe presentar su dimisión al cargo o aceptar que es un florero de poca monta.
