Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Pretender comparar a los argentinos con los mexicanos, es mala idea. El propio Francisco, sí, el Papa, ha reconocido que el ego de sus compatriotas es “insuperable”. Así, sencillito.
Enviar a Beatriz, la esposa presidencial -porque no acepta ser la primera dama- como mensajera de casi, casi, Estafeta, aunque sin el uniforme -en ocasiones elegante-, muestra que el camino de México es una Intersección no una bifurcación y nada bueno resultará del encuentro.
Diferencias con los argentinos no solamente es el ego, que en ese caso los supera y con creces el huésped temporal de Palacio Nacional, hay algo que los hace diferentes: la educación, la lectura, la cultura y escasa población indígena, que representa, según Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, 2 por ciento del total de habitantes. Aquí se estima, de acuerdo con datos del INEGI, tenemos casi 8 millones de personas que hablan alguna lengua indígena, lo que representa el 6 % de la población total. Las más habladas son: Náhuatl, Maya y Tseltal. Hay coincidencia entre México y Argentina en este rubro: ambos países y sus gobiernos han mantenido marginados a los originarios, aunque en el papel constitucional reciban los mismos derechos que los no indígenas.
Otra gran diferencia en el Siglo XX es la existencia de los 6 golpes de Estado ocurridos entre 1930 y 1976, este último imponiendo una dictadura de terror con Jorge Rafael Videla a la cabeza completada la junta militar por Emilio Massera y Orlando Agosti. En México solamente UNO, el sufrido por Ignacio I. Madero y completada la junta militar por Emilio Massera y Orlando Agosti
Del resto de actividades, las diferencias son enormes comenzando por el futbol cuyos jugadores son reconocidos mundialmente y dos de ellos: Maradona y Messi han sido considerados “los mejores del mundo”. Aquí, lo máximo en las patadas ha sido Hugo Sánchez a quién, por cierto, lo regatean los éxitos obtenidos en dos grades equipos españoles: Atlético de Madrid y Real Madrid.
Mucho parecido entre sus presidentes. Lo mismo con Juan Domingo Perón y Lázaro Cárdenas, que Alberto Fernández y Andrés Manuel López.
Durante la actual administración mexicana, con 3 años y 3 meses de ejercicio constitucional, probablemente pasarán a la historia por el decidido impulso al divisionismo y a considerar a los medios de comunicación y a los periodistas; a los empresarios, a los clasemedieros, a los movimientos feministas y hasta las protestas de padres con hijos con cáncer, de ser golpistas. Los neoliberales, según la óptica presidencial al igual que los ricos, son causantes de las tragedias nacionales y por ello hay que, prácticamente de manera literal, exterminarlos. Con los primeros, se diría en el pueblo a’la lleva.
La carta enviada al presidente Fernández exporta los mismos conceptos y, leerla, es suponer que está dirigida a señor López y proviene de los castristas o estalinistas.
Felicitarlo por “resistir con gran dignidad” la gran ofensiva de la derecha apoyándote en el pueblo para salir adelante frente a la crisis que les agobia.
Le dice también: Nada bueno se puede esperar de políticos corruptos, de la prensa que se vende o se alquila, de los intelectuales convenencieros y de potentados dominados por la codicia.
¿No parece un autorretrato?
Exportar sus ideas y sus acciones que han convertido a México en un país quebrado en sus estructuras y conciencias, no es buena idea.
Al menos en las condiciones de Argentina, cuyo presidente también perdió el control legislativo, las recomendaciones o interpretaciones de la autopolítica mexicana, podrían ser la chispa que encienda el fuego en la sabana.
La misma receta no sirve para diferentes enfermedades. Demostrado científicamente.
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