Punto de Vista
Obra de Conservadores
Por Jesús Michel Narváez
Achicándose y pronto, la popularidad del ciudadano huésped temporal de Palacio Nacional.
Dos encuestas publicadas ayer por El Financiero y El Economista muestran, la primera, una caída de 7 puntos y la segunda de 3.
Subido en el tobogán a causa del reportaje sobre su hijo, al que defiende con fiereza y sin argumentos, enterarse que pierde terreno entre los comerciantes y gana con los empresarios, lo que parece una paradoja, debe tenerlo más irritado que de costumbre.
Hay razones para su baja de popularidad. Y si bien el tema de la masacre en Michoacán no se consideró para los demoscopistas, sin duda lo afectará al final del mes.
Un hombre que culpa de todo lo que pasa en el país a los “conservadores” y los gobiernos de antes, termina por cansar. Un discurso que ya no marca la agenda, que no produce aplausos ni siquiera en su familia, tendrá que ser modificado. Sin embargo, la terquedad tabasqueña se impone y está machaca y machaca evadiendo responsabilidad y encontrando culpables de sus acciones, tomadas de manera unilateral, a todos aquellos que lo antecedieron.
Por supuesto, su blanco favorito se llama Felipe Calderón, al que califica de “cinicazo” y responsabiliza del avance del crimen organizado en el país.
En una explicación, si así se le puede llamar, ofrecida por Ricardo Mejía, subsecretario de Seguridad Pública Ciudadana, los presuntos hechos, el fusilamiento de 17 pesos, no tienen “sustento” y por tanto no se pueden reconocer plenamente, a pesar de que la Fiscalía General de Michoacán confirmó los datos.
“Esa afirmación temprana que circuló profusamente en redes y algunos retomaron, no tiene ningún soporte hasta el momento”… “no se tiene una certeza ni algún número, ya empezaron a llegar algunas denuncias anónimas de posibles lugares en donde pudieran haber depositado los cuerpos”.
Si usted lo entendió, favor de hacerlo saber a este tecleador.
El presidente de la República censuró tanto los comentarios que Calderón Hinojosa publicó en Twitter como la cobertura mediática de los hechos como otro ataque del “conservadurismo”.
Otro galimatías.
Sin duda el primer mandatario vive algún síndrome desconocido, porque no hay argumentos en sus acusaciones y en la cabeza, no en el cerebro, le da vuelo a su imaginación, que tiene mucha, para insistir en que los “golpistas”, así llama a los que supuestamente lo quieren derrocar, fincando sus temores en las acciones que llevan a cabo, sin mencionarlas, todos aquellos que no comprenden la transformación.
Está tan distraído con sus temas personales, que buscan victimizarlo, que se rehúsa sumarse a los verdaderos aliados o vecinos, en la toma de medidas que restrinjan el manejo financiero a Rusia, la Rusia de Putin. Dice que quiere tener las mejores relaciones con todos los países del mundo y, sin embargo, le da la espalda al socio cuyo crecimiento económico permite sobrevivir a México, gracias al intercambio comercial. También voltea la mirada si de ver a Canadá se trata. Ah, qué tal defiende a Venezuela, Nicaragua, Cuba, Argentina, Corea del Norte y China. Seguramente porque son “vecinos distantes”.
Entre conservadores te veas y golpistas convivas.
Ah, señor presidente. ¿Hasta cuándo dejará de pensar, si es lo que lo hace, en su persona y lo hará en el país?
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