Por primera vez el Museo Nacional de Arte, MUNAL, exhibe en sus salas una pintura de Rembrandt. Se trata del óleo Palas Atenea, proveniente de una colección particular que tras casi dos años de negociación logró llegar al país para celebrar el 40 aniversario del recinto. La pieza se acompaña de dos dibujos y una estampa también del artista, además de un retrato suyo atribuido a su discípulo Gerrit Dou que integran la muestra La diosa de la casa de Rembrandt, abierta hasta el 29 de mayo.
Además del valor estético de la pintura por pertenecer a Rembrandt, ésta destaca por la historia de la mujer que representa. Su nombre es Hendrickje Sttofels y llegó a la casa de Rembrandt como ama de llaves luego de que falleciera la esposa del artista, Saskia Rombertusdochter van Uylenburgh. A pesar de la buena relación entre ambos y que tuvieron una hija llamada Cornelia, nunca se casaron.
El impedimento para casarse fue que la esposa del artista, Saskia Rombertusdochter dejó estipulado en su testamento que si Rembrandt volvía a contraer nupcias, se invalidaría la dote que le había dejado, lo que representaba perder la solvencia económica que le permitía al pintor no sólo dedicarse al arte sino coleccionar obra.
Entonces Hendrickje y Rembrandt decidieron vivir juntos y hacer familia de manera ilegal hasta que ella murió a los 37 años de edad. En el retrato, la mujer luce un casco, escudo, cubierta con una armadura y su mirada refleja fortaleza para desafiar los estándares de su tiempo, pero en el toque de los aretes de perla que sobresalen del trazo claroscuro el pintor la humaniza.
“El género del retrato es absolutamente nodal en esa época, tiene una portentosa y medular presencia porque el retrato habla del éxito material mundano, valores del hombre como hacedor de su tiempo y espacio, el pensamiento de esta latitud europea. El retrato es una suerte de alter ego, espejo de uno mismo, la representación del individuo que cumple con los grandes cometidos intelectuales y culturales de su tiempo”, refirió Héctor Palhares, coordinador de Curaduría del Munal, en una charla previa a la apertura de la muestra.
Rembrandt hizo la pintura para el Festival del Gremio de pintores de San Lucas de Ámsterdam hacia 1654, y tiene algunas similitudes en su iconografía con el cuadro de Alejandro de Macedonia que ahora conserva el Museo Calouste Gulbenkian de Lisboa. “Enriqueta aparece de nueva cuenta en estos símiles de las representaciones alegóricas del artista con el casco, la armadura y el escudo y es la diosa tutelar de los ateniense, el símbolo de la paz, aquí la mujer es una figura interesante porque es una mujer censurada porque no se casó con el maestro y vivió con él un amor libre que en la época era controversial pero al mismo tiempo fue la gran administradora de su economía, la mujer que puso orden en la vida de Rembrandt y aparece como un desafío a los estándares de su época”, refirió el curador.