La Banda Presidencial no Debe Portarse Como Algo Propio y a Discreción

La Simbología de la Bandera

*Día de la Bandera, Orgullo y Unidad de México

*Representa Virtudes, Historia y Sentimientos 

POR EZEQUIEL GAYTÁN

Los símbolos sociales son mensajes que en el ámbito de una comunidad se nos enseñan desde la niñez. Se trata de una decodificación que representa esencialmente lo mismo para el conjunto social. Consecuentemente, le damos importancia personal y grupal al proporcionarnos identidad, comprensión e instrumentos de conocimiento, así como de saber que se tiene un pasado en común, un presente en común y el deseo de un futuro en común. Esos símbolos despliegan conciencia, memorias y vivencias que valorizamos al darles un sentido de pertenencia agregado. 

Por ejemplo, el próximo 24 de febrero es día de la bandera nacional. Un símbolo de unidad, identidad, libertad, sensaciones y vivencias. Para algunos es una tela tricolor con una estampa al centro y se trata de un fetichismo. Para muchos otros es un poder que hace referencia a la vida institucional que legitima, educa e ilustra. En otras palabras, la bandera no es un poder en sí, pero nos empodera al facilitar la socialización y representatividad.

La historia de las banderas de México la estudiamos en la secundaria, pues la intención de esa enseñanza fue, es y será la de honrar un motivo por el cual muchos derramaron su sangre y al mismo tiempo ese mismo motivo es un argumento para vivir. De ahí que hablar de los colores y portarlos ya sea en uniformes militares o deportivos o sentarse en una silla en cuyo respaldo superior izquierdo está estampado el escudo nacional implica una gran responsabilidad y dar el mejor de nuestros esfuerzos.

En nuestro país, cada seis años, en la toma de posesión del presidente de la República, el saliente se quita del pecho una banda presidencial y se la entrega al entrante. Se trata de un acto significativo, pues sólo una persona de entre los millones de mexicanos que somos puede portar esa banda. Pero no todos los días y por un periodo que no puede exceder los seis años. En otras palabras, se trata de la representación institucional de la vida política nacional. Lo cual es emblemático e incluso emotivo, ya que implica una causa o ideal, que todos los mexicanos podamos vivir dignamente en unidad, sin confrontaciones, con calidad de vida, en paz y con certidumbre de que mañana podremos comer y también las futuras generaciones al poder heredarles lo mejor de nuestro patrimonio material y axiológico. En otras palabras, podamos heredar patria.

Por lo anterior, celebrar el día de la bandea es un acto plausible, sobre todo porque en términos semióticos se trata de un sistema de comunicación cuyos signos son la base de la comprensión social de nuestra cotidianidad al representar virtudes, historia y sentimientos. Consecuentemente, lo que yo espero, en calidad de ciudadano, es que mis gobernantes sean consecuentes con honrar todos los días el lábaro patrio. Pero desafortunadamente no leo que sea así. Mi impresión a partir del método deductivo es que hay un desgarramiento o polarización de la sociedad mexicana debido en gran medida por el discurso oficial. La ansiada unidad en torno al plebiscito cotidiano de refrendar el pacto o contrato social como referencia a la integración comprometida de la mexicanidad se fractura y nos lleva, como lo desea la actual gestión, a estar con el gobierno o en contra de él. Lo cual es muy peligroso, pues rompe el sentido orgánico y ético de la organización social.

La unidad nacional gira en torno a muchas variables tales como la historia, el idioma, los valores y las costumbres. También a la tolerancia, la pluralidad y el respeto a pensar diferente. Esa es la cualidad de una nación, la de haber aprendido a crear entre sociedad y gobierno el consenso y, por lo mismo, afrontar los problemas y desafíos públicos como un asunto del pueblo y su gobierno. La bandera de una nación es la representación del alma o principio vocacional que manifiesta la voluntad del espíritu libertario de la existencia individual y la afirmación social de un deseo perpetuo de la vida nacional. 

Los colores verde, blanco y rojo y al centro un islote en el cual hay un nopal y sobre él un águila devorando una serpiente son símbolos de unidad que se refrenda en una Constitución que propone un programa a realizarse hoy y mañana. Se trata de concepción que no excluye lo global y resalta el poder de lo político sobre la barbarie. El lábaro patrio es para los mexicanos motivo de orgullo, de respeto y de responsabilidad. Por lo mismo, no debe, ni puede portarse la banda presidencial como algo propio y a discreción. Sinceramente creo que el actual titular del poder Ejecutivo Federal desea respetar a la bandera, pero con sus actitudes revanchistas y con sus desplantes discursivos no lo logra. 

 

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