Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Desde ayer comenzaron los sufrimientos de Marcelo Ebrard, Arturo Herrera, Jorge Alcocer Varela, Hugo López-Gatell, Luisa María Alcalde y de Juan Antonio Ferrer Aguilar, entre otros.
Con datos de la Auditoría Superior de la Federación, que revisó el manejo de los recursos públicos en la Secretaría de Salud, deja fría cualquier calenturienta mente: “No se cuenta con la información completa y veraz del total de vacunas compradas y distribuidas“. En la del Trabajo y Previsión Social y del Instituto de Salud para el Bienestar hay #irregularidades” en cuanto a los dineros aplicados en el programa Jóvenes Construyendo el Futuro y en la atención de personas contagiadas de Covid-19, la transparencia brillo… por su ausencia.
Hay rubros observados y que, seguramente, solventarán con nuevas facturas “porque las otras se perdieron” o comprobantes digitales que demuestren la veracidad de las informaciones, que ponen al descubierto “irregularidades” y que evidencia dos hipótesis: mala administración o ignorancia de las responsabilidades otorgadas.
Tiempo atrás se señaló que el gobierno federal utilizaba a los mal llamados Servidores de la Nación para otros fines alejados de la verificación de personas inscritas en los padrones de programas sociales operados por la Secretaría de Bienestar. Es probable, nadie lo ha confirmado, que el ascenso de Javier May haya sido por las fallas de su antecesora, María Luisa Albores, hoy titular de la de Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales -quien por cierto ya otorga permisos de impacto ambiental para las obras emblemáticas: Tren Maya, Aeropuerto Felipe Ángeles, Transísmico sin demora alguna como lo ordenó el presidente de la República- y ahora se comprueba que fueron becados como si fueran parte de los jóvenes que ponen los primeros tabiques para el futuro.
Lo verdaderamente grave es lo de las vacunas.
Lea usted el hallazgo de los auditores: La ASF concluyó que la Secretaría de Salud no tiene sistemas informáticos seguros ni eficientes para administrar el número de vacunas ni para expedir el certificado de vacunación. La Secretaría de Salud reportó tener dos sistemas informáticos para administrar datos sobre el número de vacunas y las personas inoculadas.
Y surgió el pelo en la sopa: el organismo auditor determinó que los funcionarios federales no utilizaron el sistema para controlar la entrada y salida de las vacunas contra Covid-19 a los estados. En total, no se registró la distribución del 49.6 por ciento de las vacunas que sí fueron ingresadas al sistema.
Descubrió que los funcionarios no estaban obligados a utilizar el sistema, por lo que no hay registro pleno del destino de cada lote. “No se cuenta con la información completa y veraz del total de vacunas compradas y distribuidas“, dice la auditoría.
¿Los mexicanos hemos sido engañados todo el tiempo?
La actuación de Ebrard para conseguir que las farmacéuticas nos vendieran vacunas, su “mayor éxito”. La de Jorge Varela, opacado por Hugo López-Gatell, deja muchas dudas. Y las del epidemiólogo, las supera. Arturo Herrera, exsecretario de Hacienda y encargo de los pagos por las vacunas recibidas, durante su gestión afirmó públicamente que se habían pagado miles de millones de pesos a los proveedores. Sin embargo, si no hay registros de cuántas se compraron y se aplicaron, el desvío de recursos para más que evidente.
Los auditores encontraron algo también que despierta sospechas: El sistema “CVCovid” utilizó la CURP como identificador único de las personas que han recibido una vacuna; sin embargo, se identificaron 15.8 por ciento de CURP no válidas, y el 13.3 por ciento de personas en el sistema carecen de nombre, apellido, fecha de nacimiento, nacionalidad y sexo, “por lo que se interpreta como dosis aplicadas sin que se pueda identificar a la persona receptora”.
¿De verdad fueron aplicadas o son las dosis que el gobierno mexicano regaló a Honduras, El Salvador y Haití, entre otros?
Hoy se dará a conocer todo el informe de la auditoría que, todo indica, mostrará que la llamada “honestidad valiente” se convirtió en “corrupción galopante”.
¿Qué dirá esta mañana el presidente López sobre los hallazgos de la ASF?
A lo mejor repite la dosis de hace un año, cuando la ASF detecto el real costo de la destrucción del NAIM y el inició del AIFA.
Y, delo por hecho, enderezará su enojo en contra del auditor mayor, David Colmenares Páramo, a quien buscó descabezar por el simple hecho de cumplir con su trabajo: saber cómo se usaron los recursos públicos.
En uno de sus arranques, a lo mejor lo acusa de “traidor a la Patria”.
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