Punto de Vista
Jesús Michel Narváez
Todos, sin excepción, de los servidores públicos, que se convierten en gobernantes, deben protestar cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emane y al mismo tiempo el marco jurídico de su entidad.
La protesta no es solamente un acto protocolario. Es un compromiso con la legalidad.
En México, por lo menos hasta ahora, no importa de qué partido sea el que resulta elegido Presidente o gobernador (ra) al asumir el cargo están obligados a respetar el contenido plasmado en la Constitución, mientras esté vigente o las reformas que en su caso haya aprobado el Congreso de la Unión y el Constituyente.
Tampoco cuentan las convicciones o la ideología. La protesta ante la Constitución, no distingue a conservadores, neoliberales, centralistas; con ideologías de derecha o izquierda. Todos, sin excepción, adquieren el compromiso irreversible, de guardar el marco constitucional.
La gobernadora de la Ciudad de México se quejó de que el INE haya borrado un tuit, en el que se difundía el desplegado de apoyo de 18 gobernadores a la política energética que promueve el presidente López y que se ordenara bajar el desplegado. “Desde nuestra perspectiva no violamos ninguna veda”
Pueden, dice, borrar un tuit, pero jamás renunciar a mis convicciones.
La respuesta de Ciro Murayama es letal de necesidad:
El INE le ordenó “respetar la Constitución, no renunciar a sus convicciones”.
Irritada -cómo se están enojando todos los morenos ¿será por las convicciones?-, Sheinbaum regresó el mensaje difundido por el consejero a través de su cuenta de Twitter.
“Lo que llama la atención más bien es que un consejero del INE se dedique a estar contestando a los gobernadores y gobernadoras; desde mi perspectiva esto muestra una vez más que estos consejeros más que árbitros se han convertido en parte”.
En conferencia de prensa y con preguntas a modo, la Jefa de Gobierno, abundó: “Las instituciones también son personas cuando las personas que están al frente toman partido, entonces quién está poniendo en riesgo la institución”.
Dimes y diretes por no cumplir con la Constitución.
Sin tomar partido ante la ausencia personal de militancia con alguno, pareciera que la doctora en medioambiente, es proclive a confundir gimnasia con magnesia o soltar las palabras sin meditarlas.
Su afirmación de que por tomar partido se ponen en riesgo las instituciones, no deja de ser un despropósito o bien tiene todo el veneno del mundo.
Si las personas, como ella, elegida para gobernar una institución, toma partido ¿está poniendo en riesgo el gobierno de la Capital del País?
Recordarle que su Jefe, el presidente de la República, porque no es el pueblo de la Ciudad de México el que manda, ha señalado en repetidas ocasiones y con certidumbre, que se debe “respetar la INSTITUCIÓN presidencial”.
Si tomamos literalmente las palabras presidenciales, entonces tendríamos que, si asumimos las de Sheinbaum, que ambos ponen en riesgo las instituciones.
No es un galimatías. Es leer y escuchar lo que dicen y, más aún, cómo lo dicen.
Los empleados de los gobiernos en sus tres niveles, no necesariamente tienen las mismas convicciones. Lo que los une a todos es una sola razón: la necesidad de trabajar. Claro, sin referirnos a los altos mandos como el presidente, los gobernadores y las gobernadoras.
La pregunta es válida: ¿Convicciones o Legalidad?
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