José Vilchis Guerrero
La autonomía no es sinónimo de impunidad. Todos tenemos que informar porque todos debemos estar sujetos al escrutinio público. Por eso es importante el debate en torno a periodistas famosos, -en abierta referencia a Carlos Loret de Mola- “porque representan a grupos de intereses creados”, afirmó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, reconoció que no puede ir en contra de la autonomía del Banco de México, luego de que se dio a conocer una investigación de la revista Contralínea en la que se descubrieron irregularidades en la construcción de la fábrica de billetes en Guadalajara, que se inició en 2011 y se concluyó el año pasado y tuvo un sobre costo de 595 millones de pesos.
Otra irregularidad, que la institución adquirió un jet CRJ 700 que costó 59 millones de dólares y que fue entregado un año y medio después de la fecha convenida y luego estuvo parado en tierra porque la puerta principal no sellaba y la aeronave se tenía que utilizar en el traslado de billetes y ponía en riesgo la vida de la tripulación y los valores en traslado.
De éstas y otra irregularidades como la acuñación de monedas, como los punzones maestros, hay un responsable, que es el director general de Emisión del Banco de México, Alejandro Alegre Rabiela, quien fue director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), donde estuvo a su mando Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad de Felipe Calderón.
Enquistado en el Banco de México desde hace 20 años, durante su gestión en el Cisen estuvo a cargo del espionaje de políticos y opositores al sistema, y coordinó las acciones de espionaje del presidente López Obrador, quien un día antes recordó que había vehículos fuera de su casa y un helicóptero sobrevolando sobre su casa.
Al preguntarle en la conferencia de prensa matutina si vería bien que ahora que está como gobernadora del Banco de México Victoria Rodríguez Ceja sería conveniente revisar la trayectoria de Alegre Rabiela, el presidente López Obrador expresó que esa responsabilidad corresponde a la institución, porque respeta su autonomía, aunque reconoce que autonomía no incluye impunidad.
La investigación periodística se publicó en dos partes en enero de este año y se destaca los antecedentes de Alegre Rabiela en el Cisen, quien se dio de alta en 1986 como agente primero y escaló hasta la dirección, donde manejó los mecanismos de espionaje a periodistas como Miguel Badillo, director de Contralínea, y políticos como el ahora presidente López Obrador en la oposición.