Otra Modesta Propuesta:
CARLOS BORTONI
Preservar la libertad de expresión y defenderla a ultranza debe estar fuera de toda discusión. Garantizar que todos puedan ejercerla… que todos tengan la posibilidad de levantar la voz y sostener aquello que tengan que sostener incluso cuando no se tenga sustento… es el fundamento en el que descansa toda sociedad anquilosada. En especial cuando lo que se expresa busca manipular las emociones de la audiencia para ahondar en sus filias y fobias… en sus miedos y prejuicios para exacerbar la parálisis y garantizar que el orden establecido no se vea trastocado. La construcción de discursos que no se apeguen a la verdad de los hechos… sino que recurran a adjetivos… calumnias… suposiciones y deformaciones de la realidad… y hacerlo de manera estridente… apelando al sensacionalismo que se mueve en los linderos de la noticia falsa… es un derecho que debe defenderse y ejercerse en aras de establecer comparativos sin sentido, que a través de sofismos mal logrados demuestren que están demostrando nada… comparando manzanas con día jueves (como bien sostuvo hace unos días Hernán Gómez Bruera)… se puede convencer a la población de cualquier cosa.
Sobreponer las emociones… las pasiones y los prejuicios a la razón permite tomar ciertos elementos reales… veraces… para darles un giro de tuerca y asociarlos de forma que se establezca una percepción falsa. Pero su ventaja no se limita a la construcción de noticias falsas que manipulen el actuar de la población. Va mucho más allá: apela a esas taras que todos tenemos… esos miedos arraigados y los enfila en pos de la polarización nacional… permite responsabilizar al gobierno de una división social que lo antecede… que existe desde que esté país nació como país y -al mismo tiempo- exacerbar los ánimos que pongan un freno a la CuatroTe y detenga el esfuerzo de transformación. Nutrir la indignación y el resentimiento que genera la perdida de privilegios… la crisis del Estado… la incapacidad de las instituciones para hacer frente a los problemas… y la injusticia… no solo siembra la duda en las mentes del electorado… sino que lo mueve a una postura fácil… la del arrepentimiento o la de la constatación. Arrepentimiento por haberse equivocado… constatación de algo que siempre supo era erróneo.
Es necesario recurrir al sensacionalismo para reducir el debate al territorio de las redes sociales… constreñir lo público a Facebook… Twitter… Instagram y similares. Espacios que pueden ser fácilmente monitoreados… en los que se puede incidir para manipular la discusión y que transforman la nada en verdad. Decir verdades a medias… mentir y calumniar al tiempo que se desliza un dato duro… una pisca de verdad no directamente relacionada con los sostenido… exagerar en el uso de adjetivos y caricaturizar la realidad produce cientos de miles de menciones en Google… millones de comentarios en Youtube y vuelve verdad una mentira al fomentar que esta se repita una y otra vez… es nuestro deber repetir esas mentiras una y otra vez… retuitearlas… darles like… compartirlas para que el ruido se imponga sobre la realidad y al imponerse se convierta en realidad.
Estas son solo algunas de las ventajas que podemos obtener si luchamos por un sensacionalismo libre en lugar de perder el tiempo abogando por la libertad de prensa. Otro beneficio sería el reducir la exposición de los periodistas… en un país donde el periodismo es un oficio de alto riesgo… al limitar su labor a notas de prensa rosa o amarillista donde el escándalo intrascendente sea lo único trascendente… como la Ivermectina o la casa donde vive José Ramón López Beltran… también conocido como Ramón López Velarde… aumentando la seguridad de los periodistas dado que a nadie afectarían sus notas y nadie se sentiría ofendido por dichas notas. El sensacionalismo permite construir una realidad inocua donde nada sucede mientras todo se mantiene igual.
Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Dar las gracias no es suficiente.
@_bortoni
