“Maixabel” Del Perdón y la Culpa

Del Cine y las Leyez

HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO

“Maixabel”, película española dirigida por Icíar Bollaín y protagonizada por Blanca Portillo (Maixabel Lasa), Luis Tosar (Ibon Etxezarreta), Bruno Sevilla (Luichi), Urko Olazabal (Luis Carrasco), María Cerezuela (María) y Mikel Bustamante (Patxi Makazaga); cuyo estreno fue en el Festival de Cine de San Sebastián de 2021.

Juan María Jáuregui es asesinado por ETA.  Once años más tarde, su viuda Maixabel recibe una petición insólita: uno de los asesinos quiere entrevistarse con ella en la cárcel donde cumple su condena tras haber roto sus lazos con la organización terrorista.

Está basada en hechos reales, contando la historia de Maixabel Lasa, viuda del político vasco asesinado por ETA y una de las primeras víctimas que accedieron a entrevistarse con los victimarios en la cárcel; la cinta trata sobre la desolación de la culpa y la sanación a través del perdón.

EL ATENTADO

El 29 de julio de 2000 en la localidad de Tolosa, el político Juan María Jáuregui es asesinado de dos disparos en la nuca por un comando buruntza del grupo ETA; su esposa Maixabel está en casa cuando recibe la noticia, y su hija María está de campamento con unas amigas.

La reacción después del atentado es muy distinta para los victimarios y para las víctimas indirectas; para los primeros es haber logrado una encomienda y por ende la satisfacción del deber cumplido; para los segundos es, no sólo perder a un ser querido, sino el afrontar un dolor incomprensible e inimaginable, la resignación no será sencilla dadas las circunstancias que rodean al homicidio.

La Juan Mari había pertenecido en los años 1970 al PCE-EPK, y ya para los años 1980 se afilió al Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE), llegando a ser gobernador civil de Guipúzcoa desde 1994 hasta 1996.

Paradójicamente, el propio Jáuregui comenzó militando en ETA, pero no significaba lo mismo la militancia a principios de los sesenta, cuando la organización no llevaba a las espaldas cientos de muertes, y llegó a declarar en los juicios contra los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) que fueron agrupaciones parapoliciales que practicaron terrorismo de Estado o «guerra sucia» contra la organización terrorista ETA y su entorno entre 1983 y 1987, a la orden de los dos primeros gobiernos de Felipe González.

EL DUELO 

Y EL JUICIO

Maixabel no logra consolar a su hija María, quien es apenas una adolescente, a la cual un grupo separatista le ha arrebatado a su padre, y la comunidad está con ellas en su dolor, pero precisamente ha sido gente de esa misma sociedad la que ha matado a Juan Mari.

El espectador ve a los asesinos vanagloriarse del asesinato y cómo se encararon con los jueces durante su procesamiento, ante la mirada de la desconsolada viuda, pero la película no tiene la intención de restar la atrocidad cometida a sangre fría por los terroristas, más bien busca que se entienda la complejidad que se vivía en las propias comunidades del pueblo vasco, donde lo mismo podías ser victimario que víctima ante un radicalismo violento que separaba inclusive a familias enteras.

Los miembros de ETA siempre desconocieron la autoridad de las instituciones del gobierno central, pero había gente que buscaba en ellas una respuesta a sus demandas de justicia.

LA VÍCTIMA Y 

EL VERDUGO

Han pasado once años desde el atentado, y Maixabel recibe una petición inusual: uno de los asesinos ha solicitado entrevistarse con ella en la cárcel de Nanclares de la Oca, en Álava; a pesar de las dudas y de su inmenso dolor, accede a encontrarse cara a cara con el verdugo de su esposo.

En el marco de la Vía Nanclares que se inició en 2011, las autoridades acceden a propiciar este tipo de encuentros restaurativos; de hecho, Maixabel, en diciembre de 2001, fue nombrada directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco, ocupando ininterrumpidamente este cargo a lo largo de once años, se ganó la confianza de las víctimas para poner en marcha una nueva etapa en las políticas de reinserción y de restauración entre víctimas y asesinos que ofreció muy buenos resultados.

Ella misma decidió atender por igual a las víctimas de todas las violencias, fueran causadas por ETA, los GAL o por los abusos policiales, lo que la convirtió en objeto de las iras de algunas organizaciones de víctimas y partidos políticos.

Los encuentros restaurativos comenzaron en 2011, se realizaron 14 con máxima discreción, eso sí, nunca se vieron con buenos ojos por parte de los dirigentes de algunos partidos, se suspendieron cuando Mariano Rajoy accedió a la presidencia de España, a finales de 2011 y se dieron a conocer en el año 2012.

DEL PERDÓN 

SIN OLVIDO

Luis Carrasco, uno de los tres asesinos de su esposo, se reúne con Maixabal en la cárcel, ella necesitaba comprender por qué habían matado a Juan Mari, y cuando le preguntan por qué ha accedido a tener este encuentro, responde qué todo el mundo se merece una segunda oportunidad, incluso una de las personas que le quitaron la vida a su marido.

En el año 2014, Ibon Etxezarreta, ya suspendidos los encuentros reparatorios, se reúne con Maixabel y por invitación de ella, llega a participar de un homenaje que se le rinde a Juan Mari, obvio con la sorpresa y desagrado para algunos de los asistentes. En 2021 Patxi Makazaga pidió reunirse con Lasa.

La cinta aborda a través de estos personajes las consecuencias y el coste humano que tiene la violencia, sobre todo para quien la sufre, pero también para quien la ejerce y toda la sociedad que la alberga.

La propuesta de la cinta de propiciar encuentros entre víctimas y asesinos no parece fácil de asimilar, aunque está avalada por la realidad, ya que su principal promotora ha sido Maixabel Lasa, quien en sus diálogos con Ibon le dijo que prefería ser la viuda de Juan Mari que la madre de ellos, pues sin duda no puede haber mayor dolor para una madre que saber que un hijo suyo ha causado semejante mal, lo cual se refleja en una escena cuando Ibon detecta en la cansada mirada de su anciana madre cuánto dolor creó a su familia.

El perdón debe venir de las víctimas directas, no del Estado quien tiene la obligación de investigar, juzgar y sancionar, pues un hecho así cambia la vida para siempre, ya no habrá alegrías plenas; son heridas que nunca terminan de cicatrizar, que continúan abiertas después de que ETA comunicara un alto el fuego general que había dejado 854 muertes y más de 3000 heridos a lo largo de cinco décadas de terror.

La película busca trasmitir un mensaje sanador y conciliador, pero ¿en verdad podrá perdonarse a quien ha asesinado a un ser querido?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

 

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