Del Cine y las Leyes

“El Callejón de las Almas Perdidas”

La Ambición Desmedida

Por Horacio Armando Hernández Orozco

“El Callejón de las Almas Perdidas (“Nightmare Alley”), película de suspenso psicológico neo-noir, dirigida por Guillermo del Toro, con la actuación de Bradley Cooper (Stanton “Stan” Carlisle), Cate Blanchett (Dra. Lilith Ritter), Toni Collette (Zeena Krumbein), Willem Dafoe (Clem Hoately), Richard Jenkins (Ezra Grindle), Rooney Mara (Molly Cahill), Ron Perlman (Bruno) y David Strathairn (Pete Krumbein); tuvo su estreno el 1 de Diciembre de 2021.

Finales de los años 30, Estados Unidos. Stanton Carlisle es un hombre que trata de forjarse un futuro prometedor, comienza trabajando en un circo, donde conoce a todo tipo de singulares personalidades, de los que sabrá sacarles provecho para crear su propio espectáculo, pero, no satisfecho con este triunfo, se aliará con Lillith, una misteriosa mujer, a fin de lograr el mayor éxito posible.

Es la segunda adaptación cinematográfica de la novela de William Lindsay Gresham, después de la versión de 1947; la historia se centra en la ambición de un hombre que se engancha con una corrupta psiquiatra, que demuestra ser tan peligrosa como él.

UN OSCURO 

PASADO

Una pequeña casa en la llanura de un desolado paraje, un hombre quitando tablas del piso de madera para echar un cuerpo humano y prenderle fuego al lugar, y caminar tranquilamente hacia un nuevo destino.

La escena de apertura da mucha información, para saber que hay un pasaje oscuro en el personaje central de la historia, Stan Carlisle, pero no la suficiente para el saber el por qué lo ha hecho y a quien pertenecía ese cuerpo que ahora se está quemando.

Ocultar huellas y evidencias de un pasado para tratar de surgir de las cenizas como un ave Fénix, pero esta ave, semejante a un águila, era única en su especie, renacía de sus propias cenizas, pues tenía el poder de transformarse en un pájaro de fuego, y su renacimiento a partir de la destrucción, le daba en un símbolo de purificación y del renacer físico y espiritual.

Sin embargo, en el caso de Stan, no habrá esa purificación ni mucho menos un renacimiento espiritual.

UN PRESENTE 

PROMETEDOR

Stan llega a una feria donde se presentan diversos espectáculos de poca monta; aquí conoce a Zeena y su esposo Pete, un borracho, quienes tienen un acto basado en el engaño y la videncia, ellos manejan un código de palabras que les permite adivinar casi cualquier cosa del público; en la feria también están Bruno y su protegida Molly, con quien Stan tiene una conexión sentimental de inmediato.

Este segundo acto permite al espectador ir conociendo más del protagonista, que está buscando una segunda oportunidad, y todo indica que quiere reivindicarse de un turbio pasado, y ese chance se lo brinda Clem, el cínico dueño que se encarga personalmente de la atracción del “Geek”, un hombre desahuciado y alcohólico que tiene enjaulado y que alimenta con gallinas vivas mientras el público se asombra ante tal fenómeno.

Se dice que para reiniciar una nueva vida hay que enterrar el pasado, y comenzar; Stan pone especial interés en el código de Pete, pues ve en él esa oportunidad de éxito, pero si al resetear lo ya caminado se conservan las bajas pasiones, el futuro no será tan alentador.

LA MONSTRUOSIDAD 

DEL HOMBRE

Clem le explica a Stan, que consigue a un alcohólico tirado en un callejón para darle el trabajo de “Geek”, que por lo general son adictos al opio o al alcohol, y que a cambio de un “shot” harán todo lo que se les pida.

En aquellas décadas, antes de la televisión como entretenimiento familiar, las ferias y circos ambulantes representaban la forma de entretenimiento de las masas; ofrecían al público un espectáculo que, con trucos, o monstruosidades les permitían evadirse de la vida tan dura de esos días.

Eran comunes los espectáculos que usaban animales vivos como serpientes o gallinas, a las que liberaban para que un supuesto monstruo-humano los devorara en público; aunque en realidad, el monstruo sólo era un adicto, normalmente al alcohol o a los derivados del opio, que, al regresar de la guerra, había encontrado en esta forma de vida una salida para su adicción.

Estos shows, que en inglés de denominaban ‘geek’ (que significa adicto), eran populares en las ferias ambulantes, aunque estaban oficialmente prohibidas, situación que se aprecia en la cinta.

El novelista William Lindsay Gresham se unió a las brigadas internacionales del bando Republicano en la Guerra Civil Española y ahí conoció a Joseph Daniel “Doc” Halliday, también voluntario, quien había trabajado en algunas ferias en España, y le platicó la historia de un brigadista de la Guerra Civil aficionado al mentalismo y la magia, y un alcohólico que devoraba gallinas vivas, que son los ingredientes de la novela.

En la trama, tanto Clem como Pete, son los encargados de dar la crisis social: cómo un ser humano puede llegar a caer hasta lo más bajo y perder toda clase de dignidad.

El atavismo de un vicio lleva a la degradación humana, de un adicto dispuesto a devorar a una gallina viva o una serpiente a cambio de un trago de alcohol o una dosis de droga, pero también hay degradación en aquella persona que lo explotar sabiendo de esa desesperación, así que ¿quién tendrá más degradación humana: el adicto o la persona explota esa adicción?

Stan logra conseguir con gran éxito su propio espectáculo como mentalista, pero aquí aparece la femme fatale de todo cine noir, la psiquiatra Lilith Ritte, quien le demuestra que su codicia no tiene límites, por lo que ambiciona un mayor enriquecimiento a costa de engaños a la alta sociedad neoyorquina, lo cual lo llevara a la perdición.

Stan lo ha conseguido todo, pero nunca es suficiente, y su ambición desmedida lo lleva a la perdición y a su degradación humana.

En esta historia no hay la reivindicación ni remisión del personaje, sino que se va descomponiendo hasta que no quede rastro de esperanza para el protagonista, cada acción que realiza anula cualquier atisbo de redención, hasta convertirlo en un irreconocible despojo.

El callejón sin salida es para las almas perdidas, no sólo la del protagonista, sino también para la doctora Lilith, que es más codiciosa y perversa que el propio Stan, así como para aquellos que fijan una esperanza en lo paranormal o en un engaño lo suficientemente atractivo que les permita escapar de su responsabilidad o aliviar sus penas, con funestos desenlaces; un callejón para las almas perdidas de los que han caído en el vicio del alcohol o las drogas, y la de aquellos que los explotan.

Pero ¿acaso no habrá una salida de este Callejón de almas perdidas?

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