Punto de Vista

Pasa de Noche y…

Por Jesús Michel Narváez

Cuando conformó la LXV Legislatura Federal, por primera ocasión en la historia de la Cámara de Diputados se registró la equidad de género. Mitad y mitad. Hombres y mujeres.

Se supondría que el lenguaje sería diferente al que se utilizaba luego del triunfo del PRD en 1997 y que lo llevó a la segunda fuerza política. Ya se había olvidado aquel primero de septiembre de 2006, cuando los perredistas y sus aliados de aquel entones, pretendieron impedir la protesta de Felipe Calderón y mientras llegaba la hora, en el salón de Plenos los legisladores se liaban a golpes, se mentaban la madre, arrojaban botellas de agua y a las curules les salieron alas.

Resulta que ahora varias de las mujeres que cuentan con fuero gracias a los votos de sus electores, muestran que en conocimiento de “picardía mexicana” se las saben de todas, todas. Y los hombres no cantan mal las rancheras. Los que conforman la alianza con Morena tienen actitudes y expresiones machistas que harían apenarse a los reyes del albur.

Hace unos días, en el Pleno de la Cámara de Diputados las legisladoras de Morena, encabezados para este caso, por Salma Luévano, mostraron que tienen de soprano y ellos, de tenores. ¡Qué potencia para lanzar insultos!

A Gabriel Quadri lo llamaron homofóbico que, probablemente le quede como anillo al dedo, y los gritos opacaron su intervención dirigida a los proyectos emblemáticos del presidente de la República, por estar destruyendo humedales, talando miles de árboles, destruyendo la selva.

La potente voz de Salma se escuchó en una hectárea a la redonda. Y eso que no estaba en uso de la palabra y por tanto no tenía el micrófono.

No tardó la respuesta: ““Por favor… Es fascismo trans, es el trans fascismo, transfascistas… Y no al fascismo trans, fascistas ”, respondió a las consignas de las morenistas que lo interrumpieron.

Claro, en su momento defendieron a Saúl Huerta, acusado y encarcelado por abuso sexual de un menor. No permitieron que Maurilio Hernández sufriera las consecuencias por haber atropellado a una persona. Esos fueron hechos consumados. Dirían los clásicos: las palabras se las lleva el viento.

Los legisladores de Morena y sus satélites han asumido una posición que raya en lo vulgar. Los albureros profesionales rara vez pronuncian una mentada de madre. Dejan entrever que aquel o aquella carece de progenitora, pero todo está en lo avivado que se encuentre el respetable.

Una de las prácticas más recurridas por los morenistas y aliados, es ponerse de pie, ellas y ellos, y dar la espalda al orador. 

A Margarita Zavala no lo miran de frente y parecieran personajes con el Tercer Ojo… en la nuca.

Ellos y ellas piden respeto cuando las oposiciones cuestionan las intervenciones. Ellas y ello, no aceptan que se les exhiba. Y como tienen mayoría simple, por escaso margen, pero la tienen, opacan las críticas.

Ah, no se trate de escuchar denuncias en contra de servidores públicos o de la “familia presidencial” porque se irritan, ellas y ellos, a grado tal que vienen los retos: nos vemos en la calle… Eso le hicieron a Carlos Lomelí Salazar, presidente del Consejo Coordinador empresarial durante una participación el parlamento abierto llevado a cabo por la reforma eléctrica.

El nivel, el bajo nivel, de los congresistas no deja duda alguna. Los oradores del oficialismo tienen por costumbre retar a golpes a todos los que no están de acuerdo con ellos y ellas en sus posicionamientos. Pretenden exhibir que en la 4t se sigue la línea: 90 por ciento de honradez y 10 por ciento de talento. Aunque, claro, hay diputados y diputadas que ganan el triple del salario que recibe el franciscano de Palacio Nacional. 

Pasan de noche y las cosas finalmente se saben.

La lucha es válida, pero ¿hasta dónde se vuelve sin razón?

E-mail: jesusmichel11@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: Jesús Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por el 760 de Amplitud Modulada

 

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