La oposición en el Congreso de la Unión está viendo luz en su camino, esto se debe a que los senadores ultras, autodenominados con orgullo radicales de Morena le están poniendo el pie al presidente Andrés Manuel López Obrador, para la aprobación de las reformas que consolidarían la Cuarta Transformación: la energética, electoral y la de la Guardia Nacional.
La trifulca que están orquestando al interior de la bancada mayoritaria deja un claro mensaje: que los legisladores radicales del partido en el poder -que en realidad es movimiento- carecen de estrategia, altura de miras y hasta de capacidad … intuitiva.
Pero los duros de Morena le están regalando una oportunidad de oro a la “oposición moralmente derrotada” para revivir.
No se dan cuenta que la reforma en materia energética, enviada por su mesías, debe ser cabildeada, procesada, presentada y negociada por un operador eficiente, no por hígados con voz.
Esta división que pretenden consagrar en la reunión Plenaria de los senadores de Morena, el fin de semana, responde a varios aspectos.
El primero de ellos es la obediencia perfecta. Si uno ve injusticias por parte de otro moreno, el otro espectador, debe callar, como en el caso de los ultrajes a la autoridad en Veracruz, que ha incomodado a varios senadores, pero que ha encarcelado a muchos ciudadanos de manera injusta.
Por cierto, díganles a esos senadores que Rosario, la de la CNDH, la que ellos votaron a favor, ya hizo un llamado a que se revise y se elimine dicho recurso “legal”, que permite violentar los derechos de los veracruzanos, si ese pueblo que puso a Cuitláhuac en el poder, para joderlos.
